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Atalaya

Actualidad de la novela

Juan David Zuloaga D.
13 de febrero de 2025 - 05:00 a. m.
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Se pregunta uno a veces por qué, hasta el día de hoy, se siguen escribiendo y leyendo novelas de todo tipo que se publican en todas las esquinas del mundo (recordemos que el último Premio Nobel de Literatura se le concedió a una escritora coreana, Han Kang). ¿A qué se debe la acogida siempre renovada que recibe con entusiasmo la novela en el mundo entero?

Aunque lo de contar historias no es nuevo —la tradición literaria de Occidente se inaugura con la Ilíada y con la Odisea—, en los albores de la Modernidad se renueva el género con la narración en prosa de temas profanos que les ocurren a seres ordinarios en sus vidas comunes. Así se hace patente en El lazarillo de Tormes o en el Quijote, y antes, en Italia en tiempos del humanismo del primer Renacimiento, con el Decamerón de Boccaccio.

Durante la Edad Media el sentido de la vida y del mundo se daban por descontado. Cuando Anselmo de Canterbury tuvo que buscar un suicida para su prueba ontológica de Dios le fue necesario recurrir a los tiempos bíblicos, pues suicidas había dejado de haberlos… Pero ocurrió que con la secularización del mundo, con el desplazamiento del eje explicativo y conceptual de Dios al hombre —que es, en suma, lo que significa y significó el humanismo— fue necesario volver a dotar de sentido el mundo y sus rincones. Por ello pierde prelación (y hasta sentido) la teología y lo ganan la novela y una filosofía que, dejando de lado la trascendencia, en un proceso que tardará siglos, se hace ahora en el marco de la inmanencia.

En el mundo moderno, como viene la vida desprovista de sentido, y debe cada quien inventarle uno a cada paso, encuentra el lector en esas historias que le cuentan las novelas maneras de vivir muy varias, mejores o peores, pero siempre distintas y, en cierto modo, posibles. Y esas novelas se erigen entonces como marco de referencia y como faro en el camino, bien como guía y como modelo, bien como advertencia y como onición. Constituyen maneras de arrojar luz sobre todos los rincones del mundo y sobre las pasiones del alma, hasta de las más recónditas e inconfesables. De esta manera cada quien va forjando su vida, en la lucha tenaz del día a día, como el personaje de una novela; con esas mismas dudas, con esas mismas tensiones, con esos desenlaces a veces felices, a veces abiertos, muchas veces inciertos.

Si la novela tuvo su origen en el mundo moderno fue precisamente porque con el desencantamiento del mundo, que supuso el derrumbe de una concepción religiosa de la vida y del universo, con la pérdida de sentido que produjo desfondamiento tal, fue menester colmar de nuevo de sentido al universo y a los seres que lo pueblan. Y lectores y autores encontraron en la novela una manera hermosa y entrañable de hacerlo.

@D_Zuloaga

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Flaco Botero(43174)14 de febrero de 2025 - 11:01 a. m.
3 Gracias por su artículo: estoy en un grupo que pronto terminará la lectura en voz alta de COMO UNA NOVELA, de Daniel Pennac. La sobrevida de la novela depende de la existencia de un entusiasmo que debe ser pensando para convertirse en incitador permanente del gusto por leerla. Conservar la fascinación que en la infancia nos llevaba a pedir, una y otra vez, se nos contara la misma historia. La historia del sinsentido de la vida...
Flaco Botero(43174)14 de febrero de 2025 - 10:59 a. m.
2 Cuestionando los determinismos a los que los éxitos tecnológicos intentarán siempre aprestigiar (el actual: el cerebro es una mente y la mente una máquina) queda en la novela la posibilidad de disentir radicalmente con esa ilusion taquillera. Ya la vida ha demostrado imposible la síntesis de una dialéctica que se resolvía mediante la eliminacion de uno de los contrarios: lo que la novela revela en su conjunto es la real permanencia del mundo como maleza porfiada... Todo cabe en la vida.
Flaco Botero(43174)14 de febrero de 2025 - 10:55 a. m.
1En cambio a mi parecer, y como lector de novelas, la variedad de modos de abordar las temáticas de la vida me consuela al demostrarme que reconocer y aceptar que la vida carece de cualquier sentido, que como moléculas viajamos en el caos y, como seres, somos capaces de no marearnos, pues ¿cómo entender que continuando el mundo tal y como es la ficción ha sido capaz de mantenerse invicta? La novela, en la modernidad ¿acaso no ha intentado -fracasando estrepitosamente- de psicologizar la vida?
Atenas(06773)13 de febrero de 2025 - 01:24 p. m.
JuanDa, bien afirmas q’ “..viene la vida desprovista de sentido..”; mas, a mi juicio, no solo en “los tiempos modernos” , igual deviene desde siempre. Y esa es causa de una de las más hondas preguntas q’ se formulan grandes mentes ¿Tiene sentido la vida?, y la respuesta es ambivalente; pero, de allí, una cosa se colige: es preciso ponerle sentido a la vida, o darle valor, y la lectura es una, si no la 1ª, forma de lograrlo o intentarlo: y la lectura de grandes novelas es precursora. Atenas.
  • Flaco Botero(43174)14 de febrero de 2025 - 11:04 a. m.
    Desde siempre, claro, la vida desprovista de sentido... Sin citarlo textualmente Borges decía: En todas las épocas a todos los hombres le ha tocado vivir tiempos difíciles... ¿Por qué el nuestro habría de ser la excepción?
  • Gines de Pasamonte(86371)13 de febrero de 2025 - 03:08 p. m.
    ¡Ay, atenitas! ¡Qué horror de gramática! ¿Desconoces la ortografía, atenitas? De contera, con tus consuetudinarias mentirillas. ¿A quién engañas abuelete? ¿Cuál lectura, si no lees? ¿Crees que la lectura de condorito es suficiente? Este no es un espacio para ti ancianito, te lo he recalcado, busca un foro gay en donde se hable de falos, vaselinas, sodomías y afines, y ahí de pronto encuentras hasta pareja a pesar de tu longevidad. ¡No des “papaya” Imbécil! ¡Sorry, escudero tontico!
Gines(86371)13 de febrero de 2025 - 12:18 p. m.
Cierto, la novela no pierde ni perderá vigencia, Juan David. Cada novela es una interpretación de la vida, un microcosmos al que el novelista le añade algo de su cosecha, que se hace nuestro. Por ello, el Quijote, por ejemplo, no pierde ni perderá vigencia, pues en sus páginas encontramos amén de sabiduría, geniales pinceladas de humor. El mismo Cervantes afirmaba en El Quijote que: «No hay libro tan malo que no tenga algo bueno».
  • Gines de Pasamonte(86371)13 de febrero de 2025 - 07:47 p. m.
    De acuerdo Observador, es una obra extraordinaria. Muy perdido andas. Saludos.
  • Un observador(71824)13 de febrero de 2025 - 06:13 p. m.
    Y El otoño del patriarca, para mí es alucinante. Un abrazo.
  • Gines de Pasamonte(86371)13 de febrero de 2025 - 02:48 p. m.
    Carlos, buenos días. He intentado verla y…, la verdad, aun no la termino. Es inevitable las comparaciones con la obra primigenia, por supuesto. Te felicito, en la relectura está el gran placer. “Cien años” la he leído en cuatro oportunidades, ¡Vale la pena! Otro tanto he hecho con: “El amor en los tiempos de cólera”, una maravilla. Saludos.
  • Carlos(71824)13 de febrero de 2025 - 12:56 p. m.
    Gines, buen día. Quiero preguntarte si ya vista la serie de Cien años de soledad y como te ha parecido? Yo estoy releyendo, por tercera vez, con fruición y gran deleite el libro. Saludos cordiales.
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