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Dayro Mauricio Moreno Galindo es el máximo goleador histórico del fútbol colombiano. Sus 358 goles superan en cantidad a los 351 de Falcao, aunque los del “Tigre” fueron convertidos casi todos en Europa y Argentina, mientras los del tolimense fueron hechos casi todos acá en la comarca.
Gracias a sus tres goles de la semana pasada en la Copa Suramericana contra el Gualberto Villarroel, de Bolivia, en La Paz, Hernán Darío Herrera, su entrenador, le pidió a Néstor Lorenzo que lo tenga en cuenta para la selección. A su voz se unieron otras muy autorizadas como la del “Pibe” Valderrama.
La última vez que Dayro estuvo en la selección fue en 2016, aunque tuvo su gran oportunidad en 2011 en la Copa América de Argentina. También hizo parte de aquella sub-20 campeona del suramericano en la que sus compañeros en el ataque fueron Rodallega, Falcao y Wason Rentería.
Es verdad que el fútbol no entiende de edad sino de rendimiento. Por ejemplo, a sus 40 años, Cristiano Ronaldo sigue siendo titular en Portugal. La diferencia es que ese lugar se lo ganó desde que era prácticamente un niño y nunca lo soltó.
Lo cierto es que la selección tiene muchos problemas, y aunque la falta de definición ha sido uno de los más graves, no es la oportunidad de mejora más urgente. Colombia casi siempre marca al menos un gol, a pesar de que genera cada vez menos opciones. El lío ha estado atrás, donde históricamente la cosa ha funcionado bien. Otro punto importante es la parte física. Dayro está bien para competir intensamente en la liga local y contra equipos bolivianos así sea en La Paz, pero se necesita mucho más para jugar contra el campeón del mundo (partido que viene en la próxima doble jornada). Sin duda, sería una buena opción para jugar contra Perú, pero ese juego también es una oportunidad para que los que hacen parte del proceso se tomen confianza de cara a lo que sigue: certificar la clasificación al mundial y retomar el nivel.
En resumen, no es que Dayro no merezca la oportunidad —sus goles son la evidencia de que sí—, lo que pasa es que alguien de sus características no es la primera necesidad del equipo de todos.
