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Actualmente hay seis especies conocidas de perezosos, las cuales se encuentran en Centroamérica y Sudamérica, principalmente en los bosques tropicales. Todas poseen características muy similares: son arborícolas, es decir que viven en los árboles, y tienen un lento metabolismo. A pesar de que algunas especies pueden llegar a medir hasta 70 centímetros de largo y a pesar unos nueve kilogramos, no siempre fue así.
Hace miles de años existieron unos perezosos, del género Megatherium, que eran terrestres. No podían habitar los árboles debido a su gran tamaño, similar al de un elefante asiático (Elephas maximus) macho, y a su peso que podía alcanzar los 3.600 kilogramos. “Parecían osos pardos, pero cinco veces más grandes”, dijo Rachel Narducci, la directora de la colección de paleontología de vertebrados del Museo de Historia Natural de Florida (Estados Unidos), a través de un comunicado.
Narducci fue parte de un grupo internacional de científicos que se propuso investigar de qué manera y por qué razón se extinguieron estos perezosos gigantes hace aproximadamente 15.000 años. Los investigadores analizaron el ADN de 49 linajes distintos de estos antiguos animales y compararon más de 400 fósiles de 17 museos de historia natural. De esa manera, reconstruyeron un árbol genealógico de los perezosos, que se originaron hace más de 35 millones de años, durante el Eoceno Tardío.
Por milenios, dice el artículo publicado en la revista Science, la familia de los perezosos se diversificó en más de 100 géneros diferentes, con especies de distintos tamaños. Por esa razón, los científicos examinaron datos de su hábitat, dietas, cambios en la temperatura global y la presión de los depredadores. El equipo dedujo que el factor más importante en cuánto a la variedad de tamaños de los perezosos es si vivieron en los árboles o en la tierra.
“El análisis revela que, a lo largo de millones de años de evolución y diversificación de los perezosos, los diferentes linajes se hicieron más grandes o más pequeños según un patrón recurrente: la preferencia de hábitat. (...) Algunos habitaban principalmente bosques tropicales, mientras que otros vivían en praderas abiertas”, se lee en el portal de noticias de Science.
Durante miles de años y con los cambios en el clima, los bosques aumentaban o disminuían, por lo que los perezosos se tuvieron que adaptar. Poco a poco, los individuos que se habituaron a los árboles fueron más pequeños, mientras que los terrestres crecieron. “Muchos otros grupos de animales se enfrentan a las mismas presiones, pero no presentan diferencias tan pronunciadas en el tamaño corporal”, explica Narducci.
Pero, ¿qué fue lo que llevó a los perezosos gigantes a la extinción? La investigación señala que, más allá de la preferencia de hábitat o el cambio climático, los principales responsables de su desaparición habrían sido los humanos, debido a que probablemente los cazaban o destruían sus ecosistemas. Algunos estudios han apoyado la idea de que la expansión humana en América durante el Pleistoceno Tardío llevó a la extinción de otros grandes animales, como los mamuts. “Los géneros grandes, que vivían en las praderas abiertas, eran presas más fáciles”, afirma Narducci.
Aunque todavía se requieren más estudios para corroborar esta hipótesis, ya hay unos cuantos hallazgos que la respaldan. A inicios de los 2000, por ejemplo, en la región pampeana de Argentina, se encontraron huesos gigantes de perezosos que tenían marcas de herramientas de piedra, en las costillas. Muchos años después, un grupo de investigadores publicó otro artículo en Science, en el que plantea que eso es “evidencia definitiva” de que los humanos cazaban y cortaban en pedazos a la especie Megatherium americanum.
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