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Factura electrónica: más allá del requisito tributario

Esta nueva herramienta puede convertirse en una fuente de datos que, bien utilizada, revolucionaría las dinámicas en que las empresas optimizan su capital y se relacionan con sus ecosistemas de negocio.

Miguel A. Cruz
29 de abril de 2025 - 05:43 p. m.
La factura electrónica permite reducir costos, aumentar la seguridad y proporcionar datos valiosos. / Pixabay
La factura electrónica permite reducir costos, aumentar la seguridad y proporcionar datos valiosos. / Pixabay
Foto: Pixabay
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En un entorno empresarial cada vez más digitalizado, la facturación electrónica está transformando los procesos financieros y la relación de las empresas con los s y sus responsabilidades tributarias. Con la aplicación de las nuevas tecnologías, las tendencias actuales incluyen herramientas para mejorar la seguridad digital, el cumplimiento normativo y promover la sostenibilidad mientras se potencia la eficiencia.

Estas ventajas han favorecido que desde 2019, cuando se implementó la factura electrónica, su adopción esté experimentado un crecimiento exponencial. De acuerdo con el consolidado de cifras publicado por la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), con corte al 31 de marzo de 2025, en el país hay 1’376.454 empresas que emiten facturas electrónicas a diario. Se estima que el 32 % de estas utilizan el sistema gratuito, 6 % tienen un software propio y el 62 % restante usa algún proveedor tecnológico. En el país hay 102 proveedores tecnológicos habilitados, siendo Bogotá (59), Medellín (15) y Cali (12) las ciudades con mayores provisores de este servicio, según datos publicados por la DIAN.

Ahora bien, se espera que las empresas puedan sacar provecho de las transacciones con facturación electrónica para mejorar su operabilidad y productividad. En palabras de Mario Márquez, COO y cofundador de Plataform y exgerente de Factura Electrónica de la DIAN, el análisis de los datos de facturación electrónica tiene un potencial inmenso para mitigar riesgos de fraude y errores en las transacciones empresariales.

“Estamos convencidos de que la factura electrónica es una fuente rica y confiable de datos que, bien utilizada, puede revolucionar la forma en que las empresas gestionan su liquidez, optimizan su capital de trabajo y se relacionan con su ecosistema de negocios”, añadió el experto. De hecho, según un estudio de la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB), las pequeñas y medianas empresas que han adoptado la facturación electrónica han visto una reducción de costos hasta del 50 % en comparación con la facturación física.

Al respecto, Márquez recalca que los empresarios deben prestar mayor atención a la facturación electrónica, pues, además de generar un ahorro notable, es posible y necesario convertir esos datos en inteligencia de negocio útil para la toma de decisiones en tiempo real. De ahí la misión de Plataform, que analiza el comportamiento de pago, los montos transados, la recurrencia de clientes y proveedores, y otros indicadores para construir modelos predictivos, evaluar riesgos y descubrir oportunidades de financiamiento y crecimiento para las empresas.

“Uno de los principales avances ha sido la capacidad de realizar cruces automatizados entre la orden de compra, la recepción de mercancía y la factura electrónica, lo cual permite detectar discrepancias en tiempo real antes de que se efectúe el pago (...) Algo que ya estamos haciendo en nuestro modelo de negocio es la extracción de información de proveedores para identificar tendencias en ventas y así poder asociarlo con el sector en el que se encuentren”, añadió el COO.

También es importante destacar que la confiabilidad de estos modelos se ve potenciada con estrategias como la implementación del Radian, por parte de la DIAN, lo que ha elevado la eficacia en la trazabilidad y seguridad jurídica en la cadena de facturación. Esto gracias a que la plataforma permite istrar el proceso completo de las facturas electrónicas de venta, incluyendo su registro, consulta y seguimiento, e identifica posibles casos de suplantación de proveedores para evitar el pago a actores no autorizados.

El Radian también hace más transparente la circulación de facturas como títulos valores, lo que fortalece el ecosistema del factoring y disminuye el riesgo de operaciones con documentos apócrifos. Y si bien el avance en la implementación de la facturación electrónica demuestra gran interés de las empresas por adoptar un modelo más dinámico, seguro y confiable, Javier Deaza —director de Analítica de Plataform, exsubdirector de Recaudo y exdirector de Analítica de la DIAN— recalcó que las empresas colombianas están desaprovechando el potencial estratégico de los datos generados por la factura electrónica.

“Las empresas enfrentan múltiples obstáculos para extraer valor real de los datos generados por la facturación electrónica. El primero es la barrera cultural de aprovechamiento de datos para la toma de decisiones, le sigue la falta de talento capacitado en analítica de datos aplicada al contexto contable, financiero y operativo. El segundo reto es la capacidad de procesar grandes volúmenes de información en tiempo real. Y, por último —y quizás el más importante— está el entendimiento estratégico del negocio. Muchas áreas dentro de las organizaciones siguen viendo la factura electrónica como un simple requisito fiscal, sin comprender que detrás de ella se esconde un mapa completo de las dinámicas comerciales de la empresa: quién compra, qué compra, cuándo paga, a qué precio, con qué frecuencia... Es decir, datos con potencial para transformar la gestión de clientes, proveedores, inventarios y tesorería”, explicó Deaza.

En definitiva, la facturación electrónica ha llegado para revolucionar los procesos tributarios y la gestión estratégica de las empresas. Su capacidad para reducir costos, aumentar la seguridad y proporcionar datos valiosos en tiempo real la convierte en una herramienta indispensable en la era digital. Sin embargo, como señalan los expertos, el verdadero reto está en superar las barreras culturales y técnicas que impiden a las compañías transformar estos datos en inteligencia accionable. Solo así podrán aprovechar todo su potencial para optimizar operaciones, mejorar la liquidez y fortalecer su competitividad en el mercado.

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