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La Copa del Mundo de Corea y Japón en 2002 fue diferente a todas las demás. Por lo menos en Colombia, los horarios eran imposibles de seguir ya que el campeonato se llevaba a cabo al otro lado del mundo, donde el sol se pone cuando acá se está ocultando. De igual forma, los más aficionados a este deporte no quisieron faltar a la cita con el destino que se marca cada cuatro años.
Grandes selecciones harían parte del Mundial. Argentina iba como gran favorita de la mano de Marcelo Bielsa al haber completado unas eliminatorias sudamericanas impecables. Francia mantenía la columna vertebral del equipo campeón del mundo cuatro años atrás. España llevaba una escuadra altamente competitiva que esperaba romper la maldición de solo llegar a cuartos de final. Inglaterra quería volver a ser protagonista de una Copa del mundo con el auge de varias de sus figuras. Italia también figuraba entre los candidatos y nunca se puede olvidar a Alemania. Sin embargo, había una selección que no llamaba tanto la atención, pero que sorprendió a todos.
Por debajo de la albiceleste y del equipo ecuatoriano llegó Brasil a la Copa en unas eliminatorias sudamericanas muy competitivas. El subcampeón del torneo pasado llegaba debilitado y con una de sus figuras en duda para el torneo, Ronaldo Nazario. El ‘fenómeno’ sufrió la rotura total del tendón rotuliano de su rodilla derecha en el año 2000 y estuvo más de un año fuera de las canchas. La prensa dudaba de que llegaría en óptimas condiciones al mundial y la ilusión de la ‘canarinha’ se hundiría junto a él.
A pesar de todo, el entrenador Luiz Felipe Scolari decidió convocarlo junto a figuras como Rivaldo, Roberto Carlos y el incansable capitán Cafú además de una promesa del deporte para ese entonces, el joven Ronaldinho Gaucho.
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En el grupo C, el ‘scratch’ enfrentó a Turquía, China y Costa Rica. Los tres encuentros fueron victoria para los brasileños con cuatro goles de Ronaldo. En octavos de final venció a Bélgica, en cuartos a Inglaterra con un memorable tiro libre de Ronaldinho y en semifinal se impuso al sorprendente cuadro turco.
En la final, el cuadro verdeamarela debió enfrentarse a la opaca pero efectiva selección germana que, guiado por un esplendido Oliver Kahn, venía de vencer a Paraguay, Estados Unidos y Corea del Sur por 1-0 y con más orden que juego. En el estadio Internacional de Yokohama (Japón) el duelo entre el goleador del torneo y el mejor arquero se lo llevó el atacante. Tras un rebote luego de un disparo de fuera del área, Ronaldo aprovechó el error de Kahn y mandó el balón al fondo de la red a los 63 minutos. A falta de 10 para el final, el brasileño volvió a convertir esta vez desde fuera del área y sentenció el 2-0 final.
En aquel Mundial hubo varios momentos que quedaron para la memoria de los seguidores. Las impactantes eliminaciones de Francia y Argentina en fase de grupos, los escandalosos partidos de Corea del Sur frente a Italia y España que se vieron afectados por sospechosas decisiones arbitrales y la gran campaña de Turquía que se quedó con la medalla de bronce.
Brasil estableció su lugar en el olimpo de fútbol mundial tras conseguir el quinto campeonato más importante de este deporte. Cafú se convirtió en el primer jugador en la historia en disputar tres finales de una Copa del Mundo de manera consecutiva y Ronaldo demostró de lo que era capaz a pesar de las críticas y las lesiones. Después de ese torneo, Brasil no ha podido levantar nuevamente el trofeo al ser eliminado en cuartos de final en 2006, 2010 y 2018 y quedarse con el cuarto puesto en 2014.