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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden istrativa para estudiar la posibilidad de imponer nuevos aranceles al cobre y otros productos importados.
Esta orden, emitida bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial, permite al gobierno evaluar si las importaciones de ciertos productos representan una amenaza para la industria nacional o la seguridad económica del país.
Después de esta evaluación, el gobierno podría decidir imponer nuevos impuestos (aranceles) para proteger a la industria estadounidense de la competencia internacional.
Funcionarios del gobierno estadounidense afirmaron que aún es prematuro definir cuánto podrían aumentar estos impuestos al cobre.
Actualmente, Estados Unidos produce alrededor de 850.000 toneladas de cobre primario al año, pero depende principalmente de importaciones, especialmente desde Chile, que aporta el 38 % del cobre importado.
Esta iniciativa se suma a otras medidas anunciadas recientemente por Trump, quien ya firmó una orden ejecutiva que incrementa los aranceles al acero y aluminio importados al 25 % (que entrará en vigor el 12 de marzo) y propuso impuestos sobre las importaciones de automóviles, madera, semiconductores y medicamentos farmacéuticos.
Además, se ha planteado la posibilidad de aplicar aranceles recíprocos a países que cobran impuestos a los productos estadounidenses.
La mayoría de los economistas tradicionales advierten que los impuestos a las importaciones corren el riesgo de alimentar una inflación que ya genera nerviosismo a los estadounidenses, no crearán los ingresos que Trump prevé y están a punto de reducir o redirigir los flujos comerciales.
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