Aun con varias falencias que urgen corregir, Bogotá es un ejemplo a seguir en el tema de atención de animales maltratados: la constitución de un instituto dedicado íntegramente a esta misionalidad; la creciente empatía y solidaridad con el dolor y el sufrimiento de los animales, así como el aumento de las denuncias ciudadanas y de redes de cuidado ciudadanas, por fuera de la institucionalidad, son un bálsamo que augura mejores días para cientos de especies víctimas de la crueldad, el olvido y la impunidad.
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