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En materia de presidentes de Colombia, al Valle del Cauca le ha ido malongo. El único ha sido el bugueño Manuel Antonio Sanclemente, cuya investidura duró –como dicen en su natal– menos que un suspiro en la puerta de una escuela.
De resto, poquitos precandidatos y un solo candidato en cabeza de Rodrigo Lloreda, que estaba más preparado que un kumis y que falleció tempranamente de solo 57 años. El solio de Bolívar nos ha sido esquivo, mas no así con los vecinos payaneses que ostentan 13 mandatarios más los repitentes y los de los pichones por sus encargaturas a sí fueran por poquitos días.
Sin embargo, esta mala suerte parece que está llegando a su fin porque en la actualidad tenemos tres personas que aspiran a suceder a Petro, si este no se atornilla por las buenas o por las malas. Y de nuevo juega otra vez la cuna del Milagroso, el santo más visitado de nuestro país, con dos figuras con hartas opciones: La Cabal, como se hace decir María Fernanda Cabal, de pura sangre uribista y, lógico, de derecha, y Vicky Dávila una colega en los avatares de este oficio que se sitúa en la centro-derecha, ambas con muchas posibilidades.
Y la otra figura es el médico caleño Roy Barreras, recién renunciado a la embajada en Londres y militante, hoy por hoy, del Pacto Histórico.
Sin entrar a descalificar a ninguno de los tres, ojalá que esta tierra tenga un primer mandatario que se preocupe de manera eficaz por el Valle del Cauca, hoy sumido en una problemática de violencia y desdén pese a los ingentes esfuerzos se su gobernadora, totalmente desoída por este sordo gobierno.
