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¿Quién debe proteger a los jóvenes en internet: los padres o la industria tecnológica?

La OMS alerta: los entornos digitales están afectando la salud mental de niños y adolescentes, pero aún no hay claridad sobre quién debe asumir la responsabilidad. Un nuevo informe pide acciones urgentes a gobiernos, plataformas y comunidades para proteger el bienestar de los jóvenes en el mundo virtual.

24 de mayo de 2025 - 03:34 p. m.
(FILES) A student uses his phone in Melbourne on November 27, 2024, as Australia looks to ban children under 16 from social media with claims social media platforms have been tarnished by cyberbullying, the spread of illegal content, and election-meddling claims. New Zealand's prime minister on May 6, 2025 proposed banning children under 16 from social media, stressing the need to protect them from the perils of big tech platforms. The proposed ban was modelled on that of Australia, which sits at the forefront of global efforts to regulate social media. (Photo by William WEST / AFP)
(FILES) A student uses his phone in Melbourne on November 27, 2024, as Australia looks to ban children under 16 from social media with claims social media platforms have been tarnished by cyberbullying, the spread of illegal content, and election-meddling claims. New Zealand's prime minister on May 6, 2025 proposed banning children under 16 from social media, stressing the need to protect them from the perils of big tech platforms. The proposed ban was modelled on that of Australia, which sits at the forefront of global efforts to regulate social media. (Photo by William WEST / AFP)
Foto: AFP - WILLIAM WEST
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Un nuevo informe de políticas elaborado por la OMS/Europa, en colaboración con el Ministerio de Salud de Polonia y el Laboratorio de Transformaciones Digitales para la Salud (DTH-Lab), ha vuelto a concluir que el entorno digital, desde las redes sociales hasta las plataformas basadas en IA, constituye un riesgo documentado para la salud mental de niños y adolescentes. Cada vez hay más evidencia que apunta a eso. Pero el informe es menos claro en señalar quiénes deberían asumir las responsabilidades de ese impacto.

El informe de políticas, titulado “Abordar los determinantes digitales de la salud mental de los jóvenes”, combina una revisión de la evidencia y las políticas actuales con un llamado a los gobiernos, la industria y la sociedad civil para que tomen medidas inmediatas para que los espacios digitales sean más seguros, saludables y equitativos.

“La salud mental de los jóvenes se ve afectada por los espacios digitales tanto como por las escuelas o las familias, pero sin las mismas protecciones”, explicó Hans Henri P. Kluge, director regional de la OMS para Europa. “A medida que las plataformas digitales moldean cada vez más la vida de nuestros jóvenes, debemos asegurarnos de que también protejan su salud mental, no la perjudiquen. Instamos a los gobiernos, la industria y las comunidades a intensificar sus esfuerzos y crear entornos digitales que fomenten, en lugar de descuidar, el bienestar de nuestras generaciones más jóvenes. Esto requiere una acción coordinada, que abarca desde mejorar la alfabetización digital de los jóvenes hasta una regulación más estricta de las plataformas digitales y el apoyo al diseño y la gobernanza digital liderados por los jóvenes. Nuestros niños y jóvenes merecen estar protegidos”.

Entre los hallazgos clave del informe se resalta que la tecnología puede tener efectos tanto positivos como negativos en la salud mental, y que estos impactos son especialmente complejos y contradictorios. Los jóvenes que ya enfrentan condiciones de salud mental, que pertenecen a comunidades marginadas o que enfrentan discriminación de género, son más vulnerables a sufrir daños en línea. La exposición a fenómenos como el acoso cibernético, los ideales corporales poco realistas, contenidos que incitan a la autolesión y el marketing dañino es común y está escasamente regulada. A esto se suma la gobernanza deficiente de los datos, dice la OMS, y el uso de algoritmos opacos, que muchas veces amplifican los riesgos sin informar ni obtener el consentimiento de los menores.

El informe también critica que, en muchas políticas nacionales, la carga de la protección digital recae principalmente sobre los padres y los propios jóvenes. Mientras tanto, la industria tecnológica sigue teniendo poca responsabilidad directa y la participación activa de los jóvenes en la toma de decisiones sigue siendo mínima.

Frente a esas responsabilidades, el informe concluye que no existe un consenso claro entre los países europeos sobre cómo abordar la protección de la salud mental de los jóvenes en entornos digitales. Algunos países, como Azerbaiyán, Italia y España, han centrado sus esfuerzos en promover el uso de controles parentales, es decir, herramientas que permiten a madres, padres y cuidadores limitar o supervisar el de niños y adolescentes a ciertos contenidos y plataformas. En contraste, países como Croacia y Alemania han optado por integrar la clasificación por edad en sus marcos regulatorios, con el fin de restringir el a contenidos digitales según la etapa del desarrollo del .

Aunque las políticas para proteger a los jóvenes en línea están proliferando, dice la OMS, el análisis encontró que rara vez se consulta a los jóvenes y al sector de la salud en el desarrollo de esas políticas. “Necesitamos adoptar políticas y regulaciones específicas, aplicables y basadas en la evidencia”, afirmó Natasha Azzopardi-Muscat, directora de la División de Políticas y Sistemas Nacionales de Salud de la OMS/Europa. “Y, lo que es más importante, garantizar la participación de los jóvenes en la definición de estos avances permitirá a los países crear políticas que realmente tengan impacto”.

“Nuestra revisión de la evidencia más reciente sobre el uso de la tecnología por parte de los niños y sus consecuencias para la salud mental destaca la presencia de múltiples riesgos en línea”, afirmó Ilona Kickbusch, directora de DTH-Lab. “Si bien no todos los jóvenes se ven afectados de la misma manera, es evidente que existen características de las redes sociales y otras plataformas que han sido diseñadas para priorizar el lucro sobre el bienestar de los jóvenes. Crear entornos en línea seguros y saludables, y proteger a los jóvenes de los daños digitales, deben ser prioridades urgentes de salud pública en todos los países. Las experiencias en línea de los jóvenes son ahora un factor determinante de su salud y tenemos la responsabilidad de garantizar que estas experiencias sean positivas”.

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