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Realicemos, señor Petro, un repaso del proceso y retroceso al que somete a Colombia y cómo ahora quiere promover un paro nacional para protestar por sus incumplimientos y habilitar las condiciones para quedarse en el poder, so pretexto de un descontento real creado por usted. Usted incendió a Colombia en el 2021 con un inmenso costo en destrucción productiva, accionar violento y oportunista, usado para su propio beneficio político. Llegó a la Presidencia con una larga lista de promesas de cambio y lucha contra la corrupción entre otras, pero ayudado al parecer con recursos que violaron los topes electorales (USO, FECODE, Turco Hilsaca, Hombre Marlboro, etc.), más el apoyo de estructuras non sanctas, fueron las cartas de entrada del primer gobierno de izquierda en Colombia.
Su inicial ánimo conciliador y de acuerdos nacionales eran flores de pocas semanas, así como el rodearse de algunos ministros muy competentes, ya que rápidamente pasamos a la revolución de los incompetentes con funcionarios que solo repetían su propia ideología frente a su desconocimiento de gobernar. Casi de inmediato, el juego migró a imponer sus reformas, y para eso, al frente de su oficina, desde el DAPRE, se fraguó una inmensa maquina donde, al parecer, quedó comprometida casi toda su cúpula de gobierno y entorno presidencial. ¿Debemos creer que fue a sus espaldas lo que pasaba en la oficina del frente? Hasta ahora, en algunos casos el “enroque de secretos” en un “hagámonos pasito” no lo ha tocado, pero el tiempo lo dirá cuando la masiva evidencia lleve a continuar negociando principios de oportunidad. Mientras tanto, su desgobierno demuestra una cadena de engaños, incumplimientos y desprecios. Los territorios indígenas tomados por criminales con sus niños reclutados para el crimen. Los maestros con su sistema de salud destrozado, en la ruralidad incumpliendo con el tema de tierras, su población extorsionada, escondida, empobrecida y desplazada como en el Catatumbo. La salud con su “chu, chu, chu” la asfixió para que incumpliera y pudiera ser intervenida con resultados desastrosos. Su paz total, llena de improvisaciones y errores, que ha derivado en un crecimiento exponencial de megaestructuras criminales. Los transportadores atrapados en miles de bloqueos y costos altos. Al borde de tal vez la mayor crisis fiscal de la historia contemporánea y ad portas de otra rebaja en la deuda.
Cerca de un año ya de terminar su mandato, y confrontado con el profundo fracaso, siempre opta por culpar al otro: al Congreso, la prensa, los neoliberales, el uribismo, etc. Pero como quiere quedarse en el poder, ahora usa el costoso recurso de un referendo que, vía preguntas cuyo SÍ está implícito, permitan mantener la tensión revolucionaria permanente (Negri) y, como lo han advertido de su Pacto Histórico, derivar en una constituyente que, engañando nuevamente al pueblo, le permita quedarse en el poder. Pero es claro que por encima de su repetido discurso de resentimiento y lucha de clases, escándalos y vicios que nublan, hay una persona hábil que, confrontado con el fracaso, promueve una ruptura institucional para crear los mecanismos que lo lleven a continuar en el poder. Pero la sensatez y sentido común del colombiano terminará primando para poder empezar a reconstruir la esperanza.
