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Sigamos investigando sobre las preferencias presupuestales que hace el gobierno del presidente Iván Duque, únicamente con sus aliados políticos. Porque está demostrando que el mandatario es tan inseguro, que necesita sólo hacer alianzas y acuerdos con los que le dicen que es buen presidente.
Empecemos.
El 11 de septiembre de este año, el presidente Duque se reunió a puerta cerrada con los alcaldes del Magdalena que conforman el “Pacto de Ciénaga”. Este pomposo nombre, que parece para recuperar la región de las malas costumbres y grupos políticos, es todo lo contrario. Se trata de una supuesta alianza entre clanes políticos tradicionales y afectos al gobierno nacional, con el objetivo de quedarse con los recursos de regalías del departamento.
La visita que hizo el presidente de la República al municipio de Zona Bananera estuvo acompañada de un anuncio que generó gran proyección para los municipios de este departamento: el acuerdo para la firma de un “pacto histórico” entre el mandatario y los alcaldes, para hacer una bolsa de proyectos que contarán con la debida financiación para los municipios. Los que son aliados, claro.
Evidentemente, a los opositores y a las voces críticas del gobierno, como el gobernador del Magdalena, los excluyeron de este autodenominado histórico evento.
Sigamos.
El inspirador del Pacto de Ciénaga no es nada más ni nada menos que el exsenador Eduardo Pulgar, preso por las denuncias que reveló el periodista Daniel Coronell (ver Las aventuras de Pulgarcito).
La Sala Especial de Primera Instancia de la Corte Suprema condenó a cuatro años y 10 meses al excongresista por el delito de tráfico de influencias y cohecho. Con todo y eso, Pulgar sirvió como fuente de inspiración para este compromiso.
En octubre de 2020, los congresistas Antonio Sanguino, Alexánder López, Angélica Lozano, Victoria Sandino, Wilson Arias, Juan Luis Castro, Griselda Lobo y Jorge Guevara publicaron una carta en la que denunciaron el Pacto de Ciénaga.
En la misiva, dijeron que el tema fue orquestado por los alcaldes aliados y buscaría apropiarse de cerca de $320.000 millones de las regalías. Esto. con el fin de suspender las diferentes inversiones que se vienen haciendo desde la Gobernación del Magdalena, opositora y crítica del gobierno de Duque.
Y acá se pone mejor. El anuncio del presidente Duque con los alcaldes sucede casi en simultáneo con la aprobación por parte del Congreso de la suspensión de la ley de garantías. Norma que establecía una serie de restricciones y prohibiciones para la celebración de contratos y convenios que impliquen la ejecución de recursos públicos antes de elecciones. Todo para evitar situaciones como la del autodenominado pacto histórico, histórico únicamente para los amigos del gobierno.
Con el fin de justificar la derogación de la ley de garantías, el presidente Duque tuvo que dar una vuelta canela argumentativa, sin sonrojarse y mucho menos despeinarse. Una de esas situaciones donde el joven e inexperto presidente Iván Duque contradijo completamente lo que opinaba el joven e inexperto senador Iván Duque.
Mientras Duque fue senador criticó vehementemente esta proposición del presidente Juan Manuel Santos. El entonces senador manifestó categóricamente en ese momento que la modificación de la ley de garantías afectaría la democracia en el país. Incluso especificando en su momento que ya no existía la reelección. Precisamente el argumento que usó ahora para dar vuelta canela.
¿A cuál de los dos Duques creerle? A ninguno.
Pero una cosa sí era acertada de su análisis. El entonces senador Duque, desde el capitolio nacional, dijo hace 4 años: “Si se permite que la contratación estatal se adecúe en función de los intereses del partido de gobierno, eso lacera a la democracia colombiana. Hay que buscar que la ley de garantías se mantenga, porque da ejemplos de la contratación estatal y evita que el partido de gobierno perpetúe sus instancias de poder con los candidatos de sus afectos”.
Pues dicho y hecho, ahora con la foto de sus aliados en el Pacto de Ciénaga, aprovecha las cositas que le permite hacer la derogación de la ley de garantías. Y todo parece indicar que Magdalena fue el primer pedazo de ese ponqué, que ahora se empiezan a comer por todo el país.
Terminemos.
Finalmente, es importante recordar las 1.500 interceptaciones legales a María Claudia Daza, conocida como Cayita, entonces mano derecha del expresidente imputado Álvaro Uribe Vélez, hoy olvidada como un periódico de ayer.
Esas conversaciones dejaron en evidencia, entre otras, discusiones al interior del Centro Democrático durante la campaña presidencial de Iván Duque. Allí se hablaba sobre planeación estratégica y recursos económicos para la misma. También le dieron vida al escándalo del narcotraficante ganadero José Ñeñe Hernández.
Una de esas grabaciones deja ver la mano del Ñeñe en Magdalena, y cómo se fraguó el plan que ahora se ejecuta entre el gobierno nacional de Iván Duque y el famoso Pacto de Ciénaga.
Se trata de un audio que publicó el 15 de marzo de 2020 Noticias Uno, en el que se oye la voz del Ñeñe hablando con Cayita, como integrante de la Unidad de Trabajo Legislativo del entonces senador Álvaro Uribe. En esa conversación, efectivamente, él le dijo que 15 alcaldes de Magdalena se querían reunir con el entonces candidato Iván Duque. (Oír Audio).
- Ñeñe Hernández: Caya, ven acá. Ayer almorcé con Eduardo Rodríguez...
- Caya Daza: Ajá... ¿Edward? Edward...
- Ñeñe: Se llama Edward. Le dije “Edwar yo necesito hablar con usted porque necesito hablar una vaina importante con él (Duque), importante es pero importante pa’ su campaña y pa’ sus cosas...”. Le dije “tengo 15 alcaldes del Magdalena, 15, que se quieren reunir con él...”.
- Caya: ¿Con Edward?
- Ñeñe: ¡Con Edwar, que con Edward! Con el presidente, con el futuro presidente...
- Caya: Ajam... Pero él no se puede reunir con ellos, la ley no se lo permite, creo...
- Ñeñe: Es que no... es que... por eso yo le dije pa’ que se reuniera en mi casa, ¿ya me entendés? A través de los tipos...
- Caya: Sí, José, pero tú estás diciendo eso hace más de un mes y tú no cuadras nada...
Las fotos de la reunión del pasado 11 de noviembre demuestran que la cosa no solo se cuadró en ese entonces, sino que se está ejecutando ahora.
Pese a que el pasado 30 de octubre el Consejo Nacional Electoral archivó a las malas la investigación por la financiación de la campaña electoral de Duque y la Ñeñepolítica, existe un salvamento de voto del magistrado Luis Guillermo Pérez, de 31 páginas, en el que se indica que no se podía tomar una decisión de fondo, porque el caso prácticamente no se investigó. Así como se oye.
Lo cierto es que el gobierno de Duque terminó ejecutando un plan inspirado por un congresista preso por sobornar a un juez; plan estructurado en campaña por un narcotraficante asesinado por sus pares por no pagar sus deudas. Para eso solo tuvo que contradecirse y tumbar una ley que, como dijo el senador Duque en su momento, lastima a la democracia.
Todo para firmar alianzas, sólo con quienes lo llenen de halagos, y distribuirse los dineros de las regalías. Bonito pacto, tan distante de pactos verdaderamente históricos, entre estadistas, para consolidar la democracia por generaciones, como el español Pacto de la Moncloa. Este, un tanto apestoso de Pulgarcitos, Neñes y Cayitas, podría llamarse el Pacto de la Moncloaca.
