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A los 36 años, Eduardo Acevedo no tenía ni un par de tenis para correr. Fumador activo, salía a beber con amigos tres veces por semana y su vida distaba mucho de parecerse a la de un atleta. El running era un mundo ajeno, pero a los 37, algo cambió. En un año, el fotógrafo pasó de encender cigarrillos a cruzar metas épicas y se convirtió en el primer colombiano en correr las seis World Marathon Majors, la carreras más importantes del mundo en una sola temporada.
Las 6 World Marathon Majors son: Tokio, Boston, Londres, Berlín, Chicago y Nueva York. No solo se trata de las maratones con mayor prestigio internacional, sino también de eventos que exigen un nivel físico, logístico y mental altísimo. Correrlas todas en un año es un reto que muy pocos en el mundo logran completar. Acevedo no solo lo logró, sino que le permitió cambiar excesos por metas, kilómetros y medallas.
El Espectador habló con Eduardo Acevedo, quien cuenta los motivos que lo llevaron a dar el primer paso (literalmente) y sobre lo que significa, no solo para él, sino para miles de colombianos, demostrar que sí se puede reinventar la vida… un kilómetro a la vez.
https://www.instagram.com/p/C6B3NWyMViR/?igsh=MThiNzd2ZW4xajE2Zw==
¿Cómo comenzó el proyecto de correr las seis maratones más importantes del mundo?
El año pasado fue un año muy loco, porque todo este proyecto empezó más o menos en noviembre de 2023. Fue una iniciativa impulsada por la marca Pedialyte, de la mano de un club de running que se llama TNC. Este club se ha ido posicionando, organizan carreras de atletismo, triatlón, y se han vuelto muy activos en el mundo del deporte. Pedialyte, junto con TNC, vieron que en 2022 un corredor estadounidense había logrado completar el circuito de las Six Majors —las seis maratones más importantes del mundo— y dijeron: “Oiga, queremos que un colombiano también logre ese reto”. Soy triatleta aficionado desde hace más o menos diez años. De hecho, ya había corrido Boston y un par de maratones en Miami. Con ese perfil, terminé siendo uno de los candidatos. En noviembre me hicieron la propuesta. Claro, eso implicaba dejar un poco de lado el triatlón y enfocarme en el running de tiempo completo.
¿Y cómo manejó ese cambio en su rutina, teniendo en cuenta sus otras actividades?
Fue un cambio importante, pero yo no soy un atleta profesional. Soy fotógrafo, y trabajo en eso 24/7. No era que pudiera dedicarme exclusivamente al deporte. A pesar de eso, ¿cómo iba a decir que no ante una oportunidad tan increíble? Así fue como empezó la aventura.
Hablemos sobre la experiencia de correr todas esas maratones...
Las tres primeras —Tokio, Boston y Londres— me salieron muy bien. Logré unos tiempos bastante buenos para un corredor amateur como yo. Pero luego, justo después de correr la media maratón de Bogotá, sufrí una lesión bastante seria, se fracturó el sacro. En un primer momento, los médicos fueron muy claros: me dijeron que tenía que retirarme, que el reto se había acabado ahí. Pero yo no quise tirar la toalla. Me faltaban cinco semanas para la maratón de Berlín, que era la siguiente en el calendario. En ese tiempo me dediqué con toda la disciplina del mundo a hacer fortalecimiento, fisioterapia, y mucha bicicleta para mantener el estado físico sin agravar la lesión.
¿Cómo fue el proceso para cambiar de hábitos y convertirse en el corredor de seis carreras?
Empecé a hacer triatlón hace ya diez años, cuando tenía 28. Antes de eso, mi vida no tenía nada que ver con el deporte, por lo menos desde la adolescencia. Tenía un ambiente más bohemio, de fiestas, de trasnochos, y, en mi caso, fumar era parte del día a día. Fumaba desde los 15 años, y bebía con frecuencia. Fue en 2015 cuando, por la invitación de un amigo, empecé a correr. No fue algo planeado, simplemente me animé. Después empecé a montar bicicleta y ahí descubrí algo muy importante: tal vez no tenía un “talento” nato, pero sí tenía un buen motor. Mi cuerpo respondía bien al esfuerzo, al entrenamiento, a la resistencia. Y, además, comencé a disfrutarlo.
En ese punto, me enfrenté a una decisión importante: si quería seguir por el camino del alto rendimiento, tenía que hacer sacrificios reales. Había que dejar atrás muchas cosas como la la fiesta, el trago y los hábitos poco saludables… Fue un proceso de transformación completo.
Descubrir esto a los 28 años fue, sin duda, un cambio de vida. Siempre digo que fue lo mejor que me pudo pasar. Al principio fue duro, pero una vez le cogí el gusto a correr, a entrenar, a sentirme bien, todo fue distinto. Hoy en día, sin duda, puedo decir que fue una decisión acertada y absolutamente positiva.
¿es decir que el running le cambió la vida?
Sí, totalmente. El running me cambió la vida por completo. Recuerdo muy bien que la primera media maratón que hice fue en 2012, y la verdad, la odié. Fue una experiencia durísima. No es agradable al comienzo. Esa carrera fue la Media Maratón de Bogotá. La terminé como pude y, apenas crucé la meta, me dije a mí mismo: “Nunca más vuelvo a correr”. Así de mal me sentí.
Pero, curiosamente, tres años después fue cuando tomé la decisión de hacer un cambio real en mi vida. Fue ahí, en 2015, cuando empecé a correr de nuevo, ya con otra mentalidad. Me di cuenta de que me estaba trayendo cosas muy buenas: bienestar físico, claridad mental y estructura en mi vida diaria. Y no se trató solo de completar las Six Majors, sino también de todo lo que vino con ese proceso. He tenido la oportunidad de conocer muchos lugares del mundo, justamente por estar buscando carreras, inscribiéndome en medias maratones, en maratones completas, en triatlones.
¿Qué fue lo más difícil de correr las Six Majors?
Hubo dos momentos especialmente duros en ese camino. La primera gran dificultad fue correr las maratones de Boston y Londres con tan solo seis días de diferencia entre una y otra. Boston se corre un lunes, y luego hay que viajar directamente a Europa, específicamente a Inglaterra, para correr Londres el domingo siguiente.
Eso no es solo correr dos maratones en menos de una semana, que ya de por sí es un reto físico enorme, sino que además implica atravesar el Atlántico, cambiar de huso horario, adaptarse al nuevo clima y lidiar con el desgaste acumulado de una carrera tan exigente como lo es Boston. El cuerpo no tiene tiempo suficiente para recuperarse por completo, y mentalmente también es un desafío muy fuerte.
La segunda parte más difícil fue Berlín. Esa carrera la corrí estando lesionado y, además, sin entrenamiento previo. Llegué a esa maratón en una condición nada ideal: con el cuerpo resentido, sin haber podido preparar como se debe una competencia de ese nivel. Fue una prueba de resistencia absoluta. En este tipo de deportes de larga distancia, la mente juega un papel determinante: diría que representa el 90 % del rendimiento. Cuando uno tiene la cabeza fuerte, puede sacar adelante cosas que en lo físico parecerían imposibles.
¿Qué lo motivaba a usted durante cada carrera?, ¿cómo lograba superar esos obstáculos tan grandes, como correr sin entrenamiento o estando lesionado?
Mi principal motivación era muy clara, no quería perder la oportunidad. Siempre lo digo cuando me preguntan por esto, y lo repito porque es importante entenderlo. Correr las Six Majors en un solo año no fue una cuestión de capacidad física, fue una cuestión de oportunidad. A mí me escogieron porque se dieron las condiciones, coincidieron los momentos, y me convertí en la persona adecuada para representar esa experiencia.
Y, justamente por eso, cada vez que me encontraba con una dificultad, me repetía a mí mismo: ‘Eduardo, esta es una oportunidad única en la vida. No podía darme el lujo de dejarla pasar. No podía permitirme mirar atrás después y pensar en qué hubiera pasado...‘.
Mi motivación era no fallarme. Para mí, eso fue lo que marcó la diferencia: la convicción de que esta experiencia no se iba a repetir y que tenía que aprovecharla al máximo, sin excusas.
https://www.instagram.com/p/DCIFmqPpsiz/?img_index=1&igsh=bWExc2EwZWxyYm4y
Con su experiencia, ¿cree que nunca es tarde para empezar a correr?
No, definitivamente nunca es tarde. Además, una de las grandes ventajas del running es que es muy fácil comenzar. No se necesita casi nada: un par de tenis, una pantaloneta y listo, uno sale a correr por la ciclovía o por cualquier parque. En cambio, por ejemplo, nadar no es tan fácil, porque no somos seres acuáticos; y montar bicicleta ya implica tener una bici, cierto equilibrio, y otro tipo de habilidades.
Pero correr es algo que, en principio, todos o casi todos podemos hacer. Por eso insisto tanto en que es más una cuestión de determinación. Es decir, basta con tener la intención y decir: “Quiero hacer un cambio, quiero intentarlo”. Y sí, seguramente al otro día le van a doler las piernas, eso es normal. Pero se toma un medicamento, estira un poco, y al día siguiente vuelve y lo intenta.
¿El deporte más fácil para comenzar es el running?
100 %. A menos de que una persona tenga alguna discapacidad o alguna condición especial, definitivamente correr es el más fácil. Caminas, luego trotas un poquito, y así vas cogiendo la sensación de lo que es correr. Luego vuelves a caminar y arrancas otra vez. Es un proceso muy natural y progresivo.
Con la bicicleta es diferente: te puedes caer si no sabes montar bien, hay que tener cuidado con los carros, buscar rutas adecuadas para entrenar y, por supuesto, necesitas una bicicleta. Y la natación, ni hablar, ya es muchísimo más compleja. Necesitas una piscina, saber nadar bien, técnica… Es otro nivel.
Para las personas que quieran comenzar en el running, ¿qué consejos les daría?
Dos cosas. La primera es que, afortunadamente, la tecnología ha avanzado muchísimo, especialmente en lo que tiene que ver con el calzado.
Hoy en día existen herramientas que te permiten encontrar unos tenis adecuados que te van a evitar lesiones, dolores en las piernas al otro día y molestias en las rodillas… En general, hacen que la experiencia sea mucho más amable y positiva.
La segunda recomendación es que, una vez uno haya probado y sepa que le gusta correr, busque asesoría profesional. Siempre es bueno contar con un entrenador, alguien que te diga cómo hacer las cosas y que te guíe un poco.
Ahora que el running está tan de moda, mucha gente quiere saltar de una: “Ya corrí 10 km, mañana me inscribo a una maratón”… y eso está mal. El cuerpo necesita adaptarse durante muchos años para evitar lesiones.
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