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La tía Julia, la prima Patricia, la hispanofilipina Isabel Preysler, una pelea con un amigo presuntamente por una mujer y las rupturas, fueron las personas y los momentos que marcaron la larga e intensa vida amorosa de Mario Vargas Llosa, quien falleció el domingo en Lima a sus 89.
Sus amores fueron tan expuestos como su obra y cada uno suscitó una historia que avivó todo sentimiento y emoción en el nobel de literatura. Aquí la historia de aquellos amoríos.
Patricia Llosa, la madre de sus hijos
En 1965 y 10 años después de su primer matrimonio, el autor de “La Tentación de lo imposible”, de 29 años, se casó con su prima hermana Patricia Llosa, de 19 años y nacida en Cochabamba como la tía Julia. La polémica familiar tampoco fue ajena a esta relación, iniciada en París durante una estancia de la prima. El romance empezó durante la década de 1960, cuando Patricia Llosa tenía 15 años y llegó a quedarse en la casa del escritor en la capital sa para estudiar filosofía.
El matrimonio sucedió en 1965, a pesar de que su familia no estuviera de acuerdo con la unión. Patricia Llosa fue la madre de sus tres hijos (Álvaro, 1966; Gonzalo, 1967; Morgana, 1974), pero también su metódica secretaria ejecutiva, que jugaría un rol organizador en su carrera.
“El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años y que todavía soporta las manías, neurosis y rabietas que me ayudan a escribir. Sin ella, mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico (...)”, dijo sobre su esposa ante la Academia Sueca en 2010, cuando recibió el Nobel. “Ella lo hace todo y todo lo hace bien. Resuelve los problemas, istra la economía, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas, y es tan generosa que hasta cuando cree que me riñe me hace el mejor de los elogios”, continuó.
La relación acabó en un mediático escándalo en 2015, cuando aún no se disipaban los fastos de la celebración familiar en Nueva York por los 50 años de matrimonio.
La tía Julia
La escritora boliviana Julia Urquidi Illanes, su tía política, fue el primer gran amor del autor de “La Ciudad y los Perros”. Entonces ella tenía 29 años y estaba recién divorciada, y él 19.
El propio Vargas Llosa calificó de “rocambolesca” dicha relación en sus memorias “El pez en el agua” (1993). El amorío causó un escándalo familiar que agrió aún más el ya conflictivo vínculo del escritor con su padre Ernesto Vargas.
Vivieron furtivamente la relación hasta que se casaron en 1955, en secreto, en el distrito de Grocio Prado, 180 kms al sur de Lima. El matrimonio duró nueve años, no hubo hijos y concluyó en París en 1964, cuando Vargas Llosa la abandonó por su prima hermana Patricia Llosa Urquidi, sobrina de la tía Julia.
El escritor trasladó a la literatura en 1977 su matrimonio en “La tía Julia y el escribidor”. La novela tendría repercusiones inesperadas, pues ella replicó en 1983 con el libro “Lo que Varguitas no dijo”, un texto amargo donde lo describe como mujeriego e infiel.
La ‘socialité’ Isabel Preysler
“Este ha sido el año más feliz de mi vida”, dijo el Nobel a la revista española ¡Hola! al resumir la intensidad de su relación con Isabel Preysler.
La pareja duró hasta fines de 2022. Nunca se casaron. La exmujer del cantante español Julio Iglesias conocía a Vargas Llosa desde 1986, cuando lo entrevistó para ¡Hola!.
El romance con la celebridad del mundo madrileño hizo las delicias de la prensa rosa. “Despierto curiosidad en cierta prensa desde hace algún tiempo por la mujer de la que estoy enamorado. Si ese es el precio que tengo que pagar por estar con la mujer de la que estoy enamorado, lo pago. Con resignación, no con entusiasmo”, dijo entonces el escritor.
El puñetazo: Vargas Llosa y García Márquez
El 12 de febrero de 1976 el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México fue escenario de uno de los puñetazos más célebres de la literatura. Aquel día Vargas Llosa le propinó un golpe al rostro a Gabriel García Márquez, que no solo le dejó el ojo derecho morado, sino que puso fin a la amistad entre el peruano y el colombiano.
“Eso que hiciste a Patricia no se hace” es la frase atribuida a Vargas Llosa en el fragor del momento, lo que se interpretó como una alusión a un conflicto entre parejas.
En abril de 2014, tras la muerte del autor de “Cien años de soledad”, declaró que ambos habían hecho “un pacto de caballeros” para guardar en secreto la razón del puñetazo. “García Márquez y yo hicimos un pacto, que no íbamos a alentar la chismografía sobre nuestra relación, entonces él se murió cumpliendo el pacto y yo me voy a morir cumpliendo el pacto”, dijo Vargas Llosa.
Por Luis Jaime Cisneros
