
Hace cien años, Arturo Cova le suplicaba a la selva amazónica que lo liberara de su cárcel verde. “¡Déjame huir, oh selva, de tus enfermizas penumbras, formadas con el hálito de los seres que agonizaron en el abandono de tu majestad! ¡Tú misma pareces un cementerio enorme donde te pudres y resucitas!”. Aquel hombre no era más que un personaje ficticio creado por José Eustasio Rivera para La vorágine, pero detrás de su petición había una sangrienta realidad que se extendió a principios del siglo XX en el Amazonas: el genocidio cauchero, donde...

Por Danelys Vega Cardozo
