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Infancias trans: el rol de los médicos en su salud, identidad y bienestar

En Colombia, las infancias trans enfrentan prejuicios y desinformación. Sin embargo, médicos y especialistas, respaldados por avances científicos y marcos legales, aseguran que la afirmación de género en menores se basa, ante todo, en el respeto, la escucha y el acompañamiento integral.

30 de marzo de 2025 - 10:00 p. m.
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A lo largo de los años, las personas con experiencia de vida trans se han enfrentado a una profunda falta de comprensión, en especial cuando se trata de menores de edad con identidades de género diversas. Esto las convierte en uno de los grupos más vulnerables a la desinformación y la discriminación. En los debates políticos y sociales que han surgido en los últimos años en torno al reconocimiento de las infancias trans, con frecuencia se equipara su experiencia de vida con términos como “mutilación”, “enfermedad” y “medicalización”, los cuales reducen, a través de prejuicios y actitudes discriminatorias, la conversación sobre esta población a un tema médico, desconociendo los avances científicos y jurídicos en torno a estos temas.

Según datos recopilados por ILGA Mundo, Colombia hace parte de los países latinoamericanos que han formulado políticas para facilitar el reconocimiento de las identidades de género diversas en jóvenes, tanto en el ámbito istrativo como jurídico, junto a países como México, Ecuador, Argentina y Chile. Estas directrices no exigen ninguna evaluación psicológica, ni procedimientos médicos o quirúrgicos para que un menor de edad pueda acceder al reconocimiento legal de su identidad de género.

Estos avances normativos desmienten la idea de que la experiencia de vida trans se reduce únicamente a un debate médico o científico. No obstante, la comunidad científica también ha progresado en su reconocimiento. Desde 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dejó de utilizar el término “disforia de género”, con el que anteriormente se clasificaba y patologizaba a las identidades trans como trastornos de salud mental. En su lugar, la OMS adoptó el término “discordancia de género”, considerándolo una cuestión relacionada con la salud sexual y parte natural de la diversidad humana. Además, en 2022, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) eliminó el término de disforia del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), reafirmando que ser trans no es un trastorno de salud mental.

Pese a estos avances, sustentados en investigaciones científicas, jurídicas y sociales, algunos sectores de la sociedad siguen apelando a discursos que discriminan a las personas trans y las etiquetan como “enfermas mentales”. Esto se agudiza aún más cuando se trata de las infancias, pues la discusión se centra en el supuesto hecho de que a estos menores se les somete a tratamientos farmacológicos y quirúrgicos a una edad temprana, “poniendo en riesgo su salud”. Pero, ¿qué tan cierta es dicha afirmación?

Para responder a ese cuestionamiento y a otras dudas que surgen en torno a la afirmación de género en menores de edad, así como al acompañamiento médico que se les brinda junto a sus familias en Colombia, El Espectador, consultó a dos médicos especialistas en el tema, quienes llevan varios años trabajando con estas infancias en la Red Colombiana de Profesionales por la Salud Trans, un grupo de expertos conformado por profesionales de la salud de diferentes especialidades y profesionales sociales.

“El primer mensaje es que jamás iniciamos tratamientos médicos en niños pequeños, ni mucho menos procedimientos quirúrgicos. El primer paso se llama transición social, que consiste en un acompañamiento al niño, niña o niñe y a su familia, para garantizar que estas comprendan la situación que está viviendo su hijo y puedan ir transitando socialmente de manera gradual”, explica Juan David Albarracín, médico especialista en pediatría y docente de la Universidad del Rosario. Y añade que, en esta primera etapa, el acompañamiento que se ofrece es interdisciplinario, es decir, que profesionales de diferentes áreas, como pediatría, psiquiatría, endocrinología, psicología y trabajo social, entre otras, son los encargados de acompañar a estas familias e infancias durante el proceso.

En otras palabras, en ese primer momento que el experto cataloga como “transición social”, en el que se confirma que el menor de edad se identifica como una persona trans, se le ofrece apoyo emocional y psicológico tanto a nivel individual como familiar, además de herramientas que facilitan la adaptación social en diversos contextos. Por ejemplo, cambios en su ropa o corte de cabello, o que empiece a utilizar un nombre y pronombres elegidos.Esto ayuda a que se les reconozca socialmente con la expresión y la identidad de género con la que los niños, niñas y adolescentes trans se sienten identificados.

De hecho, hace algunos meses, en medio de la polémica por la circular emitida por la Superintendencia de Salud, en la que se dictaban disposiciones para la atención integral en salud de las personas trans, El Espectador conoció el documento de respuesta del Ministerio de Salud a un derecho de petición radicado por la congresista Carolina Giraldo, en el que se asegura que en el país no se ha realizado ningún tipo de cirugía de reasignación de sexo a menores de edad.

Ahora bien, los expertos señalan que las transiciones de género son un proceso y no todos los casos de infancias trans se desarrollan de la misma forma. Algunas de ellas optan solo por una transición social, sin necesidad de procedimientos médicos en el futuro. “Hay adolescentes que deciden nunca tomar bloqueadores de la pubertad o tratamientos hormonales, porque no es su interés”, afirma Albarracín a este diario. Sin embargo, quienes deciden, junto a sus familias, acceder a un tratamiento farmacológico lo hacen después de un acompañamiento y seguimiento por parte del equipo de profesionales.

De acuerdo con los expertos, es en esta etapa, antes de la pubertad o ya en la adolescencia, en la que sí se puede empezar a hablar de una intervención médica hormonal en los procesos de afirmación de género de los menores de edad que así lo decidan. No obstante, persisten los mitos sobre el uso de estos medicamentos y sobre las decisiones médicas entre los sectores sociales que argumentan que las “infancias trans no existen”. Aseguran erróneamente que “son tratamientos experimentales” y que “no son reversibles”, lo que, en sus palabras, podría afectar la salud de los y las adolescentes.

Frente a esto, Gustavo Perdomo, médico psiquiatra y docente de la Universidad de Los Andes, advierte que “los procedimientos de afirmación de género no son experimentales, ni en adolescentes ni en adultos. Además, sí son reversibles. Los medicamentos ya se usan en otras condiciones de la medicina. Se usan por parte de endocrinólogos pediatras, y ya se conocen sus posibles efectos secundarios y desenlaces a futuro”. Haciendo referencia a condiciones médicas como la pubertad precoz, que es cuando el cuerpo de un niño o niña cisgénero —es decir, cuya identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer— comienza a desarrollarse demasiado pronto. En estos casos, se les suministran medicamentos para detener este proceso y que su cuerpo esté en concordancia con su edad.

En Colombia, de acuerdo con los datos obtenidos por la congresista Giraldo a través de derechos de petición a las Entidades Promotoras de Salud (EPS), cada año alrededor de 326 menores cisgénero, entre 7 y 10 años, acceden a bloqueadores de pubertad. En contraste, solo 6,7 niños trans, mayores de 12 años, reciben estos tratamientos como parte de su afirmación de género.

Infancias trans: el rol de los médicos en su salud, identidad y bienestar
Foto: La Disidencia

En el caso de las infancias trans, organizaciones médicas de todo el mundo confirman la existencia de evidencia científica positiva sobre el uso de los bloqueadores de pubertad, otros tratamientos hormonales y el acompañamiento de profesionales de la salud a lo largo de todo el proceso de afirmación de género. La fundación Familias de Adolescencias e Infancias Trans (FAIT) realizó una recopilación de los estudios científicos que respaldan el enfoque afirmativo de género desde la medicina, entre los que se encuentran la American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, la Endocrine Society, la Pediatric Endocrine Society, entre otras.

Bajo este panorama, Perdomo resalta que los riesgos que habría para la salud mental de las personas trans no están relacionados con su identidad de género per se, sino más bien al no darles la posibilidad de explorar su identidad con el acompañamiento profesional adecuado desde la infancia. “No podemos borrar la historia trans desde antes de los 18 años y simplemente permitir que se reconozca a partir de la mayoría de edad. Si el mayor de edad llega a la edad adulta sin haber hecho un acompañamiento adecuado, esta persona ya viene con trastornos de ansiedad, depresión e ideación suicida”, concluye.

De la misma forma, Mario Angulo, endocrinólogo pediatra de la Fundación Valle de Lili en Colombia, argumenta que permitir que los menores trans vivan su identidad de género desde temprana edad favorece su salud integral y bienestar. La afirmación de la identidad de género, ya sea social o médica, contribuye a una vida más plena y saludable, previniendo el sufrimiento psicológico que puede acarrear la falta de aceptación.

¿Las infancias son muy pequeñas para saber su identidad de género?

Esta es una de las preguntas más frecuentes en torno a las infancias trans. La respuesta de los expertos es que no, no lo son. Por un lado, Juan David Albarracín explica que el proceso mediante el cual una persona reconoce su identidad de género “no se trata de saber, sino de reconocerse y descubrirse. La identidad de género es una parte natural del desarrollo sexual de todos los seres humanos. Las personas inician la fase de exploración de su identidad desde la infancia”.

Asimismo, Cris Guerrero, profesional psicosocial de la Fundación GAAT, en entrevista con El Espectador, explica que “los niños, niñas y niñes tienen conciencia de su género entre los dos o tres años. Desde la primera infancia, a los cuatro o cinco años, comienzan a tener la capacidad de tomar perspectiva y a mostrar si están felices o sienten incomodidad con la identidad que les fue asignada. Finalmente, entre los cinco y siete años comprenden totalmente el concepto de la identidad de género, aunque su construcción se haga a lo largo de toda su vida”. Por lo tanto, pensar que los niños y adolescentes son incapaces de determinar su identidad por el hecho de ser menores de edad es no reconocerlos como agentes de derechos.

Y es aquí donde surge un punto de inflexión entre el acompañamiento médico a las infancias y el respeto por sus derechos y autonomía. Gustavo Perdomo menciona que “la autodeterminación de género parte de un principio bioético que otorga a las personas la capacidad de ejercer autonomía sobre sí mismas, sobre sus cuerpos y sobre los procedimientos médicos que se realicen sobre ellos”.

Esta apreciación está vinculada al principio de “autonomía progresiva”, ratificado en la Convención sobre los Derechos del Niño y en el que la Corte Constitucional ha trabajado en los últimos años. Según UNICEF, este principio se refiere a la capacidad que tienen los niños, niñas y adolescentes de ejercer sus derechos a medida que van creciendo y se desarrollan en lo cognitivo, lo físico y son capaces de participar activamente en la toma de decisiones respecto a su vida.

Dentro del contexto médico, sostiene Perdomo, es fundamental respetar este principio de acuerdo con los protocolos vigentes de atención en salud para menores de edad. Esto significa que, de acuerdo con su edad, deben ser partícipes de las decisiones médicas que se tomen sobre su salud y sus cuerpos, una disposición que también establece el Ministerio de Salud con la resolución 309 de 2025.

¿Y si se arrepienten cuando crezcan?

Según los expertos, no es común que las personas trans que afirmaron su identidad de género diversa desde edades muy tempranas se “arrepientan” de su decisión. Aunque sí existen algunos casos, son muy pocos. Así lo confirmó un estudio longitudinal liderado por la psicóloga Kristina R. Olson en la Universidad de Princeton, publicado en la revista Pediatrics. El estudio siguió la vida de 317 menores trans durante cinco años, desde los tres hasta los doce años. Los resultados revelaron que el 94% de los menores que hicieron una transición social de género a una edad temprana seguían seguros de su identidad a los 12 años. Además, solo un 2,5% de los menores detransicionaron, es decir, entendieron que no eran personas trans y por ende no continuaron el tránsito, mientras que un pequeño porcentaje descubrió que su identidad no se ajustaba a un modelo binario, y se identificaban como personas trans no binarias.

*Este artículo hace parte del especial multimedia Infancias trans: cuando sus familias les dan la posibilidad de soñar, crecer y ser, para consultarlo puede hacer click aquí.

Por Alejandra Ortiz

Antropóloga, periodista y realizadora audiovisual, con una maestría en Salud Pública. Ha sido profesora cátedra en la Universidad del Rosario y realizadora audiovisual en la unidad de video de El Espectador. @aleja_ortizm[email protected]

Por Mariana Escobar Bernoske

Comunicadora social con énfasis en periodismo y producción sonora/radiofónica. Ha participado en investigaciones sobre Derechos Humanos desde una perspectiva feminista y de género. Tiene estudios en el Centro Latinoamericano de Derechos Humanos y la Universidad de Strathclyde.[email protected]
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Iliana(21165)31 de marzo de 2025 - 02:18 a. m.
Me parece importante que recibamos ésta información. Directo o indirectamente estaré en o con ellos y es importante cambiar actitudes para vivir en paz.
Óscar Ardila(22193)31 de marzo de 2025 - 12:27 a. m.
Tanto estudio de estos "profesionales" solo para hacerle daño a los niños, a las familias y a la sociedad. Agonías!
Nilton G(82011)31 de marzo de 2025 - 12:11 a. m.
El niño no decide, decide el adulto, que barbaridad este articulo
Residencia Embasuiza(92296)30 de marzo de 2025 - 11:32 p. m.
Que esta porquería de artículo. Aléjense de los niños y las niñas. Ustedes están enfermos. El Espectador hoy se enterró para mí.
Óscar Ardila(22193)30 de marzo de 2025 - 11:29 p. m.
Los niños no saben ni escoger bien la comida que les alimenta, pero ahora van a elegir su género. Déjenlos en paz! Respeten su infancia!
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