
Es una tarde calurosa de noviembre de 2024. Los hermanos Andrés y Rubén Vanegas descansan en un par de sillas frente a su casa, bajo un pequeño techo que los protege del sol de más 30 grados en La Victoria (Huila). A pocos pasos se alza el pórtico de su museo: una gran construcción que levantaron con sus propias manos. Hoy es el hogar de cientos de fósiles que los hermanos han colectado desde que eran niños correteando detrás de los científicos que llegaban a La Tatacoa. Ahora se ponen batas blancas, hablan en términos técnicos que a...
