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La ruta saudita y la contravía colombiana

Carlos Gustavo Cano Sanz
14 de mayo de 2025 - 05:05 a. m.
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Arabia Saudita, a pesar del lento avance de las reformas culturales, políticas y económicas contempladas en su ejercicio Visión 2030 –inspirado en el de Malasia 70-20 más de medio siglo atrás-, es un ejemplo de prospectiva audaz acerca del aprovechamiento de sus yacimientos de hidrocarburos para la edificación en el mediano plazo de una economía diversificada y sostenible, fundamentada intensivamente en conocimiento, ciencia, tecnología e inteligencia artificial.

Semejante derrotero se halla apalancado en su fondo global soberano y en su determinación de optimizar tanto la exploración como la explotación y refinación de sus combustibles fósiles, como el desarrollo de su industria petroquímica, antes de la llegada de la fase declinante de su uso, todavía remota.

Y velando por la suerte y el desenvolvimiento de la más preciosa joya transformadora de su riqueza natural, Aramco, la empresa estatal de hidrocarburos y energía, que está haciendo las veces de motor de su crecimiento y diversificación.

Como siempre insistió el insigne pensador venezolano, pero desoído, Arturo Uslar Pietri, se trata de sembrar el petróleo antes de que sea demasiado tarde.

Precisamente es lo opuesto de lo que está sucediendo con Ecopetrol, aún la empresa emblema del país, a pesar del reciente despedazamiento de su gobierno corporativo y del deliberado empeño del nacional en apagarla, y finalmente sepultarla, al compás de sus delirios ideológicos. En vez de haber seguido las directrices consignadas en su estrategia 20-40, trazada hace un lustro, el mejor manual de transición energética y diversificación jamás antes concebido en el país.

Obviamente, carece de todo sentido comparar a Ecopetrol con Aramco y el grado de dependencia de ambos Estados de estas. En Arabia Saudita, en contraste con el aporte del petróleo en los ingresos del gobierno que se mantiene en 60 por ciento, en ocho años su participación en el PIB se redujo del 36 al 26 por ciento. Pero sin menguar y menos desaparecer dicha actividad, como aquí se pretende. Sino mediante el estímulo decidido, en buena parte con el soporte de su fondo soberano, nutrido por los propios hidrocarburos, al crecimiento de otros segmentos como turismo, industria automotriz, infraestructura, vivienda, minería (bauxita, oro y cobre) y energías renovables (solar, hidrógeno), por encima del de la economía.

En contravía de lo que reza la cartilla del régimen que dice conducirnos en Colombia: diversificar la estructura de la economía mediante su decrecimiento.

A pesar de la distancia sideral que nos separa, lo cierto es que nuestra estatal petrolera en los últimos veinte años se había colocado a sí misma en la vanguardia del aparato productivo, al tiempo que se había tornado en la primera proveedora de las finanzas públicas y, por ende, cimiento del equilibrio fiscal de la Nación.

Pero su ostensible deterioro ha cortado de tajo su capacidad de contribuir al cierre del agujero negro de la economía materializado en el insoportable déficit presupuestal que nos acosa. A ello se suma el zarpazo que está intentando propinarle la Dian al secar su caja para aliviar por lo pronto el hueco de la del Gobierno. Lo cual marchitaría aún más la que fuera nuestra joya de la corona.

Es hora de que los organismos de control –Consejo de Estado, Contraloría, Procuraduría, Congreso, las cortes– asuman su función connatural ante los abusos de los actuales es del Estado y de este patrimonio de los colombianos.

* Profesor de la Universidad de los Andes y ex director del Banco de la República y Ecopetrol.

Carlos Gustavo Cano Sanz

Por Carlos Gustavo Cano Sanz

Economista de la Universidad de los Andes; con maestría de la Universidad de Lancaster; posgrado en Gobierno, Negocios y Economía Internacional en la Universidad de Harvard. Fue ministro de Agricultura, director del Banco de la República y director de Ecopetrol. Actualmente es profesor de la Universidad de los Andes.
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Eduardo Sáenz Rovner(7668)15 de mayo de 2025 - 09:46 p. m.
Petro nivelando por lo bajo y empobreciendo al país. Sus funcionarios son una punta de ineptos y corruptos. Peor no es posible.
Ccdaw(0kmc6)15 de mayo de 2025 - 09:45 p. m.
El neoliberalismo hizo lobotomia a sus alumnos. Solo pueden pensar neoliberal, ni entienden otras opciones.
Alvaro Younes(66505)14 de mayo de 2025 - 11:41 p. m.
Buena columna, sin distorsiones, fanatismos y llamando a la reflexión de lo que se debe hacer de manera objetiva. Quien los hará entender? se esta destruyendo el patrimonio de los colombianos, el del futuro a través de una simpleza vergonzosa. Nada mas cretino que pasar por sabelotodo e igual este como otros gobiernos, se la roban, claro a contratos y perdidas por malos negocios. Los entes de control si harán algo?
Mario OROZCO G.(16018)14 de mayo de 2025 - 10:39 p. m.
Excelente columna.
Mario Giraldo(196)14 de mayo de 2025 - 05:01 p. m.
La bonanza petrolera de Colombia ocurrio en la primera decada de este siglo, con valores por encima de 90 y 100 dolares, hoy el precio esta a menos del punto de equilibrio (o sea pierde plata al producir). Preguntele a Gaviria, Pastrana, Uribe, en donde esta la plata de esa bonanza? en donde esta "sembrada"?
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