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Un nuevo ataque a las Fuerzas Militares se presentó en el municipio de Villa del Rosario (Norte de Santander). Integrantes del Ejército de Liberación Nacional (Eln) atacaron a unidades del Ejército que adelantaban labores de seguridad en la región. En el hecho murió el soldado profesional Elvano Bermeo Vargas, quien llevaba más de 10 años en la institución.
Según la información entregada por las autoridades, el hecho ocurrió en la tarde del jueves 5 de junio, cuando tropas del Batallón de Fuerzas Urbanas No. 2, agregadas al Grupo de Caballería Mecanizado No. 5 del Ejército, adelantaban operaciones en un sitio de Villa del Rosario conocido como La Parada.
Presuntos integrantes del Eln atacaron en ese momento a los uniformados. El soldado Bermeo Vargas, oriundo del departamento del Caquetá, fue blanco del disparo de un francotirador y murió en el lugar de los hechos. Otro uniformado resultó herido en el ataque; enfermeros de combate lo estabilizaron antes de llevarlo a un centro asistencial y ya está fuera de peligro.
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Desde la Brigada 30 del Ejército rechazaron el ataque e informaron que las operaciones de las autoridades en contra del Eln en la región continuarán, con el objetivo de “contrarrestar estas acciones terroristas y preservar la seguridad de las comunidades del departamento de Norte de Santander”.
El Eln es uno de los dos grupos al margen de la ley con mayor presencia y control territorial en ese departamento. En lo que va de este año han sido múltiples sus ataques a la Fuerza Pública en la región. El pasado 14 de febrero, por ejemplo, el patrullero Jean Carlos Calderón Mendoza fue víctima de un ataque de francotirador.
El uniformado cumplía labores de vigilancia en la Subestación de Policía La Floresta, del corregimiento Aguaclara (Cúcuta), cuando fue atacado. Pese a que fue atendido por sus compañeros, Calderón Mendoza, de 33 años, murió por la gravedad de la herida que le produjo el disparo. Las investigaciones de las autoridades determinaron que el responsable de este acto fue el Eln.
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En ese mismo departamento, en la región del Catatumbo, el Frente de Guerra Oriental del Eln mantiene un enfrentamiento sostenido con el frente 33 de las disidencias de las Farc, desde el 16 de enero. Esa arremetida violenta, según cifras del Puesto de Mando Unificado (PMU) de la Gobernación de Norte de Santander, ha dejado 135 civiles, ocho militares y cinco policías muertos. También ha causado el desplazamiento forzado de 67.802 personas.
Otro uniformado asesinado en el Valle del Cauca
Mientras que en Norte de Santander se registraba la muerte en operaciones del soldado Bermeo Vargas, en el municipio de Toro (Valle del Cauca) las autoridades reportaban la muerte del subintendente Jhon James Reyes Guapacha. El uniformado fue atacado por sujetos desconocidos cuando se encontraba de permiso, sin arma de dotación y en estado de indefensión.
El general Carlos Fernando Triana, director de la Policía Nacional, fue quien confirmó el hecho. “Estas acciones demenciales nos ratifican que tenemos que arreciar la ofensiva contra el multicrimen y el delito para liberar a nuestra patria de estas organizaciones que tanto daño le hacen”, señaló.
También agregó que adelantarán las investigaciones necesarias para dar con los responsables. “Toda nuestra solidaridad con su respetada familia, con el compromiso de desplegar las capacidades de inteligencia e investigación criminal para capturar a los asesinos y ponerlos a disposición de la justicia, tal como lo venimos haciendo con el resto de delincuentes que han atentado contra nuestros policías”, dijo el general.
La noticia se conoció en medio de la escalada violenta que ha vivido Tuluá y el resto del norte del Valle del Cauca durante la última semana, por cuenta del pedido de extradición de Andrés Felipe Marín Silva, alias “Pipe Tuluá” y líder de la banda La Inmaculada, que delinque en esa región del país. El hombre será enviado a Estados Unidos para que responda por delitos de narcotráfico, una decisión que desató una ola de violencia, quema de vehículos, ataques con explosivos al comercio y amenazas a funcionarios de cárceles.
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Este ha sido uno de los años más complejos para la seguridad de los uniformados, tanto de la Policía como de las Fuerzas Militares. Las retaliaciones de grupos al margen de la ley y organizaciones delincuenciales, como respuesta a los operativos adelantados por las autoridades, han dejado personal muerto y herido en medio de ataques con explosivos y hechos sicariales.
Golpes a organizaciones como el Clan del Golfo, con la muerte en operaciones de alias “Terror” y alias “Chirimoya”, dos de sus más importantes líderes, desataron un plan pistola en contra de la Fuerza Pública. En menos de un mes, la arremetida violenta dejó un saldo de 16 policías y cinco militares asesinados, casi todos mientras estaban de permiso o descansando.
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