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En una época donde la vida activa se vuelve una aspiración cotidiana, muchos se preguntan si es necesario tener un par de zapatos diferentes para cada actividad física. Entre las dudas más frecuentes está la siguiente: ¿los tenis de running sirven para caminar? Aunque ambas actividades pueden parecer similares, la respuesta, según un experto y un estudio, va más allá de una simple afirmación.
La primera aclaración que hace el Álvaro Estrada, fisioterapeuta deportivo y especialista en biomecánica del movimiento humano de Running Colombia, es sobre la diferencia entre caminar y correr, dos actividades que, aunque utilizan el mismo sistema locomotor, no lo hacen de la misma manera. “Cuando caminamos, siempre hay un pie en o con el suelo. En cambio, al correr, hay momentos donde ambos pies están en el aire. Esa diferencia, aunque parezca sutil, genera impactos radicales en la forma en que el cuerpo absorbe la energía”, afirma Estrada.
Además, explica que al caminar el cuerpo aplica una fuerza más controlada y continua, mientras que al correr los impactos son mucho más intensos. “El impacto al correr puede ser hasta tres veces el peso corporal del individuo. Esto obliga a los tenis de running a estar diseñados para absorber mucho más choque. Por eso tienen una entresuela más gruesa y materiales que disipan mejor la energía”, sostiene.
Entonces, ¿eso significa que los tenis de running no sirven para caminar? Estrada responde que “sí sirven, pero con matices. No es que estén contraindicados. Simplemente, puede que no sean lo más eficiente ni lo más cómodo a largo plazo si solo vas a caminar”.
Para Estrada, una de las principales confusiones del consumidor es pensar que todos los tenis deportivos son iguales. “Cada par tiene una razón de ser. El tenis de running está diseñado para moverse en línea recta a una velocidad determinada. En cambio, un zapato para caminar puede tener un diseño más flexible en la suela, una caída del talón al antepié menor, y una estructura más ligera”, asegura.
En otras palabras, caminar con tenis de running no representa un peligro, pero puede ser una elección subóptima si se trata de largos recorridos o si la caminata es diaria y prolongada. “Si te vas a ir de viaje y planeas recorrer 10 km caminando cada día, es mejor invertir en un par de zapatos pensados para eso. El running te puede proteger, pero no está afinado para ese tipo de uso”, agrega Estrada.
Otro punto que resalta el experto es que los tenis de running suelen tener un mayor “drop” (la diferencia de altura entre el talón y la punta del pie), lo cual altera ligeramente la biomecánica natural de la marcha. “Un drop elevado está pensado para proteger al corredor de lesiones como la fascitis plantar o el síndrome de estrés tibial. Sin embargo, al caminar, ese mismo diseño puede alterar la postura si se usa durante muchas horas seguidas”, argumenta.
¿Qué dice la ciencia?
Un estudio publicado por la American Academy of Podiatric Sports Medicine en 2022 comparó los efectos del uso prolongado de tenis de running frente a calzado especializado para caminar, en un grupo de 90 personas divididas en dos cohortes. El estudio, titulado “Impact of Footwear Type on Walking Efficiency and Lower Limb Fatigue”, fue realizado por un equipo de investigación de la Universidad de Pittsburgh, y sus conclusiones son reveladoras.
Los participantes caminaron una media de 5 km diarios durante 30 días. A uno de los grupos se le asignaron tenis de running neutros (marca y modelo estándar) y al otro grupo calzado específico para caminar. Ambos grupos fueron evaluados en términos de fatiga muscular, eficiencia del paso, aparición de dolor en articulaciones y percepción subjetiva de comodidad.
Los resultados arrojaron datos interesantes:
• El grupo que utilizó calzado de caminar reportó menor fatiga al final del día en un 27% más que el grupo que usó tenis de running.
• Las pruebas de electromiografía mostraron que los músculos del pie y pantorrilla se activaban de forma más equilibrada con los zapatos de caminar.
• El grupo con calzado de caminar también tuvo mejor alineación del tobillo y la rodilla, según los registros en plataformas de presión plantar.
• Curiosamente, la percepción de comodidad inicial fue mayor en los tenis de running, pero después de 20 días, los participantes reportaron una leve preferencia por los zapatos de caminar.
La conclusión del estudio fue que aunque los tenis de running pueden ser utilizados para caminar sin consecuencias graves, “los beneficios biomecánicos y de eficiencia energética son superiores cuando se usa calzado diseñado específicamente para caminar”.
¿Y qué pasa con las personas mayores o con sobrepeso?
Según el fisioterapeuta, el tipo de calzado puede tener un impacto aún mayor en poblaciones vulnerables. “Una persona mayor o alguien con sobrepeso necesita un calzado que le brinde soporte, pero también estabilidad. Los tenis de running, por ser tan acolchados y a veces inestables en el talón, pueden generar pequeños desequilibrios que aumentan el riesgo de tropiezos”, comenta.
Recomienda en estos casos elegir zapatos con una base más ancha, soporte en el arco medio y materiales firmes. “He visto pacientes con dolores persistentes de rodilla que mejoran solo al cambiar su tipo de zapato. Y muchos usaban tenis de running creyendo que estaban eligiendo lo mejor”, asegura.
¿En qué casos sí conviene usar tenis de running para caminar?
Pese a todo lo anterior, Estrada reconoce que hay situaciones en las que los tenis de running pueden ser una buena opción para caminar. “Si solo caminas ocasionalmente, en superficies suaves, o si necesitas un calzado con buena amortiguación porque tienes problemas articulares, los tenis de running pueden ser útiles. Especialmente los de tipo neutral, sin tanta estructura ni control de movimiento”, afirma.
Además, señala que muchos zapatos para correr modernos tienen un diseño híbrido que los hace aptos para actividades mixtas. “Modelos como los Nike React Infinity, Brooks Ghost o Asics Gel-Nimbus pueden ser usados por caminantes sin mayores inconvenientes, siempre que no se abuse de ellos como si fueran zapatos de diario”.
Para quienes caminan como forma principal de ejercicio, la recomendación es clara: elegir calzado diseñado específicamente para esa función. “Un zapato de caminar debe ser flexible en la punta, tener un soporte firme en el mediopié, un drop bajo (menos de 6 mm idealmente), y una suela que facilite el paso natural”, concluye Estrada.
Y agrega una advertencia final: “no existe un calzado perfecto para todo. Lo importante es identificar el uso que le vas a dar. Si vas a correr, compra tenis para correr. Si vas a caminar todos los días, compra calzado para caminar. Y si solo haces un poco de ambos, busca un modelo híbrido y escucha a tu cuerpo”.
