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La experiencia de ser madre y jefa

En un sector tradicionalmente dominado por hombres es un desafío cumplir el rol de mamá y líder a la vez. Sin embargo, Liney Angélica Malaver ha logrado equilibrar su vida personal y profesional. Según ella, encontró la forma de sentirse cómoda y orgullosa en sus dos roles.

14 de febrero de 2025 - 12:00 p. m.
Liney Angélica Malaver cumplió nueve años como directora ejecutiva de Estilo Ingeniería.
Liney Angélica Malaver cumplió nueve años como directora ejecutiva de Estilo Ingeniería.
Foto: Cortesía Liney Malaver
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Cuéntenos sobre su rol dentro de Estilo Ingeniería.

Como directora ejecutiva, soy responsable del desempeño general de la organización, asegurando que alcancemos las metas y los objetivos que nos hemos propuesto. Estoy encargada de liderar a un equipo grande de personas y, sobre todo, de asegurar que cumplamos nuestra promesa de valor a los clientes, garantizando que realmente estemos entregando lo que prometemos.

¿Recuerda el primer día que asumió el cargo? ¿Qué pasaba por su cabeza?

Comencé en enero de 2016. Mi llegada coincidió con la posesión del alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa. Vi su posesión, y recuerdo mucho que él llegó con una nueva imagen y una propuesta estética. Lo cuento porque fue algo que me inspiró, en el sentido de pensar en que esto no solo se trataba en las ideas o en los planes, sino también en la comunicación y la cultura, que se han vuelto muy importantes en este nuevo período.

Lidera la empresa que su papá fundó, ¿cómo se siente al ser la responsable de la compañía y el legado familiar?

Haber tenido la confianza de mis papás fue fundamental. Ellos, y especialmente mi papá como fundador, siempre fueron muy abiertos a escucharme y a dejarme participar. Les agradezco mucho eso, porque siempre me dio la oportunidad de aportar. La empresa ganó una buena reputación y reconocimiento por ciertos logros, y mantener esos estándares, o incluso mejorarlos, es sin duda una gran responsabilidad y un desafío. Así que agradezco toda la confianza, pero también soy consciente de la responsabilidad que conlleva. Parte de mi rol ha sido mantener la esencia y los valores fundamentales de la organización, pero también adaptarlos a los nuevos desafíos del mercado, sus regulaciones y el entorno, que está en constante cambio.

Desde su llegada, ¿cuáles cree que son las cosas que se han transformado en la empresa?

Me gusta estar a la vanguardia. Mis modelos y referentes están a nivel global, no porque en Colombia no haya ejemplos, sino porque me gusta tener una visión amplia. Siempre me esfuerzo por leer, instruirme y aprender constantemente, para luego trasladar esos conocimientos a la organización para que busquemos cómo lograr que se cumplan con los estándares de primer nivel. Ese ha sido siempre uno de mis mayores intereses. Por eso le exijo a mi equipo, porque sé que podemos ser mejores y que hay metas que podemos alcanzar. Lo segundo, por supuesto, es la capacidad de escuchar, de entender, de hacer preguntas con apertura. Eso permite construir un equipo sólido. Pienso que esto es algo diferente respecto a la primera generación, pues la figura del fundador es muy decisiva y determinante, porque en esa persona están todas las ideas, la visión del negocio. Cuando llegué mi enfoque fue: “Vamos a armar un equipo”. No soy quien va a dictar todo, sino que quiero crear un personal en el que cada miembro aporte su punto de vista basado en su experiencia y conocimiento.

Ya que se refiere al ejercicio de escuchar, ha dicho que conversar con su papá es importante, porque él conoce el negocio. ¿Cuál fue ese consejo que la marcó, no solo en lo laboral?

Un consejo que me resuena mucho es el de cuidar a la gente siempre. He entendido que, aunque una empresa debe tener un buen desempeño financiero y alcanzar logros, lo más importante es cuidar a quienes están con nosotros. Las personas son las que realmente hacen que las cosas sucedan. Ser consciente de eso ha sido fundamental para generar confianza y hacerles saber a todos que están haciendo algo relevante para la organización. Además, cuando la gente pasa por momentos difíciles o atraviesa alguna dificultad, es importante acompañarlos. Y si en algún momento la decisión es que alguien ya no continúe en la empresa, por cualquier motivo, es crucial manejar ese proceso de salida con cuidado y respeto.

Se desempeña en un ámbito que ha sido liderado tradicionalmente por hombres. Hablemos sobre esa experiencia...

En general, para mí ha sido una experiencia tranquila y llevadera. Primero, porque en mi casa nunca sentí una figura machista ni de superioridad por parte de mi papá, quien era el hombre de la casa. Allí estaban mi papá, mi mamá y mis hermanas. Siempre nos vimos como iguales, nunca me sentí inferior en ese sentido. Entré en el mundo laboral con esa seguridad; lo veía como algo natural. Sí, la industria ha sido tradicionalmente masculina, pero la verdad es que nunca sentí una gran diferencia ni discriminación en ningún momento. Siempre fueron muy abiertos. Si querías meterte en la obra, te ponías las botas, el casco y, si te sentías cómoda, todo estaba bien.

¿Pero sí cree que su experiencia como mujer la ha dotado de otras perspectivas y formas particulares de hacer las cosas?

Se dice que las mujeres tendemos a ser más organizadas, metódicas y aterrizadas en ciertas cosas. Eso puede ser cierto, porque lo veo en algunas personas de nuestra organización, en ciertos cargos. A veces a las mujeres les resulta más fácil asumir ciertos roles. No es que los hombres no puedan hacerlo, sino que a veces es más natural o fácil para una mujer llevar el control de ciertas tareas. En mi caso, esa capacidad me ha ayudado. Lo que también me ayudó, aunque no lo vi en su momento, fue cuando quedé embarazada. La primera vez tenía mucha angustia por la licencia de maternidad. Estaba preocupada por cómo afectaría a la organización. Hoy, con perspectiva, creo que eso les benefició. Durante mi ausencia el equipo se fortaleció mucho, se hizo más robusto y hoy es mucho más fuerte, decisivo y estratégico que antes. Esa ausencia favoreció a la organización, permitiendo que los demás sobresalieran y se empoderaran más.

¿Cómo ha sido vivir esa experiencia de ser madre y empresaria?

Ser mamá definitivamente marca una gran diferencia. Antes de ser madre no la sentía, pero ahora reconozco que es un desafío. Siempre hay algo que se sacrifica, ya sea el trabajo, la familia o el tiempo personal, como hacer ejercicio o leer. La red de apoyo es clave: los abuelos, tíos y, por supuesto, mi pareja, que está presente. A veces uno pasa más tiempo con los niños y deja de hacer ejercicio o salir con amigos, o se dedica al trabajo y se pierden citas personales. Lo importante es encontrar ese balance y no castigarse por no poder hacerlo todo, sino sentir que estás dedicando tiempo a lo que realmente importa.

¿Le costó hacer esos sacrificios?

Es un proceso de adaptación, y uno lo va viviendo. Duele, como muchas cosas, pero es un proceso y luego logras dominarlo. Uno siempre encuentra ese punto donde ya funciona y lo tienes bajo control.

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