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Aunque el mundo tiene varias mejores notables en temas de la salud desde el año 2000, los avances en los últimos 10 años han sido menos alentadores, señala un reciente informe de la ONU.
Por estos días, en Nueva York (Estados Unidos), se celebra el 58 período de sesiones de la Comisión de Población y Desarrollo de la Organización de Naciones Unidas (ONU). En el marco de este encuentro, el Secretario General de la ONU, António Guterres, presentó un informe sobre vida sana y bienestar en el mundo.
De acuerdo con Guterres, “el mundo tiene mucho que celebrar, ya que se han registrado mejoras notables en la salud a todas las edades”. Muestra de eso, resalta el Secretario General, desde el año 2000 la esperanza de vida ha aumentado más de 10 años en África, los casos de VIH han disminuido un 50 %, la mortalidad de menores de cinco años también se ha reducido, así como el consumo de tabaco y los accidentes de tráfico.
Sin embargo, advierte Guterres, los avances realizados en los últimos 10 años han sido mucho menos alentadores. El estancamiento de la mortalidad materna y en los progresos en la mortalidad de los menores de cinco años, así como el aumento en las tasas de obesidad, diabetes, demencia y trastornos mentales, son algunos de los retrocesos que se están viviendo a nivel mundial.
Además, agrega el Secretario General de la ONU, “en todas las regiones del mundo se observa un estancamiento de la cobertura sanitaria universal, un aumento de las desigualdades en materia de salud y un incremento del gasto sanitario catastrófico”.
Muestra del aumento de las desigualdades, anota en el informe, es que el 47 % del personal sanitario global solo atiende al 22 % de la población mundial actualmente. Frente al incremento del gasto sanitario catastrófico, este hace referencia a cuando el dinero que un hogar dispone para temas de salud representa el 40 % o más de su capacidad de pago.
Para Guterres, las recientes emergencias sanitarias, sobre todo la generada por el Covid-19, “han puesto de manifiesto la fragilidad de la actual arquitectura mundial de preparación y respuesta en materia de salud, incluso ante las crisis humanitarias y los peligros climáticos”.
Ante este panorama, el líder de la ONU emitió 10 recomendaciones a los Estados que hacen parte de la mayor organización internacional del mundo. Una de las principales tiene que ver con ampliar las asignaciones financieras para el sistema de salud. La OMS, por ejemplo, propone que los países destinen al menos el 6 % de su PIB para la atención de la salud.
Entre las otras recomendaciones, se encuentra acelerar la contratación y retención de los trabajadores de la salud, promover la innovación de adopciones tecnológicas, hacerle frente a la “creciente incidencia de las enfermedades no transmisibles”, entre otras.
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