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La controversia generada por el despido de un trabajador de 62 años en la cadena hotelera Decameron, en su sede de la isla de Barú, Cartagena, dio un giro positivo para el empleado afectado. Un juez ordenó su reintegro tras considerar injustificada su desvinculación, que se había producido luego de que alimentara a un grupo de perros callejeros cerca de la entrada del complejo vacacional.
El despido, ocurrido a finales de enero de 2025, provocó una ola de reacciones en redes sociales, especialmente por parte de colectivos animalistas y figuras públicas como la senadora Andrea Padilla. La controversia giraba en torno a la decisión de la cadena hotelera de despedir al trabajador, quien tenía más de 20 años de servicio en el hotel y se encontraba a tan solo un año de su pensión, debido a un acto de solidaridad con los animales en situación de calle.
Padilla, reconocida por su lucha a favor de los derechos de los animales, expresó su apoyo al trabajador a través de las redes sociales: “¿Recuerdan al trabajador que echaron del Decameron de Barú por alimentar a un perrito sin hogar? ¡Un juez ordenó su reintegro! ¿A quién se le ocurre castigar la solidaridad, la bondad, la empatía? Siempre hay que estar con los indefensos. Siempre. Sin vacilaciones”, afirmó en su publicación.
El juez, en su decisión, ordenó la reincorporación del empleado a su puesto de trabajo y solicitó garantías para su protección laboral, un fallo que fue celebrado por quienes consideraban que la medida tomada por Decameron era excesiva e injustificada. La cadena hotelera había argumentado que el despido se debió a que el trabajador había tomado sin autorización una pieza de proteína de cerdo destinada a los empleados, pero el juez determinó que no había justificación para su desvinculación.
El fallo ha sido un alivio para el trabajador, quien, a pesar de haber estado a punto de pensionarse, se encontró en una situación de vulnerabilidad tras perder su empleo. La sentencia también envía un mensaje claro sobre la importancia de la justicia laboral y el respeto a los derechos de los trabajadores, incluso en situaciones complejas como la que involucra el bienestar animal.
Este caso ha puesto en la mira las políticas laborales y de bienestar animal de las grandes cadenas hoteleras, y aunque se ha cerrado con una victoria para el trabajador, la controversia sigue alimentando el debate sobre la responsabilidad de las empresas en el trato tanto a sus empleados como a los animales en sus alrededores.
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