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Un equipo de arqueólogos halló cerca de 940 esqueletos en el convento de San Francisco, en el centro histórico de Cartagena. El hallazgo, liderado por la Fundación Erigaie, fue confirmado por la Universidad del Norte tras varios meses de excavaciones. El objetivo es estudiar los restos para entender cómo era la vida en la ciudad durante el periodo colonial.
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La investigación, dirigida por la arqueóloga y antropóloga Mónika Therrien, identificó estructuras óseas de personas con ascendencia europea, africana e indígena. El antropólogo Javier Rivera explicó: “Hemos encontrado una diversidad de población muy interesante, que refleja un poco cómo era la composición poblacional de esa Cartagena. Hemos encontrado individuos asociados con ancestros europeos, africanos e indígenas, y también individuos que muestran el proceso de mestizaje biológico”.
Los primeros análisis los realizaron sobre 160 esqueletos. Estudian la estatura, las condiciones de salud y la alimentación. También buscan establecer enfermedades frecuentes y reconstruir perfiles demográficos. La mayoría de cuerpos pertenecen a de élite. Rivera señaló que “la iglesia regía gran parte de los hábitos y la vida cotidiana, pero al mismo tiempo había otros discursos y prácticas que también convivían, enriqueciendo la vida en Cartagena con elementos indígenas y africanos”.
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Se hallaron también esqueletos de mujeres asesinadas por participar en las guerras de independencia. Los registros indican que fueron castigadas públicamente para frenar el apoyo a los movimientos revolucionarios del siglo XIX. Entre los restos infantiles, encontraron amuletos asociados a rituales católicos y paganos. Los entierros ocurrieron entre los siglos XVI y XIX.
El entierro en el convento de San Francisco costaba el equivalente a 141 días de salario, el doble que en la Catedral. Las causas de muerte más comunes fueron enfermedades infecciosas y parasitarias, asociadas al mal estado del agua y al crecimiento desordenado de la ciudad.