
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La fantasía es del presidente Petro parado en un podio. Hablando. Hoy por hoy, Petro no se dirige a un grupo de gente, o a un público específico. De ninguna manera. El presidente Petro le habla “al mundo”.
La frase exacta en sus redes sociales tiene más arandelas. No basta con hablarle al mundo, que ya sería tarea pequeña. Hablarle al mundo, cualquiera le habla. En realidad, hay que cambiarlo.
Y no es solo hablarle al mundo, que bien fácil es; ni cambiarlo, que también. Hay que hacerlo todo desde Colombia. En concreto, para no descontextualizar, este fue uno de los cientos de trasantepenúltimos tuits publicado en los territorios digitales del Elon Musk: “Es posible hablarle al mundo y cambiarlo... desde Colombia”.
Desde Colombia, muchos se preguntan ¿qué hace el presidente en Dubái? Pues cambiando el mundo. En plena crisis de seguridad interna y reorganización ministerial (que sea este por lo menos el momento para agradecer las labores del ahora ex ministro de la Defensa, Iván Velásquez).
La crítica es, desde luego, parroquial. Se espera del presidente de un país en tiempos globalizados que visite y viaje. Que se haga notar. Que lidere. Que hable con el mundo si lo encuentra.
Además de la insistencia en el cambio climático y la preocupación por el capitalismo desbordado y la extinción de la humanidad, que tantos hemos compartido, en esta ocasión el turno fue para la inteligencia artificial, la nube y los globos en torno a si se privatiza o no la información. Hasta ahí un poco más de lo mismo de siempre. El problema de fondo es quizás la imagen que ilustra toda la estrategia retórica.
Parado en un podio, como ya se dijo, a Petro se le siente inusualmente abandonado en la fotografía compartida en sus redes sociales. Está con el mundo, pero en la imagen se le ve solo. Y desde el mundo, parecería que se dirige a Colombia.
