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El pasado 4 de febrero se televisó el desafortunado consejo de ministros del gobierno actual. Mucho se ha escrito ya sobre este sainete sin guion, que hizo evidente la constante improvisación de esta istración.
Aunque el presidente Petro nos tiene recientemente acostumbrados a sus discursos incoherentes y contradictorios, llenos de ideas sueltas e imprecisas, no pude pasar por alto un minuto de su perorata ininteligible, asociada con la explicación de por qué el golfo de México se llama así, obviamente en respuesta a la descabellada idea del presidente Trump de cambiarle el nombre por golfo de América, una franca actitud neo-imperialista, que desconoce además las normas internacionales.
El presidente Petro afirmó “Por eso el golfo de México sigue llamándose golfo de México, porque los mayas fueron los primeros en cruzar el Caribe, desde México actual, y cruzaron el golfo de México antes que cualquier anglosajón llegara al norte de los Estados Unidos, y cruzaron el Caribe hasta que llegaron al río Magdalena, y subieron por las aguas antes de cualquier español, y por eso están esos monumentos en San Agustín, y aún no sabemos por qué están ahí, eran Caribes.” (https://www.presidencia.gov.co/prensa/Paginas/Alocucion-del-presidente-de-la-Republica-Gustavo-Petro-Urrego-durante-el-Co-250204.aspx).
Las afirmaciones del presidente ponen en evidencia que una de las grandes necesidades de Colombia, es una profunda reforma a la educación. Una reforma que se debió haber tramitado al inicio de este gobierno, pero que muy temprano salió de las prioridades del mandatario. Sin una educación de calidad, difícilmente se conseguirá un verdadero cambio estructural en Colombia. Lo que dijo con tanta suficiencia el presidente en ese consejo de ministros, y que cito arriba, es totalmente falso. Cada una de esas frases carece de fundamento alguno, desconociendo más de un siglo de investigación arqueológica en el continente americano.
La civilización maya tiene sus orígenes en la Península de Yucatán, hace unos 4.000 años atrás. Su esplendor, conocido como el periodo Clásico, se ubica entre los años 250 y 900 de nuestra era. Seguramente, varios de sus asentamientos costeros tuvieron actividad marítima que les permitió contar con redes comerciales de larga distancia. Es muy probable que hayan surcado las aguas del actual golfo de México, pero el nombre no se les debe a los mayas, que posiblemente lo llamaban de otra manera. Ese nombre comienza a aparecer en los mapas europeos en el siglo XVI, asociado al imperio de la Triple Alianza, liderado por los mexicas, que nada tienen que ver con los mayas. Valdría la pena que la defensa del mencionado golfo la hicieran los mexicanos, quienes además de estudiar y conocer su historia profunda, se sienten orgullosos de su pasado nativo americano.
Igualmente, resulta absurda la afirmación de que los mayas remontaron el río Magdalena. La única evidencia de un artefacto de origen maya en territorio colombiano fue hallada en Urabá, varias décadas atrás, por uno de los pioneros de la arqueología colombiana, Graciliano Arcila Vélez. En los numerosos sitios arqueológicos estudiados en la cuenca del Magdalena, no hay una sola referencia a objetos mesoamericanos. Las sociedades del valle del Magdalena tuvieron un largo y complejo proceso de desarrollo, con evidencias tempranas de grupos de cazadores-recolectores que se remontan casi 10.000 años atrás. Es decir, hubo grandes navegantes del río Magdalena, pero su origen está lejos de ser mesoamericano.
Finalmente, sugerir que las evidencias arqueológicas de San Agustín, Patrimonio Mundial desde 1995, tienen relación con los mayas, es un disparate de grandes proporciones. Desconoce resultados de investigación de reconocidos arqueólogos colombianos y extranjeros, que llevan más de un siglo trabajando en el Alto Magdalena. La explicación del presidente Petro cae en el desafortunado mundo de la especulación, de la arqueología fantástica o pseudoarqueología, que busca ofrecer explicaciones racistas a procesos humanos del pasado, haciendo uso de información falsa y verdades a medias. Se trata de aseveraciones que no solo demuestran vacíos en su formación básica, sino que además desprecian el conocimiento científico, al que ya nos tiene acostumbrados mediante la reducción sistemática del presupuesto del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Con todo respeto, presidente Petro, evite hablar de más; usted fue elegido por una mayoría de colombianos que, como yo, éramos conscientes de sus capacidades y limitaciones. Pensamos que estas últimas las iba a fortalecer rodeándose de un equipo técnico serio y responsable. No crea que lo sabe todo, la humildad engrandece a las personas y ha demostrado con suficiencia que esa virtud todavía no la ha estrenado.
* Arqueólogo
Por Juan Guillermo Martín*
