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El colegio Comercial Adventista de Sogamoso (CADES) discriminó a varios estudiantes por su orientación sexual y, cuando un estudiante se atrevió a denunciar en redes sociales, procedió a buscar censurarlo y expulsarlo. De no ser por su valentía, y por una tutela que llegó hasta la Corte Constitucional, la institución educativa hubiese podido aplastar la diferencia y cometer un terrible abuso de poder. Causa terror pensar que hay espacios educativos que, en vez de convertirse en lugares seguros para las poblaciones vulnerables, crean cruzadas para silenciar a sus estudiantes.
Según un video publicado en agosto de 2023 por Jacarandas, organización defensora de derechos humanos y del aborto libre, varios alumnos denunciaron que el CADES perseguía activamente a cualquier estudiante que pareciera tener una orientación sexual no hegemónica. Ellos eran obligados a ver películas para “dejar de ser homosexuales”, donde les decían que podían ser “curados” y que debían hacer sacrificios de soledad por ser como son. Por ese video, el colegio inició una persecución hasta dar con un joven de 14 años que había hecho la denuncia y lo amenazaron con expulsarlo a no ser que consiguiera que la información dejara de circular en redes sociales.
Todo esto quedó documentado en la Sentencia T-529 de 2024. Después de un proceso que contó con el acompañamiento de Colombia Diversa y de Jacarandas, la Corte Constitucional tuteló los derechos del menor y le escribió una carta. “Al alzar la voz contra las injusticias, lo hiciste de manera respetuosa, buscando el diálogo sin imponer tu punto de vista. Tus acciones reflejan un fuerte compromiso con la justicia y una madurez irable, abriendo espacios para la conversación y la construcción de acuerdos. En un país caracterizado por su diversidad y pluralidad, pero que también enfrenta desacuerdos y divisiones, tu ejemplo es especialmente importante”, le escribieron los magistrados.
La Corte le dice al menor que “en tu caso, tanto las autoridades escolares como la Secretaría de Educación no cumplieron con su deber de protegerte, lo que impactó negativamente en tus derechos”. Se refieren a la Secretaría de Educación de Sogamoso, que al enterarse del caso también trabajó para censurar la información. Por todo esto, dicen los magistrados, “en lugar de ser un espacio seguro para tu desarrollo, tu colegio se convirtió en un escenario de actos discriminatorios, con comentarios estigmatizantes sobre tu aspecto físico, la obligación de ver una película en la clase de educación sexual que promovía la ‘transformación’ de la homosexualidad y, posteriormente, reproches, intimidaciones y represalias frente a tus denuncias de discriminación”. Por eso ordenó modificaciones al Manual de Convivencia, un acto de disculpas públicas, capacitaciones a todos los involucrados y mejores clases de educación sexual.
Este caso trae el recuerdo de Sergio Urrego, quien fue vilmente perseguido por funcionarios de su colegio solo por tener una pareja del mismo sexo. En estos años, la lucha por hacer de los colegios espacios seguros ha continuado y no pueden presentarse casos como estos. La Constitución protege la dignididad de todas las personas, especialmente de los niños, niñas y adolescentes que están en posiciones de vulnerabilidad. Este precedente necesita difundirse y aplicarse en todo el país, para que no haya personas sufriendo en silencio solo por su orientación sexual.
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