
Nos llegó a Colombia en los años sesenta. Una herencia que adquirimos de tierras lejanas. Esta vez la voz no era europea sino norteamericana. El racismo y la brutalidad como excusa motivaron a Abel Meeropol a escribir un poema que más tarde se convirtió en una canción. En un himno para protestar en contra de los linchamientos a los que eran sometidos los negros en Estados Unidos. Escenas que eran casi que cotidianas desde 1877 y que no finalizaron en el siglo XX. Porque la “inspiración” le surgió a Meeropol gracias a una foto. Esa que daba...

Por Danelys Vega Cardozo
