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El departamento de derecho penal del Externado (al que actualmente estoy vinculado) nació hace 60 años sin pretensión distinta a la de ahondar en el estudio de la génesis del delito y las formas en que el Estado debe abordar su tratamiento, con el propósito de que ese conocimiento le sirviera de insumo a las nuevas generaciones para incidir en el diseño de nuestra política criminal, y en la configuración y funcionamiento de las instituciones encargadas de llevarla a la práctica.
Los desarrollos teóricos que desde distintas visiones de la criminología se han gestado en sus aulas lo llevaron a ser cabeza visible en el mundo de corrientes como la criminología crítica, que ponía de presente la utilización del derecho penal en favor de grupos sociales, económicos y políticos dominantes, hacía énfasis en el análisis de las causas estructurales de la criminalidad y abogaba por un derecho penal respetuoso de los derechos humanos. Esa visión ha sido defendida por varios profesores del departamento que en distintas épocas han integrado la Comisión Asesora de Política Criminal, y por otros que han hecho parte de equipos de expertos que han participado en la redacción de códigos penales y de procedimiento penal, así como de decenas de proyectos de ley en esos ámbitos.
En su empeño de escudriñar el fenómeno criminal, en la década del 70 puso en marcha programas de especialización y de maestría que durante los años 80 ofreció incluso de manera remota. Estas modalidades de divulgación del saber se complementaron con la fundación en 1977 de la primera revista colombiana dedicada al derecho penal y la criminología. Sus relaciones con universidades de otros países le permitieron tener como invitados, ya en los años 60, a figuras relevantes del derecho penal italiano y alemán, cuyas visitas sirvieron de simiente para la creación de las Jornadas Internacionales de Derecho Penal; cuesta encontrar el nombre de un destacado penalista europeo o latinoamericano que no haya sido expositor en una de sus 46 ediciones.
La influencia del departamento no se ha quedado en sus salones de pregrado y posgrados, ni se ha limitado a la enorme difusión de su pensamiento a través de textos de derecho penal, derecho procesal penal y criminología. Sus profesores han tenido la oportunidad de aplicar sus conocimientos a la solución de problemas concretos, como jueces, magistrados de tribunal y magistrados de las altas cortes, funcionarios de la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría, la Fiscalía y el Ministerio de Justicia, algunas veces como cabeza de estas instituciones.
Sesenta años después de su nacimiento, el departamento de derecho penal mantiene su propósito de profundizar en el estudio teórico del origen y tratamiento del delito, y de llevar a la práctica los resultados de sus investigaciones para contribuir a la orientación de la política criminal y al funcionamiento de nuestra istración de justicia. Su mayor activo sigue siendo el trabajo entusiasta de un equipo istrativo, de monitores, auxiliares y asistentes de investigación y profesores que siempre están buscando y ejecutando nuevas ideas y proyectos.
