
Las últimas veces que he ido a Las Moyas, un sendero de los cerros orientales de Bogotá, al que se sube por la calle 78, he escuchado el mismo comentario a varias personas: “Wow, increíble la capa de contaminación que se ve desde acá”. Al llegar a uno de los puntos más altos, donde los visitantes suelen hacer una pausa para tomarse una fotografía después del ascenso, era inevitable pensar lo mismo. Increíble que el aire que respiramos en la capital de Colombia esté tan contaminado que sea usual ver una nube gris sobre los edificios.
No...

Por Sergio Silva Numa
