{ "@context": "https://schema.org", "@type":"Organization", "name":"El Espectador", "url":"", "logo":{ "@type":"ImageObject", "url":"/pf/resources/images/favicons/favicon-EE-152.png?d=1053", "width":"300" }, "Point": { "@type": "Point", "telephone": "018000510903", "Type": "Servicio al cliente" }, "sameAs":[ "https://www.facebook.com/elespectadorcom", "https://twitter.com/elespectador", "https://www.instagram.com/elespectador/", "https://www.youtube.com//Elespectadorcom?sub_confirmation=1" ]}

Así es el complejo proceso para encontrar a los desaparecidos en Fundación, Magdalena

Familias de Fundación buscan en el cementerio San Rafael a sus seres queridos, desaparecidos en el conflicto armado. La UBPD lo declaró sitio de interés forense donde estarían inhumadas 14 personas desaparecidas en 12 puntos del lugar. Así se hace la jornada de recuperación. Crónica del viaje.

Paulina Mesa Loaiza
29 de marzo de 2025 - 10:01 p. m.
La UBPD busca en el cementerio San Rafael, en Fundación, Magdalena, 14 cuerpos en 12 sitios identificados de interés forense.
La UBPD busca en el cementerio San Rafael, en Fundación, Magdalena, 14 cuerpos en 12 sitios identificados de interés forense.
Foto: UBPD
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Elkin Miranda viajó cuatro horas en carro para recoger una a una las astillas que tenía en su corazón. En Fundación, Magdalena, quedó enterrado un pedazo de su vida cuando supo que en algún lugar del cementerio San Rafael dejaron el cuerpo de su hermano Manuel* sin lápida, flores ni lágrimas.

Lo único que sabe es que lo asesinaron y lo desaparecieron en ese camposanto hace 15 años. El Ejército fue el que le informó lo que había pasado con su hermano y lo citó por lo menos tres veces en ese lugar para exhumarlo, pero siempre lo dejaron esperando. Elkin siempre regresaba a su casa sin Manuel y con el alma más rota.

Desde el año 2013 comenzó la búsqueda de su hermano y todos los días recuerda que le pedía a Dios que le dijera algo sobre el paradero de Manuel, que le ayudara a encontrarlo.

Sus súplicas tuvieron efecto cuando la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) intervino en su caso para hacer un primer ejercicio de prospección y recuperación de un cuerpo que podría ser el de su hermano Manuel. El sepulturero no había dado la primera palada, pero Elkin entre lágrimas sentía la esperanza más viva. “Tengo fe en Dios y sé que las cosas van a salir bien y sé que en ese punto va a estar mi hermano. Lo voy a tener cerca. Le voy a dar una sepultura. Eso me alivia un poco el dolor”, repite mientras sus ojos se encharcan más de alegría que de tristeza.

Encontrar un lugar donde posiblemente esté Manuel no fue un simple golpe de suerte. Detrás de ese primer hallazgo que le devuelve el aliento a la familia Miranda existe un trabajo complejo y de varios años por parte del equipo que conforma la UBPD, la entidad creada a partir del Acuerdo de Paz de 2016 dedicada exclusivamente a buscar a las 124.734 víctimas de desaparición en el país en el contexto del conflicto armado. Desde una mirada integral, la Unidad busca personas que hayan desaparecido en hechos de desaparición forzada, secuestro, reclutamiento forzado y cualquier tipo de violencia.

Lea también: La violencia sexual en FARC y el debate por señalamientos a senadora Sandra Ramírez

En el país hay 10.487 sitios de interés forense, donde se presume que puede estar un desaparecido. Uno de ellos es el municipio de Fundación, específicamente el cementerio San Rafael, que fue identificado por el equipo de la Unidad en el plan regional de búsqueda del norte de Magdalena y Dibulla. La mirada se puso en este punto tras la investigación y recolección de relatos de las comunidades sobre los momentos más álgidos del conflicto, cuando llegaban cuerpos en grandes cantidades al cementerio.

A eso se le suma el diagnóstico de cementerios que realizó el Ministerio del Interior en 2015 para tratar de especificar cuántas personas no identificadas estaban inhumadas en Colombia. En esa investigación, el cementerio de Fundación arrojó un importante registro e incluso casos de desapariciones que están contenidos en sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Ese diagnóstico ayudó a que este lugar fuera fijado como un punto de urgencia en materia de búsqueda.

Sin embargo, varios factores dificultan la búsqueda. Aunque a simple vista el camposanto de Fundación parecería igual a otros, con tumbas antiguas, mausoleos, flores artificiales para acompañar las lápidas y árboles para apaciguar el sol, lo cierto es que se quedó corto para recibir muertos y muchos fueron enterrados en los pasillos, y el suelo de casi todo el lugar fue reformado con cemento y baldosas.

“El cementerio es muy complejo en términos de estructura, organización y disposición de los espacios. Esto es una placa en concreto que se hizo una adaptación, digámoslo en términos generales, reciente, pero antes el suelo era completamente natural. Eso hace que la intervención para nosotros sea mucho más compleja porque las anomalías que uno podría llegar a observar en el suelo no son visibles, porque está completamente modificado y alterado”, explicó Paula González, antropóloga de la Unidad de Búsqueda.

A eso se le suma que el sitio es reutilizado constantemente, lo que se convierte en otro obstáculo para la búsqueda, y han tenido que utilizar incluso métodos geofísicos. “En un cementerio lo ideal es recuperar en una sola intervención la mayor cantidad de cuerpos, pero este es un cementerio con unas complejidades muy altas que dificultan mucho la labor de nosotros”, agregó González para indicar que han recuperado por ahora cuatro de los 14 cuerpos con una ubicación posible en 12 puntos del cementerio.

El largo trayecto de las familias y los buscadores

Otro caso es el de Maryuris Rodríguez, quien busca a su esposo Jaime Segundo Franco Ávila desde el 31 de enero de 2003 en Santa Marta. Una de las cosas que le pesa a Maryuris es el poco tiempo que pudieron pasar juntos por las obligaciones de levantar a una familia de dos hijos. Jaime trabajaba en dos turnos, de día y de noche, pero un día, al salir del trabajo, no regresó.

“Fuimos a la Fiscalía y pusimos la denuncia de la desaparición. Buscamos, pero no tuvimos rastro de él. Cuando llegó Justicia y Paz, en las audiencias, los postulados dijeron que lo habían enterrado en un cimiento de una casa en Gaira. Se hizo el mecanismo de búsqueda urgente y cuando de la Fiscalía fueron a hacer la prospección no me llevaron como familiar y no lo encontraron porque no tenían toda la información que recolecté”, explica Maryuris.

Luego de que la Fiscalía la culpara por no encontrar a su esposo, Maryuris consolidó la Organización Familiares Colombia para buscar a más desaparecidos y recientemente se acercó a la Unidad de Búsqueda y entregó una primera solicitud para encontrar a Jaime.

Las familias en Colombia se volvieron investigadoras de la desaparición. A veces nos entregan unos expedientes absolutamente completos de toda esa trayectoria, de toda esa búsqueda que han hecho. Obviamente una búsqueda con metodologías que ellos crearon”, reconoce la directora de la UBPD, Luz Janeth Forero.

Le puede interesar: El regreso a casa: la historia de un cuerpo desaparecido que encontró a su familia

Con toda esa información, la UBPD y la familia crean una solicitud de búsqueda en la que se empieza por entender quién es la persona desaparecida, cuántos años tenía cuando desapareció y cuáles fueron las circunstancias. “Puede haber desaparecido ayer o hace 30, 40 años, pero el sentimiento y el dolor de las familias son prácticamente los mismos. Por eso hablamos de la acción sin daño. Además de ser un proceso técnico, es un proceso cuidadoso, es un proceso empático”, agrega Forero.

Luego de presentar la solicitud de búsqueda, el equipo de la UBPD realiza con los familiares una entrevista con fines de identificación forense, lo que quiere decir que se construye una especie de retrato hablado del desaparecido, pues en muchas oportunidades los seres queridos no tienen una fotografía al momento de su desaparición. El objetivo es lograr identificar los atuendos que usaba, los tatuajes que tenía en su cuerpo, las cicatrices o marcas de nacimiento e incluso los lunares, el color de ojos o si era zurdo o diestro.

Luego vendrá un tercer paso más técnico al que el equipo de la UBPD llama “genograma”, que en términos coloquiales traduce la necesidad de formar el árbol genealógico de la persona desaparecida para luego recoger las muestras biológicas y hacer las triangulaciones de información y las conexiones con el parentesco.

Para el caso particular del cementerio en Fundación, fueron familiares y organizaciones que buscaban a personas desaparecidas quienes entregaron información inicial para iniciar el proceso. “Tuvimos información oral y documental de personas del territorio que conocían el contexto y el cementerio. En este ejercicio hemos llegado a documentar 12 sitios en el cementerio donde se podrían encontrar 14 cuerpos. La certeza solo la tenemos hasta cuando hacemos la intervención, y eso también nos lleva a nueva información. Aunque pareciera que el proceso fuera lineal, muchas veces nos podemos encontrar escenarios donde encontramos dos cuerpos y otros cuerpos que no estábamos buscando. Eso implica que la investigación se siga actualizando”, informó Francisco Vera, coordinador del equipo territorial del Grupo Interno de Trabajo Territorial de Magdalena.

Recuperar hasta el más mínimo detalle

Gilberto está sentado sobre una escalera pequeña que hace las veces de silla. Se queda inmóvil frente a una bóveda abierta con dos bolsas en su interior. No mira hacia ningún lado, aunque a su espalda haya un grupo de periodistas absortos observando cómo una forense limpia con extremo cuidado los huesos de una persona desaparecida en 1997. Aunque Gilberto ya no le encuentra mucho asombro al hallazgo —pues fue el sepulturero por más de 15 años en el cementerio San Rafael—, todavía guarda en la memoria cuando los cuerpos de esa época llegaban en alto estado de descomposición y había que enterrarlos rápido y como fuera en el lugar.

Las antropólogas y los forenses de la UBPD disponen dos mesas en un pasillo del cementerio para la fase de recuperación de dos cuerpos inhumados en una bóveda junto a un tercer cuerpo plenamente identificado. La investigación previa arrojó que uno de los casos de uno de los desaparecidos tiene una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

De una bolsa color rojo comienzan a desatar los nudos que aseguran los restos óseos de una persona desaparecida y comienzan a sacar los primeros huesos para limpiarlos con máximo cuidado con pinceles y brochas de todos los tamaños. Los van separando en recipientes de metal y los elementos personales como una gorra o una pulsera tejida los ubican en otra mesa, son una prueba diciente en el proceso. “Muchas veces en la prospección y recuperación de los cuerpos encontramos muchos escapularios y todos estos detalles entregan mucha información vital para el proceso de búsqueda”, acotó Forero.

Tras una jornada entera de búsqueda, las forenses lograron recuperar más de dos cuerpos, aunque la investigación inicial señalaba a dos desaparecidos. Todo lo recuperado fue embalado en bolsas marcadas por la UBPD y viajará bajo cadena de custodia hasta la sede de Medicina Legal en Barranquilla para cotejar la información con las muestras biológicas que se tomó a las familias.

La espera de una entrega digna

Rubén busca a William, su papá, desde hace 14 años. Tiene atoradas las historias que no le pudo volver a contar desde que William se fue a Bogotá por trabajo, pero nunca volvió. Hace un año la UBPD anunció en los medios locales que estaban buscando a la familia de William. Rubén pensó que su papá estaba vivo y que por fin había aparecido, pero luego le explicaron que había altos indicios de que su cuerpo estuviera en un cementerio de la capital. Aunque fue un momento doloroso, Rubén explica que fue al mismo tiempo un alivio.

“En la UBPD han sido los únicos que nos han dado indicios de dónde está mi papá. Me hicieron preguntas relacionadas con mi papá, si tenía cicatrices, tatuajes, el color de la piel... Yo me acuerdo que tenía un tatuaje en el brazo, una cicatriz en la cabeza, era moreno, tenía entre 35 y 40 años. Era joven, atlético. Esa información la estaban corroborando para saber si estábamos hablando de la misma persona. Me dijeron que por la necropsia y las huellas digitales en la Registraduría, las compararon y arrojó que era él. Estamos a la espera de que intervengan el cementerio en Bogotá, por fin hagan la entrega y se acabe la espera”, dijo.

Como un último momento de la fase de búsqueda, la Unidad hace una entrega digna o culturalmente pertinente para que el ser desaparecido vuelva a casa. Rubén quiere hacerle una sepultura digna a su papá, hablar con él, contarle muchas cosas que pasaron y desaflojar el nudo que se le hace en la garganta cuando menciona un “te amo, papá”.

Elkin y Maryuris y otros cientos de familias tendrán que pasar por todas las fases de búsqueda que incluyen la investigación previa, la recuperación del cuerpo y el traslado hasta Medicina Legal para que su incertidumbre acabe.

Mientras el sonido de las palas y los martillos sobre el pavimento se mezclan con el calor sofocante de 37 grados en el cementerio de Fundación, Magdalena, Elkin se queda inmóvil ante el hueco en el suelo que se va abriendo y que espera que sea donde haya estado Manuel.

*Nombre cambiado por seguridad

✉️ Si le interesan los temas de paz, conflicto y derechos humanos o tiene información que quiera compartirnos, puede escribirnos a: [email protected]; [email protected]; [email protected] o [email protected].

Paulina Mesa Loaiza

Por Paulina Mesa Loaiza

Periodista de la Universidad de Antioquia e ilustradora. Ha escrito en prensa y portales digitales con especial interés en justicia, conflicto, memoria y paz. Actualmente es periodista de Colombia+20.@paulina_mesal[email protected]

Temas recomendados:

 

Pathos(78770)13 de abril de 2025 - 11:16 p. m.
Muy triste y doloroso, hay demasiada criminalidad,absurda,sin sentido....esto tiene q terminar, ya no hay motivo para q se llegué a estos extremos....los criminales deben pensar q la vida es corta y q el legado q dejan no puede ser tan bárbaro y cruel, sembrado de tanto dolor...tengan piedad
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar