
Uno a uno se despliegan los rostros. Está el de Mauricio Neiva Díaz, con su mandíbula pronunciada, quien en 1980 se dirigía a Huila para trabajar en una cosecha de café, pero su familia nunca volvió a tener noticias. El de Edgar Fidencio Muñoz Ruiz, con su cabello abundante peinado hacia atrás, que falleció en 2009 en medio del conflicto armado en Planadas (Tolima). También Raquel Torres Romero, con una fuerza que emanaba de sus ojos. Ella desapareció junto a su hijo Cristhian Norbey González Torres, hace 13 años. Hay 71 desaparecidos más,...

Por Valentina Arango Correa
