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Para muchos, la idea de perderse en la montaña parece un escenario lejano, reservado para películas o relatos extremos. Sin embargo, basta una mala decisión, un cambio brusco de clima o un error en el camino para que una excursión placentera se transforme en una situación crítica. Y cuando eso sucede, no hay margen para la improvisación: lo que lleve con usted y lo que sepa puede marcar la diferencia entre el regreso a casa o una larga e incierta espera por ayuda.
Y es que explorar territorios naturales exige mucho más que entusiasmo y espíritu aventurero. Implica preparación, criterio y, sobre todo, respeto por un entorno que no concede segundas oportunidades a la imprudencia. Por eso, Entre Montañas conversó con Héctor Guillermo Bernal, veterano del Ejército y enfermero médico de combate con más de 22 años de experiencia, sobre los principios fundamentales de la supervivencia en montaña: desde la planificación previa hasta las técnicas esenciales para mantenerse con vida cuando todo falla.
¿Cuales son los principios básicos de supervivencia?
“Uno de los principios básicos de la supervivencia en montaña es la planificación adecuada. El error más común entre quienes practican senderismo o montañismo es aventurarse sin prepararse de forma consciente. Esta falta de previsión incrementa de forma considerable los riesgos y puede transformar una experiencia enriquecedora en una situación crítica. Y es que supervivencia no solo implica reaccionar ante lo inesperado, sino anticiparse a él", afirmó Bernal.
Tenga en cuenta estos elementos básicos de la planificación
1. Investigación previa del destino
Antes de emprender cualquier actividad en montaña, es esencial conocer a fondo el lugar donde va a ir. Esto incluye:
- Obtener mapas detallados del área
- Identificar los tipos de riesgos específicos de la zona
- Conocer las condiciones climáticas esperadas
2. Selección del equipo apropiado
“El equipo debe estar completamente adaptado a las condiciones específicas del destino. No puede usar el mismo equipamiento para ir al Amazonas que para explorar un páramo”, dijo el experto, es por esto que debe considerar:
- Tipo de clima: zona húmeda, tropical, fría, etc.
- Topografía del terreno: pendientes, tipo de suelo, altitud
- Duración de la actividad: excursión de un día vs. expedición de varios días
3. Vestimenta esencial
La ropa adecuada es la primera línea de defensa contra los elementos:
- Pantalón largo: protege las piernas de la vegetación, insectos y raspaduras
- Camisa o buzo de manga larga: protección solar y contra la vegetación
- Gorra o sombrero: protección solar para cabeza y cuello
- Calzado apropiado: botas de montaña con buen agarre y soporte
4. Equipo básico de supervivencia
Su mochila debe incluir elementos esenciales que pueden salvarlo en caso de emergencia:
- Agua suficiente: hidratación constante es vital
- Botiquín de primeros auxilios: para atender lesiones menores, para este item siempre lo más seguro es tener un curso de primeros auxilios, algo básico para la vida.
- Encendedor o fósforos: para hacer fuego si es necesario
- Linterna: indispensable si oscurece
- Brújula: herramienta de orientación básica
- Silbato: para señalización en caso de emergencia
“Estos elementos básicos pueden marcar la diferencia entre una situación controlada y una emergencia. Recuerde: la montaña no perdona la falta de preparación, pero recompensa a quienes la respetan y se preparan adecuadamente”, dijo Bernal.
¿Qué hacer cuando debe sobrevivir en una situación extrema?
“Una lección básica que deben tener en cuenta es el triángulo de supervivencia , que representa los tres pilares básicos que determinan si una persona puede mantenerse con vida en una situación de emergencia en la naturaleza. Estos tres elementos funcionan como las patas de un trípode: si falla cualquiera de ellos, toda la estructura de supervivencia se tambalea. Por esta razón, es fundamental que cualquier persona que se aventure en la montaña comprenda profundamente cada uno de estos componentes y cómo se interrelacionan”, dijo Bernal.
Primer vértice: Alimento y agua (con énfasis crítico en la hidratación)
Dentro del concepto de alimento, el agua ocupa el lugar más crítico en la jerarquía de supervivencia. Según Bernal, esta priorización no es arbitraria sino que se basa en que mientras el cuerpo humano puede sobrevivir semanas sin alimento sólido, la supervivencia sin agua se mide en días, y en condiciones de montaña, este tiempo se reduce drásticamente.
La regla fundamental que debe grabarse en la mente de todo montañista es llevar provisión de agua para al menos las primeras doce horas de cualquier excursión. Esta cantidad no es negociable, incluso en expediciones que parecen cortas o en climas que aparentan ser benignos. El motivo es que la deshidratación ocurre en todos los ambientes, incluidos los fríos, donde la sensación de sed puede ser menos evidente pero el proceso de pérdida de líquidos continúa.
Para conseguir agua tenga en cuenta:
- Identificación de fuentes de agua: En la naturaleza es posible encontrar agua en arroyos, cañadas o charcos, pero nunca debe consumirse directamente debido al riesgo de microorganismos contaminantes.
- Técnica de ebullición: Hervir el agua durante al menos cinco minutos es el método más eficaz para eliminar la mayoría de patógenos y asegurar que sea apta para el consumo.
- Filtración improvisada: Usar materiales como arena, carbón y tela permite reducir la carga contaminante del agua, especialmente cuando no es posible hervirla. Aunque no garantiza una purificación completa, mejora notablemente su calidad.
Alimentación estratégica en supervivencia
Según Bernal, en contextos de supervivencia en montaña, la estrategia alimentaria debe priorizar la practicidad y la eficiencia energética. Aunque la naturaleza puede ofrecer recursos comestibles, en escenarios de corto plazo la energía gastada en buscarlos podría comprometer más de lo que ayuda. Por ello, la planificación previa y el conocimiento son claves.
Al planificar una expedición, hay tres criterios esenciales que deben guiar la elección de alimentos:
- Peso: Cada gramo adicional representa mayor esfuerzo físico. Elegir alimentos livianos es crucial para optimizar el rendimiento en la caminata.
- Densidad energética: Se refiere a la cantidad de calorías disponibles por gramo. Alimentos que concentren energía en poco volumen son los más convenientes.
- Conservación: Los alimentos deben mantenerse seguros sin refrigeración, a pesar de los cambios de temperatura y humedad en montaña.
“Los alimentos enlatados cumplen con los principales criterios de selección para expediciones en montaña, lo que los convierte en una opción óptima para contextos de supervivencia. Su larga vida útil y su alto valor nutricional, como es el caso del atún enlatado, que aporta proteínas de calidad y grasas esenciales, los hacen especialmente convenientes. Además, algunas conservas, como el atún en aceite, pueden tener usos adicionales, sirviendo como combustible improvisado. Incluir una variedad de enlatados como sardinas, legumbres y vegetales permite asegurar un perfil nutricional equilibrado, aportando omega-3, fibra, vitaminas y minerales necesarios para mantener el rendimiento físico y cognitivo durante una expedición prolongada”, afirmó el experto,
“En una emergencia, racionar bien los alimentos es vital. Hay que dividir las porciones según los días previstos, mantener una ingesta calórica constante y evitar comer de más al principio. Esto requiere disciplina, pero garantiza energía suficiente cuando más se necesite”, dijo.
Segundo vértice: Refugio y protección térmica
“En la montaña, un refugio no es un lujo: es una necesidad crítica. Las condiciones climáticas pueden variar de forma abrupta entre el día y la noche, y fenómenos como la lluvia, el viento o la niebla pueden intensificarse en cuestión de minutos. Tener un lugar donde protegerse del entorno puede marcar la diferencia entre sobrevivir una noche o sucumbir a la hipotermia”, dijo Bernal.
El experto explica que el cuerpo humano mantiene su temperatura interna gracias a un delicado equilibrio entre la producción y la pérdida de calor. Este equilibrio se rompe fácilmente cuando hay exposición prolongada al viento, al agua, al suelo frío o incluso a la evaporación del sudor. Por eso, un refugio efectivo debe cumplir con funciones básicas de termorregulación: proteger del viento, impedir el ingreso de agua, aislar del suelo y permitir conservar o disipar calor según el clima.
Antes de construir un refugio, es fundamental evaluar cuidadosamente el terreno. Cada ecosistema impone condiciones distintas, por lo que conviene tener en cuenta lo siguiente:
- Evite zonas problemáticas: No construya en áreas con árboles inestables o ramas colgantes, depresiones donde se acumule agua, ni en sitios muy expuestos al viento.
- Aproveche las formaciones naturales: Cuevas, rocas grandes o hondonadas pueden ser útiles como refugio, siempre que primero se inspeccionen con cuidado para descartar la presencia de animales peligrosos. Use ramas largas para revisar rincones poco visibles.
- Considere el ecosistema: En selvas húmedas, la humedad constante puede causar hipotermia incluso sin temperaturas bajas. Por eso, el refugio debe ofrecer buena ventilación y mantenerse seco. Sin embargo, en páramos, el desafío principal es conservar el calor y protegerse del viento durante las noches frías.
- Use materiales naturales con lógica: Ramas, hojas grandes y cortezas pueden ser muy eficaces para construir techos, barreras contra el viento y aislantes térmicos, siempre que se utilicen de forma estratégica.
“Uno de los errores más comunes es olvidar el aislamiento del suelo. El frío por conducción puede drenar tu calor corporal incluso más rápido que el aire. Por eso, siempre debe colocarse una capa de separación hecha de hojas secas, ramas pequeñas o cualquier otro material que impida el o directo con la tierra”, dijo Bernal.
Aconseja de hecho, que una manta térmica, también conocida como manta espacial, es vital en cualquier equipo de supervivencia. Con un peso inferior a 100 gramos y un costo bajo, su diseño reflectante permite conservar el calor corporal en climas fríos y bloquear la radiación solar en zonas cálidas. Puede usarse como toldo para generar sombra, como cortaviento, para recolectar agua de lluvia o incluso como señal de rescate gracias a su superficie brillante.
Tercer vértice: El fuego como herramienta multifuncional
“Aunque este de últimas, el fuego es uno de los elementos más importantes, pues es una herramienta multifuncional que impacta directamente los otros dos vértices del triángulo de supervivencia: permite purificar agua mediante ebullición, facilita la preparación de alimentos, proporciona calor para la termorregulación y sirve como señal de rescate visible desde grandes distancias”, explicó el experto.
Para encender fuego de forma confiable, se requiere preparación y conocimiento técnico. Los montañistas deben llevar:
- Pedernal de calidad: Produce chispas incluso en condiciones húmedas.
- Pequeña botella de alcohol: Actúa como combustible iniciador, fácil de encender y eficaz en condiciones adversas.
“Una pequeña cantidad de alcohol puede ofrecer hasta 20 minutos de llama sostenida, lo que permite hervir agua, cocinar alimentos básicos o establecer un fuego más grande”, aseguró Bernal.
Una de las formas más eficientes y menos demandantes físicamente para encender fuego en situaciones de supervivencia es:
- Verter una pequeña cantidad de alcohol en un recipiente metálico (como una lata).
- Usar el pedernal para generar chispas que enciendan el alcohol.
Esta técnica es valiosa porque no exige gran esfuerzo físico, lo cual es crucial si la energía corporal está comprometida.
Si no se dispone de alcohol, se puede recurrir a recursos disponibles en el entorno como el uso de lata de atún en aceite como estufa improvisada:
- Hacer tres pequeñas perforaciones en la tapa.
- Insertar papel higiénico o servilletas como mechas.
- Encender las mechas: el aceite servirá como combustible.
“Ojo, las técnicas tradicionales para encender fuego, como la fricción de maderas, no son recomendables en contextos reales de supervivencia porque requieren un gran esfuerzo físico y habilidades que solo se adquieren con mucha práctica. En situaciones de deshidratación, agotamiento o estrés, intentar durante media hora encender una chispa puede agotar recursos vitales. Por eso, la supervivencia eficiente se basa en conservar energía y utilizar herramientas preparadas como el pedernal y el alcohol, que permiten encender fuego de forma rápida y con mínimo desgaste, aumentando significativamente las posibilidades de mantenerse con vida”, dijo Bernal.
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