Qué es todo esto sino el inicio del apocalipsis, el regreso a una torre de Babel, el punto de partida (si es que puede ser peor) del desmadre, justo cuando nos dijeron –cuando nos mintieron– que íbamos a estar mejor comunicados que nunca.
No hay límites. Ya no hay nada en firme. Cada uno hace lo que se le da la olímpica gana. Estados Unidos, sin criterio, y de la mano de negociantes, hace acuerdos con regímenes otrora condenados. Sus agencias de seguridad, afamadas por su lucha contra el delito, hoy van tras los migrantes. Trump y China suben y bajan, quitan y ponen aranceles como si se tratara de un inane juego de cartas
Israel...
