Colombia será parte de la Ruta de la Seda: lo que se firmó en China este martes

Este martes 13 de mayo, en Pekín, el presidente Gustavo Petro se reunió con su homólogo chino, Xi Jinping, y firmó el plan de cooperación que oficializa el ingreso de Colombia a la nueva Ruta de la Seda, conocida formalmente como la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

La firma marca un hito en el camino de Colombia hacia una mayor diversificación de alianzas globales y una presencia más activa en Asia.

La Franja y la Ruta, promovida por China desde 2013, es una plataforma que busca fortalecer la cooperación internacional en infraestructura, ciencia, comercio, energía, tecnología y conectividad. Ya hacen parte de ella más de 140 países de Asia, Europa, África y América Latina.

El anuncio llega en un momento en que Colombia busca mejorar su posición frente al arancel universal del 10 % que impuso Estados Unidos a la mayoría de los productos importados.

¿Qué es (y qué no es) la Franja y la Ruta?

La Franja y la Ruta es la gran apuesta de China para fortalecer sus vínculos con otros países a través de proyectos conjuntos. No se trata de un tratado de libre comercio ni de una alianza militar, y tampoco implica la entrada a un bloque con reglas fijas.

Es, más bien, una red de cooperación abierta y flexible que cada país adapta según sus prioridades y necesidades.

Inspirada en las antiguas rutas comerciales entre Asia, Medio Oriente y Europa, esta iniciativa ha servido en algunos países para atraer inversiones en obras de infraestructura, conectar mercados o fomentar la innovación tecnológica.

En otros, ha sido más bien una plataforma política para mantener el diálogo abierto con China.

Incluso hay casos de naciones que han decidido salir de esta plataforma. Italia, por ejemplo, anunció su salida en 2023 tras una revisión de su estrategia de comercio, y Panamá hizo lo mismo en febrero de 2025 luego de una visita del secretario de Estado de EE. UU.

¿Qué firmó Colombia?

El plan de cooperación firmado este martes formalizará el ingreso del país a esta red global. Dicho plan no genera compromisos obligatorios ni jurídicos, pero sí traza una hoja de ruta para las relaciones venideras entre los gobiernos colombiano y chino.

En total, el plan de cooperación contempla 11 áreas de trabajo entre Colombia y China:

Conectividad e infraestructura; comercio e inversiones; reindustrialización; conectividad financiera; os entre personas; descarbonización de la economía; salud; medio ambiente y desarrollo sostenible; ciencia, tecnología e innovación; gestión de agua, residuos y riesgos; y cualquier otro proyecto que acuerden ambas partes.

Además, el texto se conecta con los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo y la política de reindustrialización del Gobierno Petro, comprometiendo a las partes a crear alianzas que permitan la transferencia de tecnología, la creación de empleo calificado y la inserción de las pymes colombianas en cadenas de valor internacionales.

Según David Mauricio Castrillón Kerrigan, profesor de la Universidad Externado y experto en China, lo que viene ahora será activar los espacios de diálogo que ya existen entre ministerios y agencias públicas.

“Lo interesante es que esta decisión no fue unilateral, sino que viene de conversaciones previas entre varias entidades del Estado. Ahora se espera que esos equipos sigan trabajando para aterrizar los proyectos”, explica.

El académico añade que la Franja y la Ruta no es solo un puente con China, pues también permite a Colombia conectarse con una comunidad de más de 140 países que participan en redes, foros y fondos multilaterales en ciencia, educación, cultura y desarrollo sostenible y en los que Colombia, por ejemplo, no tiene relaciones diplomáticas establecidas, como una embajada o un consulado.

Comercio con China: el déficit por resolver

El comercio entre Colombia y China ha crecido de forma constante en las últimas décadas, pero no de manera equilibrada. En 2024 Colombia exportó al país asiático apenas US$2.300 millones, mientras que las importaciones alcanzaron los US$15.900 millones, lo que deja una balanza comercial negativa de más de US$13.000 millones.

Colombia le vende a China principalmente petróleo, carbón, café, flores y carne bovina. En cambio, importa desde celulares, computadores y maquinaria pesada hasta autos, es solares, productos químicos y textiles. Hoy, China es el segundo proveedor de bienes para el país, después de Estados Unidos.

La disparidad en el comercio es una de las preocupaciones que han expresado sectores empresariales. María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara Colombo Americana (AmCham Colombia), advirtió que “las cifras actuales demuestran que existe una balanza comercial muy desbalanceada” y pidió claridad sobre si esta decisión incluirá medidas para equilibrarla.

“¿Cuáles son las garantías que ofrecerá China para evitar las distorsiones de mercado y prácticas desleales de comercio?”, cuestionó Lacouture. “Es importante que el Gobierno de Colombia lo pueda explicar, no olvidemos que China no es reconocida como economía de mercado”.

Lo que preocupa a algunos sectores

Si bien la Franja y la Ruta puede abrir nuevas oportunidades de inversión y cooperación, también ha generado inquietudes entre los gremios económicos. Uno de los temores más repetidos es que esta decisión pueda afectar la relación estratégica con Estados Unidos, el principal socio comercial de Colombia.

Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, dijo que “la adhesión al tratado de la Seda es una provocación innecesaria con nuestro principal socio estratégico y comercial, en momentos álgidos en donde se debate la política arancelaria de Estados Unidos y su conflicto comercial con China”.

Cabal advirtió que este movimiento podría generar “una fricción que cause efectos importantes en la economía colombiana y en el empleo”.

También hay dudas sobre las condiciones en las que se desarrollaría la cooperación. Algunos sectores temen que el país termine aumentando su dependencia de las importaciones chinas sin fortalecer su industria local, o incrementando su deuda pública.

Lo han señalado, por ejemplo, gremios del acero y de manufacturas, que ya han denunciado la entrada de productos chinos a precios de dumping.

Desde el Gobierno estadounidense, Mauricio Claver-Carone, exasesor de la Casa Blanca y actual enviado especial del Departamento de Estado para América Latina, ironizó hace unas semanas sobre la intención de Colombia de acercarse a China:

“El acercamiento del presidente Petro con China es una gran oportunidad... para las rosas de Ecuador y el café de Centroamérica”.

Y para Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), la adhesión de Colombia a la Franja y la Ruta es un error estratégico.

“Es una estrategia desarrollada por China para poder llegar con sus productos, especialmente industriales, a todos los mercados del mundo”, advirtió.

Mac Master explicó que China ha construido una gran capacidad industrial en sectores como los plásticos y los automóviles, y competir contra ese tamaño de industria, respaldada muchas veces por subsidios o ventajas cambiarias, podría poner en riesgo a la producción nacional.

“Cuando nos enfrentamos a esos tamaños de competencia, todas nuestras industrias corren peligro, no solamente por la diferencia en tamaño, volumen y masa crítica, sino porque nuestros productos no han sido desarrollados con subsidios de investigación o tasa de cambio”, indicó.

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