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El Ministerio de Defensa, en cabeza de Pedro Sánchez, anunció que la vacuna contra la fiebre amarilla sería obligatoria para los integrantes de las Fuerzas Militares y la Policía. La decisión se tomó luego de que el ministro de Salud, Guillermo Jaramillo, declarara emergencia sanitaria en el país por ese virus.
“Las enfermedades no tienen distinción de sexo, raza o condición social. La salud comienza por prevenirla. Todos nuestros de las Fuerzas Militares y Policía deben tener la vacuna contra la fiebre amarilla. Si estamos sanos podemos defender con más empeño a cada compatriota”, afirmó Sánchez en su cuenta de X.
Las enfermedades no tienen distinción de sexo, raza o condición social. La salud comienza por prevenirla. Todos nuestros de las @FuerzasMilCol y @PoliciaColombia deben tener la vacuna contra la fiebre amarilla. Si estamos sanos podemos defender con más empeño a cada… pic.twitter.com/3NhGaoR09V
— Pedro Arnulfo Sanchez S. Orgullosamente Colombiano (@PedroSanchezCol) April 17, 2025
El ministro también le extendió la invitación a vacunarse a toda la ciudadanía colombiana, específicamente aquellas que viven en regiones de riesgo identificadas por Minsalud. En un boletín emitido por ese despacho con fecha hasta el 19 de abril, entre 2024 y lo que va de 2025 se han presentado 77 casos, con 35 fallecidos. El departamento del Tolima sigue siendo el territorio con más riesgo, con 59 casos reportados, de los cuales 23 fallecieron.
La fiebre amarilla es una enfermedad viral hemorrágica aguda que es endémica en áreas tropicales de África y América Central y del Sur. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) reconoce dos grandes formas de transmisión: la selvática o rural y la que es urbana. La transmisión selvática o rural, que durante los últimos años ha sido la única forma documentada en las Américas, ocurre en zonas boscosas donde los monos —principales reservorios del virus— son picados por mosquitos silvestres de los géneros Haemagogus y Sabethes. Estos insectos actúan como vectores, transmitiendo el virus entre los monos y, eventualmente, a los seres humanos que viven, trabajan o transitan por esos entornos rurales.
Diversas posiciones sobre la vacunación
Como lo contamos en estas páginas, aunque salubristas y epidemiólogos coinciden en que se trata del brote más importante de las últimas dos décadas y respaldan la necesidad de una campaña de vacunación, hay algunas dudas sobre si esta debe aplicarse en todo el territorio nacional o si conviene priorizar las zonas de mayor riesgo. También hay desafíos que el país debe sortear para lograr que la vacunación sea efectiva.
La vacunación es la medida preventiva más importante contra la fiebre amarilla. Se ha utilizado durante seis décadas en el mundo y es segura, asequible y altamente efectiva. Solo una dosis garantiza protección de por vida.
Aunque en un principio el Ministerio de Salud anunció que espera vacunar alrededor de 14 millones de colombianos, hasta ahora tiene disponibles 3,1 millones de dosis y prevé la llegada de 1,5 millones más en los próximos siete días. Además, está a la espera de dos millones de vacunas adquiridas previamente a través de la OPS y ha solicitado ocho millones adicionales para cubrir la demanda nacional. En total, serían poco más de 14 millones. No obstante, el presidente Gustavo Petro dijo en X el pasado 17 de abril que espera que “en dos meses toda la población colombiana” esté vacunada contra la fiebre amarilla.
Aunque aún no se ha publicado el decreto de emergencia sanitaria ni se conoce cómo será la distribución de las vacunas —consultamos al Ministerio de Salud para saberlo, pero hasta el 20 de abril no obtuvimos respuesta—, expertos coinciden en que debe establecerse una estrategia de priorización que favorezca las zonas con circulación activa del virus y a las personas que residen o se movilizan hacia esos territorios. “Esto debe ser de una forma eficiente y sostenida para que pueda fluir. Cuando digo eficiente, es que se deben priorizar a las personas que no se han vacunado, que seguramente son aquellas entre los 20 y 60 o 70 años, de las zonas donde está circulando el virus”, le dijo en su momento a El Espectador Carlos Arturo Álvarez Moreno, profesor en enfermedades infecciosas y medicina tropical de la Universidad Nacional.
El rango de edades señalado por Álvarez tiene una razón de ser: la vacuna contra la fiebre amarilla fue incorporada al esquema nacional de vacunación infantil en Colombia en 2002. Desde entonces se ha aplicado de manera sistemática, especialmente en las zonas endémicas del país. Inicialmente, la vacuna se istraba a los 18 meses de edad en todo el territorio nacional.
Sin embargo, en áreas de alto riesgo, como la Amazonia, Orinoquia y otras regiones selváticas, se ha recomendado su aplicación incluso desde los nueve meses de edad. En situaciones de brote o de alta circulación del virus, como la actual, también se ha extendido la vacunación a adultos mayores de 60 años. Esto significa que, en teoría, si alguien nació después de 2002, debería estar ya vacunado contra la fiebre amarilla.
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