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Los reclamos de víctimas por exceso de uso de símbolos del M-19 en el Gobierno Petro

No en pocas ocasiones el mandatario ha usado y ondeado la bandera de la guerrilla a la que perteneció y que firmó la paz hace 35 años. Lo ha hecho en protestas, discursos televisivos, entre otros. Las víctimas califican los actos como una revictimización.

Juan Pablo Contreras Ríos
11 de marzo de 2025 - 02:16 a. m.
La llegada de Petro a la Casa de Nariño no solo significó la elección del primer presidente de izquierda en la historia de Colombia, sino que también la llegada al poder de un exintegrante de esa guerrilla.
La llegada de Petro a la Casa de Nariño no solo significó la elección del primer presidente de izquierda en la historia de Colombia, sino que también la llegada al poder de un exintegrante de esa guerrilla.
Foto: Agencia EFE
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Hay quienes dicen que Gustavo Petro vive atrapado en la nostalgia. Su primera orden como presidente de Colombia fue pedirle a la Casa Militar que sacara del Palacio de Nariño la espada de Bolívar, ese símbolo que fue robado por el M-19 la noche del 17 de enero de 1974 y que fue el primer golpe con el que esa guerrilla “anunciaba” su llegada.

La espada estuvo junto a Petro durante su primer discurso como mandatario. De fondo, las voces de la multitud que había acudido a la toma de posesión ese 7 de agosto de 2022 comenzaron a gritar en coro “Pizarro, Pizarro, Pizarro”, en referencia a Carlos Pizarro, el último comandante de ese grupo armado y quien fue asesinado cuando era candidato a la Presidencia de Colombia.

En el centro de la tarima, ubicada justo junto al Congreso, también estaba la senadora María José Pizarro, una de las hijas de Pizarro, y quien fue la encargada de imponer a Petro su banda como presidente. María José vestía un abrigo rojo, con manchas azules oscuras y blancas, pero con un detalle especial en su espalda: el rostro de su padre tejido a mano por excombatientes de las FARC con el siguiente mensaje: “que la lucha por la paz no nos cueste la vida”.

La llegada de Petro a la Casa de Nariño no solo significó la elección del primer presidente de izquierda en la historia de Colombia, sino que también la llegada al poder de un exintegrante de esa guerrilla. Con su victoria, Petro materializó, en parte, la reincorporación y la participación política que hace 35 años buscaba también Carlos Pizarro antes de ser asesinado en un vuelo con destino a Barranquilla, un mes antes de los comicios nacionales y apenas 47 días después de haber firmado el acuerdo de paz.

Sin embargo, el “exceso” de referencias del M-19 que ha usado Petro en los 32 meses de su mandato ha generado críticas, especialmente por parte de las víctimas que afirman que pareciera que el mandatario “glorificara” el pasado violento de esa guerrilla.

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Las víctimas de la toma del Palacio de Justicia, las familias de los desaparecidos, las víctimas de la toma de la embajada de República Dominicana o quienes aún recuerdan con dolor los tiempos de esa guerrilla piden que no se use como símbolo de orgullo nacional la bandera del M-19, la de raya azula, blanca y roja. La petición no es menor pues hay otra bandera, la de la Alianza Democrática M-19, que es la que usó el partido político que nació tras la firma de ese acuerdo.

Un Gobierno cargado de simbolismos

Durante las marchas del 1 de mayo de 2024, en un discurso entregado frente a cientos de personas en la Plaza de Bolívar, el presidente agitó la bandera del M-19, junto con la de Colombia, asegurando que era un símbolo que no se iba a esconder más. En la multitud, otras tantas personas también estaban ondeando la bandera. “No, señores de la oligarquía, esa bandera no se guarda, no se esconde, esa bandera se levanta y va a continuar levantada”, dijo el presidente.

Un mes después, a través de su cuenta de X, Petro volvió a defender la bandera del M-19 y aseguró que el uso de los símbolos fue algo “pactado” con el Gobierno de Virgilio Barco cuando se hizo el Acuerdo de Paz. También puso un fragmento de una alocución del entonces presidente Barco en la que más que defender a la guerrilla, destaca que para entonces ya era un partido político.

“El M-19 es ahora un partido político que tiene los derechos y los deberes de todo partido, y cuyas ideas deben ser toleradas. Quienes mediante la violencia pretenden arriar las banderas del M-19, evitar que tengan candidato a las elecciones o impedirle hacer proselitismo, no son solo enemigos de ese movimiento, son enemigos de la paz que buscan destruir el camino que se construyó para la reincorporación de los grupos guerrilleros a la vida civil”, dijo Barco en marzo de 1990.

Otra polémica suscitó nuevamente hace dos semanas cuando durante una transmisión a nivel nacional de un discurso del presidente, desde Chicoral (Tolima), apareció una bandera de esa guerrilla con las palabras “Viva Petro Presidente, M-19, 2026-2030”.

La pancarta estuvo al aire durante varios segundos y despertó todo tipo de debates, especialmente de los sectores de oposición, quienes dijeron que la bandera hacía apología al terrorismo, que mostraba “desprecio” por las víctimas y que confirmaba la intención de Petro para “quedarse en el poder”.

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El presidente defendió una vez más el símbolo: “Esa banderita que está allá atrás y dicen que no debo sacar porque no sé qué y no sé qué. Tiene tres colores y no son de un movimiento terrorista, tienen otro significado que hay que recordarle a la Cabal, a la Paloma, a las Milei, la que dice las cosas de frente y la que se disfraza”, dijo Petro.

Colombia+20 habló con Helena Uran Bidegain, politóloga, escritora, y quien además se ha dedicado a trabajar durante varios años los temas de memoria.

Uran también es hija del magistrado Carlos Horacio Uran (asesinado de la toma y retoma del Palacio de Justicia), y varias veces, y en distintas columnas se ha pronunciado sobre el uso excesivo de los símbolos del M-19 durante el Gobierno Petro.

“Eso trae muchos riesgos, es cierto que la bandera de Colombia también está manchada de sangre, pero es bajo esa bandera que hay una unidad social, no bajo la insignia de un grupo político ni mucho menos de un grupo armado, así se haya desmovilizado. Él tiene que buscar símbolos en los que nos encontremos todos”, le dijo Uran a Colombia+20.

El deseo de Petro por exponer la bandera del M-19 también cruzó fronteras internacionales. El símbolo llegó hasta Montevideo, Uruguay, donde el presidente entregó la Cruz de Boyacá -la máxima condecoración civil que entrega el Gobierno de Colombia- a José ‘Pepe’ Mujica, un también exguerrillero de los Tupamaros que llegó a la presidencia de Uruguay el 1 de marzo de 2010.

Durante esa ceremonia a cielo abierto, estaba previsto que se desplegaran las banderas del M-19 y del Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros -la guerrilla de Mujica-, pero por condiciones de salud del expresidente Uruguayo, su equipo pidió que la conmemoración fuera más rápida. Aún así, Petro desdobló la bandera del M-19 y se la mostró a Mujica antes de ser detenido por la entonces directora del Departamento istrativo de la Presidencia, Laura Sarabia.

“Este Gobierno no ha hecho sino hostilizar a las víctimas exhibiendo la bandera del M-19 cada vez que le viene en gana, pero nadie dice del daño que causa a la memoria de las víctimas ver esa bandera”, dijo Gabriel Andrade, hijo del magistrado Julio César Andrade, también víctima de la toma y retoma al Palacio de Justicia en 1985.

La lluvia de críticas contra Petro una vez más no se hicieron esperar, pues desde varios sectores políticos aseguraron que exponer la bandera de una guerrilla no podía ser el discurso de un jefe de Estado en el exterior.

“Revivir símbolos de violencia no construye paz, solo revictimiza a quienes sufrieron su barbarie. El país necesita justicia y verdad, no homenajes criminales”, dijo por ejemplo la senadora María Fernanda Cabal en su cuenta de X.

Uran no es tan tajante y asegura que, aunque es valioso recordar la historia de esa guerrilla y el proceso de desmovilización que trajo consigo, no se puede hacer simplemente trayendo símbolos del pasado al presente, pues eso ya se considera un abuso a la memoria.

“Tenemos que mirar el pasado, pero no para quedarnos ahí, sino para construir un nuevo presente y mirar hacia el futuro. El presidente considera que todos los símbolos deben ser entendidos como sinónimos de paz, pero el contrario, lo que está generando es un escenario que puede ser contraproducente contra su mismo proyecto porque puede generar confrontaciones”, dijo la politóloga.

El presidente también se vio envuelto en estas críticas cuando expidió una resolución del Gobierno para reconocer el sombrero de Carlos Pizarro como patrimonio cultural.

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Esa día de junio de 2024, el presidente posó junto al sombrero color beige y centra negro que fue tejido con fibras naturales y que acompañó al comandante guerrillero durante la dejación de armas en el corregimiento de Santodomingo, en Toribio -Cauca-.

“Este sombrero es un símbolo de paz. Indudable. Y debe quedar aquí. Será patrimonio. Este es un patrimonio del amor. Así que queda entregado al pueblo colombiano, que es su dueño”, dijo el presidente junto al sombrero que duró más de 10 años desaparecido.

Con esta decisión del Gobierno se avivó el debate sobre el uso superficial de los símbolos en el mandato de Petro y la ausencia absoluta de una conversación que profundizara en las lecciones del acuerdo de paz con el M-19 para los nueve tableros de negociación que tiene abierto el Ejecutivo con los grupos armados.

“En vez de exaltar el pasado criminal de la guerrilla a la que perteneció, debería concentrarse en destacar que, gracias a un acuerdo de paz, se reincorporaron a una sociedad y a un escenario democrático que, con todos sus defectos, durante las últimas décadas les ha permitido participar activamente en el diseño del rumbo del país. Sus esfuerzos retóricos deberían centrarse en exaltar el compromiso de paz que suscribió el M-19 con el Estado colombiano y a través de él con un pueblo que, ante todo, valoró positivamente su decisión de abandonar el inútil recurso a la violencia como forma de impulsar el cambio”, escribió Yesid Reyes, exministro de Justicia, en una columna de opinión publicada hace tres meses en este diario.

Tania Luna, experta en paz y memoria, también aseguró que Colombia es un país de heridas abiertas y que los símbolos que pueden reivindicar a una persona, también pueden ser los mismos que son revictimizantes para otras.

“El presidente debe representar la unidad nacional y debe representar a todos los colombianos, entonces bajo esa lógica debe evitar el uso de símbolos que generen algún tipo de controversia política. Este es un tema que despierta todo tipo de pasiones, porque hay quienes piensan que solo es un grupo terrorista, dejando de lado que el M-19 se transformó en un movimiento político”, dijo la experta.

Un gabinete cercano al proceso de paz

El Gobierno de Gustavo Petro también se ha caracterizado por tener en su gabinete a firmantes del Acuerdo de Paz del M-19 que estuvieron alzados durante mucho tiempo en armas.

La paz total, una de las grandes banderas con las que Petro llegó a la presidencia, fue justamente encomendada a Otty Patiño, un viejo comandante guerrillero que, según dicen sus compañeros de guerra, es un hombre “atinado sobre los momentos políticos del país”.

Patiño, un vallecaucano que participó de los diálogos de paz con Virgilio Barco y quien fue uno de los fundadores del M-19, volvió a las negociaciones de paz tras casi 30 años desde su desmovilización. Inicialmente, llegó como jefe negociador del Ejecutivo en los diálogos con el ELN, el proceso estrella con el que el Gobierno quería sacar adelante su ambicioso proyecto. Sin embargo, desde hace más de un año es el Consejero Comisionado de Paz, el alfil de Petro sobre quien recaen los 10 tableros de diálogo que tiene abierto el presidente.

El funcionario de alto Gobierno no tiene un perfil mediático. No tiene cuenta de X y la mayoría de sus anuncios son hechos por preguntas hechas por periodistas al terminar eventos. Sin embargo, Patiño es un hombre que conoce la guerra del país por dentro y por fuera. Aún así, su gestión no ha dejado mayores avances, pues en vez de lograr una reducción de los grupos armados, el conflicto en Colombia se ha recrudecido.

Frente a los diálogos con el ELN está Vera Grabe, una antropóloga hija de migrantes alemanes que militó durante 16 años en la guerrilla del M-19. Su pseudónimo en la guerrilla fue La Mona, Cristina, Julia o Catalina.

Vera fue nombrada secretaria general del M-19 y tenía sobre su responsabilidad las relaciones internacionales, lo que la llevó a estar varios años en Panamá, Cuba, Nicaragua, Ecuador, Libia y México. Volvió a Colombia en 1984 e hizo parte de la creación del Comando de Diálogo Nacional del M-19.

El reto para Vera en el Gobierno Petro no ha sido fácil. Sobre su espalda está el proceso más complejo del Gobierno con una guerrilla de 60 años de historia. Durante su gestión ha tenido dos suspensiones de los diálogos y ha tenido que lidiar con una de las facetas más violentas de la guerrilla del ELN.

Vea aquí: M:19: Se cumplen 35 años del acuerdo de paz y sigue la deuda con las víctimas

Otros exmilitantes del M-19 como Fabio Cardozo, Gloria Quiceno y Álvaro Jiménez también están en el equipo de negociadores con el que el Gobierno busca llevar a buen puerto el proyecto de paz total.

Otra importante entidad del Estado, la Unidad Nacional de Protección, también tiene en su cabeza a un viejo conocido del M-19: Augusto Rodríguez Se dice que Rodríguez ha sido amigo de Petro durante décadas y que es uno de sus hombres más leales en el Gobierno. De hecho, es uno de los que aún sigue a pesar de todos los remezones que han tenido las entidades en este Gobierno.

“Los nombramientos en general son importantes porque estas personas pueden llegar a lugares donde no habían llegado, pero por otro lado vale la pena que esos lugares donde se está discutiendo la paz y la memoria sean democráticamente gestionados y que puedan tener visiones distintas”, agregó Luna.

La participación de Vera, de Augusto, de Otty y de todas las fichas cercanas a Petro que lo conocen de militar en la extinta guerrilla son una muestra de la reincorporación política que puede haber tras un Acuerdo de Paz.

Las luces y sombras en este proceso son muchas. Las víctimas aún piden que los exguerrilleros del M-19 pidan perdón por sus actos violentos, pero por el contrario, solo han tenido el uso excesivo de los símbolos que les recuerdan las épocas del conflicto. Aseguran que es revictimización y un abuso a la memoria.

Entre tanto, el presidente Petro ha defendido con orgullo el hecho de ondear la bandera del M-19 y aún no hay una petición formal de perdón para las víctimas del grupo armado. Hay quienes aún guardan la esperanza de que se haga antes de que se acabe la primera presidencia de un exguerrillero en Colombia.

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Juan Pablo Contreras Ríos

Por Juan Pablo Contreras Ríos

Comunicador social- periodista de la Universidad Externado de Colombia. Se interesa por temas judiciales, políticos y de orden público.juanpablocr3006[email protected]

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Olegario (51538)11 de marzo de 2025 - 09:45 p. m.
Petro, nostálgico de la violencia terrorista propiciada por el M-19. El que es, no deja de ser.
Edgard Lopez(56726)11 de marzo de 2025 - 07:18 p. m.
estos hampones que fueron perdonados ahora sacan sus asesinos símbolos. Mi voto para el candidato presidencial que para el 7 de agosto de 2026 lleve el decreto para firma donde se declare ilegal promover, mostrar, compartir, vender símbolos de grupos subversivos, terroristas narcotraficantes en publico y para el publico. Comencenos por borrar la imagen del asesino que esta en la plaza central de la universidad nacional, dejemos de honrar la vagabundería y los crimenes de lesa humanidad
Mario Reyes Becerra(8676)10 de marzo de 2025 - 10:47 p. m.
Y como redactarían otra nota sobre el trapo rojo y la tela azul, y agregen el guiñapo del cento CD? Cuantas víctimas? 6402 mas 350.000. Ah pais, con estos hacedores de historia, Estamos jodidos.
JULIO CESAR GOMEZ GUTIERREZ(35221)10 de marzo de 2025 - 09:39 p. m.
Desmovilización del M-19 sin verdad, sin justicia y sin reparación, indultados, no pagaron cárcel o una pena cualquiera por sus actos delictivos. Proceso de paz viciado por carencia de esos vitales elementos que le dan legitimidad a todo proceso de paz.
Carlos Chacón Téllez(86809)10 de marzo de 2025 - 09:39 p. m.
Hay que izar la bandera del M-19 en la casa de Nariño, en el capitolio, en el palacio de justicia y en todos los sitios públicos y arriar la bandera de Colombia. ¿ De acuerdo Petro ?
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