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Los trámites istrativos y burocráticos se han convertido en barreras para el reconocimiento pleno de las identidades de género diversas, en especial para las personas no binarias, que se alejan de las categorías de “femenino” y “masculino”. Algo tan sencillo como que tus documentos reflejen quién eres puede tornarse en un proceso de meses llenos de papeleo, tutelas y falta de respuestas.
En Colombia, las personas no binarias pueden modificar su registro civil para que el componente de sexo diga “No Binario” (NB). Esto permite corregir esa información en la cédula de hologramas, es decir, la amarilla. Sin embargo, actualmente, ninguna persona no binaria ha podido acceder a la cédula digital, documento de identificación que desde 2022 es entregado a quienes cumplen 18 años.
Aunque hoy en día tener la cédula digital no es obligatorio, la Registraduría ha venido promoviendo su adopción al ser un documento de identificación que ofrece mayores elementos de seguridad. Tonny Gualdron, una persona no binaria de Barranquilla, la primera en tener un pasaporte neutro en el país, solicitó el año pasado su cédula digital. Pero, para su sorpresa, le dijeron que no era posible.
Gualdron ya había corregido el componente sexo de su cédula amarilla y, por motivos personales, el año pasado quiso hacer la transición a la digital. La entidad rechazó la solicitud, señalando que su sistema únicamente contempla las opciones de “hombre” y “mujer”, y que no contaba con los recursos ni las herramientas necesarias para incorporar otras categorías, según los funcionarios de la Registraduría en la cual realizó el trámite.
Frente a esto, Gualdron decidió interponer una acción de tutela. Según relató en entrevista con El Espectador, la respuesta inicial de la Registraduría fue que “una persona no puede afectar el presupuesto de la Nación, como si se tratara de un capricho actualizar los documentos de identidad. Ser reconocide no debería ser un privilegio”.
El caso llegó hasta la Corte Constitucional, que el 16 de diciembre de 2024 emitió la sentencia T-527. En ella, ordenó a la Registraduría adecuar sus sistemas para garantizar la expedición de cédulas digitales con el marcador “No Binario” y realizar de forma coordinada con el Departamento Nacional de Planeación (DNP) las gestiones requeridas. Asimismo, fijó un plazo no mayor a tres meses para hacer los ajustes informáticos necesarios y no superar los seis meses para la entrega del documento. Esta fecha, según los abogados constitucionalistas consultados, vence el próximo mes de junio.
El alto tribunal concluyó que la Registraduría vulneró derechos fundamentales como la igualdad, el libre desarrollo de la personalidad y la identidad de género. Asimismo, advirtió que las limitaciones financieras o presupuestales no pueden ser un obstáculo para garantizar los derechos de las personas, especialmente cuando se trata de personas no binarias, y recalcó que tal justificación no se aplicaría en el caso de una persona cisgénero, es decir, cuya identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer.
En respuesta a un derecho de petición enviado por Gualdron —al que este diario tuvo —, la Registraduría informó el pasado 2 de mayo que el sistema aún se encuentra en fase de desarrollo. Según explicó en el documento, incorporar nuevas opciones en el campo “sexo” implica realizar ajustes técnicos profundos en sus bases de datos, sistemas de seguridad y procesos de interoperabilidad.
Según el cronograma del contrato suscrito con la empresa IDEMIA Identity & Security, la cédula digital con marcador “No Binario” estaría disponible solo hacia finales de este año. El Espectador consultó directamente con la Registraduría y la entidad confirmó que este documento se podría entregar a partir del 21 de noviembre; es decir, siete meses después del plazo definido por la Corte.
De igual forma, Gualdron radicó un derecho de petición al DNP para conocer si la entidad había gestionado recursos presupuestales para la cédula. En su respuesta del 24 de abril, el DNP aclaró que no había sido notificado oficialmente del fallo de la Corte y que solo tuvo conocimiento del caso tras recibir la solicitud de información. Señaló que trasladó el requerimiento a la Registraduría, insistió en que esta última cuenta con autonomía presupuestal, y que es su responsabilidad ejecutar los recursos asignados y cumplir con la sentencia.
Aunque el desarrollo de la cédula digital ya está en marcha, aún no hay claridad sobre cómo será el procedimiento para que las personas no binarias accedan a esta identificación. Situación que afecta especialmente a quienes cumplen la mayoría de edad, ya que, según la normativa vigente, la cédula digital es el único documento que pueden recibir. Al no estar habilitada la opción del marcador “No Binario”, estas personas están siendo excluidas de un derecho que, desde 2022, fue reconocido. Esto representa una barrera de no solo documental, sino también en el ejercicio pleno de su ciudadanía.
Por su parte, Gualdron también señala que todas estas barreras istrativas ponen en evidencia que no hay un protocolo estandarizado, lo que obligaría a cada persona interesada a enfrentarse a la misma batalla desde cero. Y si bien, para muchas personas iniciar una batalla judicial por un documento de identidad aparenta ser un proceso tedioso, en su caso —afirma— es una cuestión de veeduría ciudadana para hacer valer sus derechos.
“Es más que un papel. Cuando uno no tiene documentos que reflejen su identidad, se encuentra con barreras en todos lados: en el colegio, en el sistema de salud, en el sistema pensional. Es como si tu existencia no fuera válida”, concluye. La Corte fue enfática: los derechos no pueden estar condicionados a obstáculos presupuestales o istrativos. Hoy, sin embargo, la identidad de las personas no binarias sigue sin ser plenamente reconocida.
*Después de la publicación de esta nota, la Registraduría señaló que la fecha de entrega del documento de Gualdron sería en julio y no en noviembre, alegando que hubo una confusión con el cronograma cuando El Espectador se comunicó con la entidad.
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Por Mariana Escobar Bernoske
