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Los contenedores ya no huelen a petróleo, sino a mango, café tostado y flores. En marzo, Colombia exportó más alimentos que nunca en su historia reciente, con US$1.394 millones. Un cultivo que ha madurado con el paso de los años.
Durante décadas, la dependencia en divisas se contaba en barriles y no en toneladas. Hoy, esa lógica, comienza a resquebrajarse.
Mientras las exportaciones de combustibles e industrias extractivas cayeron 12,2 % en marzo, las del sector agropecuario crecieron 50,9 %, según cifras del DANE. Es un viraje estructural en la balanza exportadora.
A pesar de que la producción de hidrocarburos de Ecopetrol se cuenta en 745.000 barriles por día equivalentes de crudo, las cifras del DANE muestran que el modelo extractivo está perdiendo velocidad, y el agro está apretando el paso.
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#BoletínDePrensa 🚨 | ¡El agro colombiano continúa siendo protagonista en el mundo! 🥭🌎 De acuerdo con el @DANE_Colombia y la @DIANColombia, en marzo de 2025 los productos agropecuarios, alimentos y bebidas ☕️💐 aumentaron su exportación un 50,9%, comparado con el mismo mes del… pic.twitter.com/2eMIMsYuv9
— Min. de Agricultura (@MinAgricultura) May 8, 2025
Más café y flores, menos carbón y petróleo
En ese mes, los productos del agro representaron 32,2 % del total exportado, frente al 23,9 % del mismo periodo en 2024. Es decir, casi uno de cada tres dólares que entró por comercio exterior tuvo origen rural.
Ese salto fue impulsado por cuatro protagonistas: café sin tostar (+135,5 %), flores y follajes (+23,4 %), frutas frescas o secas (+63,7 %) y —en menor medida— el aguacate Hass, la uchuva y el mango, que ya se cuentan entre los cultivos bandera del país.
No es casual que esto ocurra justo cuando el petróleo empieza a ceder terreno. Entre enero y marzo, las exportaciones de combustibles sumaron US$4.777 millones, pero con una caída de 14,7 %.
El carbón —durante años el segundo motor de ingresos— cayó 43 %. El petróleo, 5,4 %.
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La ministra de Agricultura, Martha Carvajalino, destacó el plan de diversificar los mercados por la “imposición de medidas arancelarias por parte de Estados Unidos”. Esto implica que fortalecer los mercados internacionales se volvió una prioridad estratégica, un asunto de derechos humanos, afirmó.
Y ese mundo —en especial Estados Unidos— está comprando más productos colombianos. En marzo, el país norteamericano representó 32,3 % del destino de las exportaciones nacionales. Solo el café sin tostar hacia ese destino aumentó 190,2 %. Las flores también brillaron con fuerza: 22,9 % más que un año atrás.
Este crecimiento tiene una columna logística: 514.944 toneladas de productos agroexportables fueron despachadas en marzo. En términos de volumen, eso implica un crecimiento de 12 % frente al año anterior. Es la evidencia material de una transformación productiva que empieza en fincas y termina en góndolas de supermercados extranjeros.
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La fuerza del agro
Con la desaceleración del sector minero-energético, el campo emerge como tabla de salvación económica. Para el primer trimestre de 2025, las exportaciones agropecuarias sumaron US$3.683 millones, con un incremento del 36,9 %, según cifras del Ministerio de Agricultura.
Ese salto fue empujado por el café sin tostar (+103,4 %) y las flores cortadas (+8,9 %). Ambos productos representaron el 29 % de la variación positiva en ese grupo.
De acuerdo con la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), la producción de café ha crecido 27 % durante el año, mientras que las exportaciones han subido 19 % a más de 104 países y las importaciones caen en 57 %.
Situación climática y desempeño reciente del sector cafetero colombiano.
— German Bahamon Jaramillo (@GermanBahamon) May 8, 2025
El reciente fenomeno de lluvias en Colombia ha generado una anomalía significativa en los patrones de precipitación, registrando excesos superiores al 90% respecto a los promedios históricos en la mayor…
Esto ocurre mientras el comercio de las manufactureras crecen más lentamente (6 %) y el sector extractivo entra en fase descendente.
La combinación de estos movimientos podría redefinir no solo el PIB, sino también el empleo, la inversión extranjera y la infraestructura de comercio exterior.
Ahora bien, la concentración exportadora en grandes agronegocios —especialmente de café y flores— sigue siendo alta. Y los riesgos de dependencia de mercados volátiles persisten. Basta una helada en Europa o una barrera arancelaria inesperada en Washington para alterar el flujo.
Sin embargo, en un mundo con inseguridad alimentaria, Colombia es una opción más que sostenible para que emerja la semilla de la economía agro.
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