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En la última semana, se han publicado en varios medios de comunicación artículos con titulares como “Científicos descubren un alimento capaz de regenerar las neuronas y fortalecer la memoria” o “El hongo que puede ayudar al crecimiento de las neuronas y a mejorar la memoria, según un estudio”.
Hacen referencia a una investigación que estudió las propiedades del melena de león (Hericium erinaceus), un hongo comestible y que se ha utilizado durante años como medicina tradicional en Asia y Oceanía. Aseguran, además, que estas propiedades lo convierten en un potencial fármaco para tratar enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer.
Sin embargo, hay varias imprecisiones en la información que ha circulado sobre esta investigación. Lo primero que hay que decir es que no se trata de una publicación científica reciente, sino de enero de 2023, y que se ha vuelto a replicar como un “descubrimiento reciente”, aunque no lo es.
El segundo punto, y quizá el más importante, es que se trata de un estudio preclínico realizado en ratones bajo condiciones controladas en laboratorio, y no en personas. Esto es clave porque los efectos observados por los científicos están limitados a esas condiciones controladas que crearon en el laboratorio y no hay evidencia que respalde que esos efectos se sostendrían en humanos y fuera del laboratorio.
También hay varios detalles relevantes dentro del estudio. Aunque el hongo melena de león se ha incluido en varias investigaciones, los compuestos con propiedades visibles en las células del cerebro de ratones son derivados del hongo, y no el hongo en sí.
Los científicos dedican una gran parte de su artículo a explicar cuáles son esos extractos del hongo y con qué otros compuestos químicos los mezclaron en el laboratorio para obtener los derivados que estudiarían. El extracto de etanol, para una de las pruebas, se fraccionó n-butanol; para otra, se utilizó diclorometano para lograr ese fraccionamiento. En total, fueron seis tipos de extracto.
Además, varias de las pruebas adelantadas por los científicos se hicieron con cultivos de células cerebrales de los ratones, y no directamente en estos. En los resultados, los científicos encontraron que algunos de estos extractos, bajo las condiciones controladas, tenían un efecto “neurotrófico”.
Es decir, encontraron que los extractos tendrían el potencial de generar una mayor actividad en el tamaño y cantidad de neuritas, componentes claves en las conexiones neuronales. Estas propiedades también han sido estudiadas por otros científicos.
Sin embargo, este potencial, como reconocen los autores del estudio, tienen varias limitaciones que requerirían de más estudios para comprobar las hipótesis que ellos plantean, como que los extractos mejorarían la memoria.
Para pensar en desarrollos pensados en humanos, habría que desarrollar estudios preclínicos pensados en su aplicabilidad en personas, para luego realizar estudios clínicos que evalúen su efectividad y seguridad para usarse. En 2024, por ejemplo, un estudio lo evaluó como suplemento alimentario, encontrando que podría ser seguro, pero siguen reconociendo la necesidad de hacer más estudios.
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