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En mi casa, si hay huevos hay comida. En un restaurante –por supuesto, especialmente en aquellos que sirven brunch o desayunos– uno de los más importantes de la brigada es el encargado de preparar los huevos.
Por eso, siempre les digo que hay dos maneras de preparar huevos: una es a la violenta, con afán y a punta de madrazos… En cambio, otra es con cariño, consintiendo los huevos hasta justo a donde se quiere. Esta segunda requiere mucho coraje: hay que tener huevos para hacer bien los huevos (si se me permite tal comentario).
Es cosa de gustos cómo se cómo uno sus huevos, y cómo los prepara, por supuesto. A fuego lento en mantequilla o buen aceite de oliva hasta un punto cremoso, son una locura; batidos con crema de leche; fritos en aceite sazonado con sal y pimienta; “puntilla” como los españoles, con suficiente aceite para lograr bordes crujientes, clara cremosa y yema untuosa; como le gustaban a mi padre cuando se quería dar un gusto culposo, fritos en aceite profundo; o con queso, como yo los preparo cuando quiero huevos en serio.
Estos que presento, por ejemplo, son unos huevos con tomate, mozzarella y espárragos, uno de los platos que resultan del antojo de lo que encuentro en la nevera. Y hablando de huevos, tristemente tuve que cambiar mi proveedor de huevos con el que llevaba años de relación, por una causa sencilla pero que yo –amante de los huevos– no podré nunca tolerar: plumas o guano en la superficie, muestra de inexcusable falta de aseo y cuidado.
INGREDIENTES (Para 4 personas)
2 tomates chontos pelados y cortados en rodajas
1 bola de queso mozzarella en agua (ojalá de Il Formaggio)
8 huevos frescos
8 puntas de espárragos
1 a 2 cucharadas de mantequilla
Sal y pimienta negra
Hojitas de orégano o albahaca frescos (opcional)
PREPARACIÓN
En una sartén caldero de hierro (como de Le Creuset o de la línea blanca de Victoria) funda la mantequilla y saltee las rodajas de tomate previamente salpimentadas, por lado y lado, hasta suavizar un poco. Acomódelas y rompa encima los huevos. Ponga trozos de mozzarella y sazone con sal y pimienta. Tape y baje el fuego o lleve al horno precalentado hasta alcanzar el punto deseado. Sir, si lo desea, con hojitas de orégano o albahaca y un chorrito de aceite de oliva encima.