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“Yo soy un adicto al cine desde muy niño, y creo que ha contribuido a mi formación, si no tanto como la literatura, por lo menos como el factor más importante después de ella“, afirmó Vargas Llosa en conversación para el diario El País en 1976. Este había sido el año en el que fue seleccionado como miembro del jurado del Festival de cine de Cannes, que presidió el dramaturgo norteamericano Tennessee Williams.
Solo un año antes, Vargas Llosa había dado el salto de ser solo el escritor de novelas que otros adaptarían a la pantalla grande —como fue el caso con “Los cachorros” (1973) del mexicano Jorge Fons—, para codirigir la primera adaptación de su novela “Pantaleón y las visitadoras”.
Este filme, que escribió y dirigió con el español José María Gutiérrez Santos, fue, para el peruano, “un resultado muy poco feliz”, aseguró para la Cadena Ser. Su estancia en el set de rodaje había sido su primera experiencia en el medio audiovisual, siendo que había sido llamado por un ejecutivo de la productora estadounidense Paramount, quienes le entregaron un manual para instruirlo.
De acuerdo con el medio El Español, Vargas Llosa mencionó que creía que “es el único caso en la historia del cine en el que el director estudiaba por la noche y ponía en práctica por la mañana con actores de verdad”, recordó durante su estancia como presidente del jurado del Festival de Cine de Lima en 2008.
En 1985, el director peruano Francisco J. Lombardi adaptó “La ciudad y los perros” con guion del también poeta José Watanabe. El filme recibió ese mismo año el premio a Mejor director en el Festival de Cine de San Sebastián.
Lombardi retomaría “Pantaleón y las visitadoras” en 1990, realizando una nueva adaptación con el guion de Enrique Moncloa y Giovanna Pollarolo. En esta ocasión, la historia del capitán Pantaleón Pantoja y su misión de poner en funcionamiento un burdel en medio de la selva amazónica contó con mayor éxito que la dirigida por Vargas Llosa. Acuñó algunos premios en el Festival de Cine de Cartagena, Viña del Mar y Gramado, además de contar con la participación de la colombiana Angie Cepeda en su elenco.
Las obras de Vargas Llosa no solo se quedarían en las salas de cine. En 1981, RTI Colombia y Panamericana TV Perú lanzaron la telenovela “La tía Julia y el escribidor”, adaptación de la novela homónima del Nobel peruano.
En esta producción, Mario Vargas (Víctor Mallarino) entra a trabajar como libretista de radionovelas bajo el mando del boliviano Pedro Camacho (Pepe Sánchez). Cuando la tía Julia (Gloria María Ureta) llega a casa del protagonista, el escritor se enamora de ella. Camacho, al enterarse de esta relación, empieza a tomar detalles para su radionovela, “Muerte en el basural”. La telenovela, de acuerdo con el sitio IMDb, contó con 101 episodios.
Para el 2005, el primo del Nobel, Luis Llosa, adaptó para cine “La fiesta del chivo”. El filme, que contó con la participación de Isabella Rossellini como Urania Cabral, no fue muy exitosa. De acuerdo con la Cadena Ser, Vargas Llosa tuvo la oportunidad de leer algunas de las versiones del guion, quien también la resaltó como “muy fiel al espíritu del libro”.
Vargas Llosa también se desempeñó como libretista para el documental “La odisea de los Andes” (1976), que relataba el accidente en avión que tuvo un grupo de deportistas uruguayos en la cordillera de los Andes en 1972. Fue durante el estreno de este largometraje que ocurrió el “puñetazo” del peruano a Gabriel García Márquez.
Las novelas de Mario Vargas Llosa continúan siendo adaptadas. En 2022 se estrenó la serie “Travesuras de la niña mala”, que llevó la obra del 2006 del peruano a la pantalla chica. Los diez capítulos están disponibles en la plataforma española Vix.
La última producción en la que el Nobel peruano prestó su pluma, fue “Tatuajes en la memoria”, dirigida por Luis Llosa. Este largometraje, estrenado en 2024, estaba basada en la autobiografía de Lurgio Gavilán, “Memorias de un soldado desconocido”, quien se unió a Sendero Luminoso durante los años 80.
