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Pomarrosa: el árbol frutal que hará que su patio huela bien

El manzano rosa o pomarrosa es un árbol de fácil cuidado, con frutos comestibles y beneficios ecológicos,

La  Huerta
05 de febrero de 2025 - 11:15 p. m.
Los frutos del manzano rosa son un fruto carnoso y tienen una señal particular de madurez: cuando están listos para comer, sus semillas se sueltan dentro y, al agitar el fruto, se puede escuchar un sonido característico.
Los frutos del manzano rosa son un fruto carnoso y tienen una señal particular de madurez: cuando están listos para comer, sus semillas se sueltan dentro y, al agitar el fruto, se puede escuchar un sonido característico.
Foto: Pixabay
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Si se busca una planta exótica, de fácil mantenimiento y con múltiples beneficios, el manzano rosa o pomarrosa es una excelente elección. Originario del sudeste asiático, este árbol frutal destaca tanto por la belleza de sus flores como por la calidad de sus frutos, apreciados por su aroma y sabor. Su cultivo no solo ofrece ventajas ornamentales, sino también ecológicas y productivas, convirtiéndolo en una opción ideal para diversos entornos.

Conocida cientificamente como Syzygium jambos, esta especie perteneciente a la familia Myrtaceae ha logrado establecerse exitosamente en diversos territorios del continente americano, desde Florida y el sur de California hasta Brasil, incluyendo las Antillas, donde fue introducida por los colonizadores ingleses.

Se distingue por ser un árbol de tamaño moderado que alcanza aproximadamente 2.5 metros de altura. Su tronco es retorcido y ramificado, con una corteza lisa de color gris. Sus hojas son alargadas, de 10 a 25 cm de largo y 3 a 5 cm de ancho, con un tono verde brillante y pequeños puntos translúcidos. Sus flores, además de ser ornamentales, crecen en grupos de cuatro o cinco y destacan por su gran tamaño. Poseen un cáliz en forma de copa, sépalos anchos y pétalos blanquecinos con ligeros tonos verdosos, lo que les da un aspecto elegante.

Una ventaja importante es que pueden autopolinizarse, es decir, no necesitan otro árbol para producir frutos. Además, por otro lado, su ciclo de floración ocurre generalmente entre octubre y marzo, y los frutos tardan de 3 a 4 meses en madurar. Estos frutos, que son de pulpa carnosa, tienen una particularidad: cuando están listos para comer, sus semillas internas se desprenden y al agitar el fruto, producen un sonido característico.

Más allá de su valor alimenticio, la pomarrosa ha demostrado ser una especie de múltiple utilidad en diversos contextos ecológicos. Sus flores son un importante recurso para las abejas, contribuyendo así a la biodiversidad local y la polinización. En términos de servicios ecosistémicos, estos árboles cumplen funciones importantes como barreras rompevientos y en la protección contra la erosión en márgenes de vías fluviales, aunque su naturaleza invasiva en algunos contextos requiere un manejo cuidadoso. Por ejemplo, en Cuba esta planta es considerada una planta invasora, ya que crece en márgenes de ríos y arroyos, formando bosques densos que desplazan a la vegetación local.

En países como Colombia y Venezuela, la especie ha encontrado un nicho particular como árbol ornamental en climas cálido debido a que se adapta bien, además es apreciada por su combinación de características deseables: bajo mantenimiento, provisión de sombra abundante y rápido crecimiento, lo que la convierte en una opción atractiva para paisajismo urbano y rural.

Cuidados

Luz

  • La pomarrosa es una planta que prospera a pleno sol, aunque se beneficia de cierta protección durante las horas más intensas del día. La exposición ideal combina luz solar directa durante la mayor parte de la jornada con algo de sombra parcial durante las tardes más calurosas.
  • Esta necesidad de luz abundante refleja sus orígenes tropicales, donde la intensidad lumínica es naturalmente alta. La planta ha desarrollado adaptaciones para maximizar la absorción de luz, como la capacidad de orientar sus hojas para optimizar la captación solar.
  • Para lograr un equilibrio adecuado entre sol y sombra para la pomarrosa, se recomienda plantarla en una orientación donde reciba luz solar directa en la mañana y algo de sombra en la tarde. En regiones con clima cálido, ubicarla en el lado oriental de una construcción, un árbol más alto o una pérgola puede ayudar a protegerla del sol más intenso del mediodía y la tarde. Si no hay estructuras cercanas, una malla de sombra ligera puede ser útil para moderar la exposición en las horas más calurosas.

Temperatura

  • La pomarrosa es una planta esencialmente tropical que requiere condiciones cálidas para prosperar. Su rango ideal de temperatura se sitúa entre los 20°C y 38°C, aunque puede tolerar brevemente temperaturas más extremas, desde 0°C hasta 43°C.
  • En el extremo frío del espectro, la pomarrosa ha desarrollado cierta resistencia que le permite sobrevivir brevemente a temperaturas cercanas a 0°C. Sin embargo, esta tolerancia tiene límites claros: la exposición prolongada al frío puede causar daños irreversibles, especialmente en plantas jóvenes cuyas raices aún no está completamente desarrollado. La protección durante períodos fríos es crucial, ya que el daño por heladas puede manifestarse como necrosis en las hojas, muerte regresiva de ramas y, en casos severos, pérdida total de la planta.

Clima

  • Como especie tropical, la pomarrosa se adapta mejor a climas cálidos y húmedos. De hecho, muestra una tolerancia a condiciones costeras moderadas, lo que la hace capaz de resistir cierta exposición a la sal y vientos marinos, aunque no prospera con exposición directa constante a la brisa marina.
  • El clima ideal combina temperaturas cálidas constantes con niveles de humedad elevados, similar a su hábitat natural en regiones tropicales. En estas condiciones, la planta puede crecer de forma silvestre con mínimos cuidados.

Riego

  • El régimen de riego para la pomarrosa debe ser consistente y moderado, con riegos aproximadamente cada dos semanas. La frecuencia exacta dependerá de las condiciones climáticas locales. Sin embargo, es crucial mantener el suelo húmedo pero nunca encharcado. Un sistema de riego por goteo puede ser beneficioso para mantener niveles de humedad constantes.
  • La pomarrosa puede resistir períodos de sequía moderada gracias a sus adaptaciones naturales a climas tropicales con alta humedad ambiental. Sus hojas poseen mecanismos que facilitan la captación de humedad del aire y regulan la transpiración para minimizar la pérdida de agua. Además, su sistema radicular está estructurado para absorber y retener la humedad de manera eficiente, permitiéndole mantener su vitalidad incluso en condiciones de riego limitado.
  • El manejo de la humedad en cultivo debe considerar tanto la humedad atmosférica como la del suelo. Un suelo constantemente húmedo, pero no saturado es ideal, lo que puede lograrse mediante técnicas de cultivos de cobertura y sistemas de riego controlado. Esta cobertura orgánica no solo ayuda a mantener la humedad, sino que también regula la temperatura del suelo y aporta nutrientes a medida que se descompone.
  • Se recomienda regar siempre en la base de la planta para evitar problemas fúngicos en el follaje.

Suelo

  • La pomarrosa se adapta bien a diversos tipos de suelo, incluyendo arenosos, margosos y arcillosos, aunque prefiere suelos fértiles con buen drenaje. El pH óptimo se sitúa entre 5.5 y 7.5. Aquí le explicamos como entender el suelo.
  • Para mejorar las condiciones del suelo, se puede incorporar materia orgánica y crear una mezcla equilibrada de tierra de jardín con arena y compost. El buen drenaje es crucial para prevenir problemas de pudrición radicular.

Abono

  • Se recomienda fertilizar la pomarrosa cada 4 a 6 semanas con un abono equilibrado (10-10-10) para favorecer su crecimiento. Cuando la planta está en floración, es útil aplicar fertilizantes con más fósforo para estimular la producción de flores y frutos.
  • Es importante usar las dosis recomendadas y regar bien después de cada aplicación para evitar daños en las raíces. Cuando la planta reduce su crecimiento, la fertilización debe espaciarse o suspenderse temporalmente.

Poda:

  • La poda de la pomarrosa no es obligatoria, pero puede ser útil para controlar su tamaño y facilitar la cosecha. Se recomienda hacerla cuando la planta esté en su fase de crecimiento activo, evitando los períodos en los que su desarrollo sea más lento.

Las principales técnicas de poda incluyen:

  • Eliminación de ramas secas o enfermas: lo que ayuda a prevenir plagas y enfermedades.
  • Eliminar algunas ramas internas: permitiendo una mejor circulación de aire y entrada de luz, lo que favorece un crecimiento saludable y una mayor producción de frutos.

Una poda bien realizada fortalece la planta y mejora su rendimiento a lo largo del tiempo.

Cosecha

  • La cosecha de pomarrosa debe realizarse cuando los frutos están completamente maduros. Es importante recolectar la fruta de manera regular y retirar cualquier fruta caída para prevenir problemas con moscas de la fruta.
  • Se puede facilitar la cosecha manteniendo la altura del árbol controlada mediante la poda.

Trasplante

  • El trasplante de la pomarrosa debe hacerse en un momento en que la planta esté en fase de crecimiento activo, evitando los períodos de menor actividad. Es importante elegir un lugar con buena exposición al sol y suelo con buen drenaje para facilitar su adaptación.
  • Al trasplantarla, se recomienda preparar el hoyo con anticipación, asegurándose de que sea lo suficientemente amplio para acomodar las raíces sin dañarlas. También es útil enriquecer la tierra con materia orgánica para mejorar la retención de humedad y los nutrientes.
  • Después del trasplante, es esencial mantener un riego abundante para ayudar al establecimiento de las raíces. La planta puede cultivarse tanto en el suelo como en macetas, siempre que estas sean lo suficientemente grandes para acomodar su sistema radicular.

Plagas y Enfermedades:

  • Las principales amenazas incluyen aves y mamíferos que se alimentan de los frutos, moscas de la fruta que pueden infestar la producción, y enfermedades fúngicas como la pudrición de la raíz y el mildiu polvoriento.
  • Para el control de animales, las estrategias físicas como redes protectoras deben complementarse con métodos de disuasión, como dispositivos reflectantes o repelentes sonoros. El control de moscas de la fruta combina prácticas de higiene (eliminación regular de frutos caídos) con trampas de feromonas y, en casos severos, aplicación controlada de insecticidas específicos.
  • Las enfermedades fúngicas, particularmente en condiciones de alta humedad, requieren un manejo preventivo como poda para mejorar la ventilación, riego controlado y aplicación preventiva de fungicidas de cobre en su época de crecimiento. La monitorización regular de la planta permite la detección temprana de problemas y facilita intervenciones oportunas antes de que las enfermedades se establezcan.

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