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Huella carbono de la guerra Israel-Hámas superaría emisiones anuales de cientos de países

Una nueva investigación revela que los 15 meses de guerra en la Franja de Gaza han significado un intento aumento de emisiones de gases de efecto invernadero en esta región del mundo. Más del 50 % de estas emisiones fueron generadas por el ejército de Israel.

30 de mayo de 2025 - 05:36 p. m.
Una columna de humo estalla durante el bombardeo israelí sobre Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, el 11 de febrero de 2024.
Una columna de humo estalla durante el bombardeo israelí sobre Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, el 11 de febrero de 2024.
Foto: AFP - SAID KHATIB
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Mientras continúan las negociaciones para lograr terminar el conflicto entre Israel y Hamás que se registra en la Franja de Gaza, un nuevo estudio revela el impacto ambiental que han tenido los 15 meses de actividades bélicas directas en esta zona el oriente próximo.

“Uno de los aspectos de esta guerra, y en realidad de cualquier guerra, es el menos discutido impacto climático inmediato y a largo plazo, incluidas las intensas emisiones de gases de efecto invernadero y a largo plazo, incluidas las asociadas al uso de material de combate, la degradación de los recursos y la destrucción de edificios e infraestructura”, indican los autores del estudio publicado por la Red de Investigación en Ciencias Sociales y que contó con la realización de científicos varias universidades de Europa, Estados Unidos y África.

Los investigadores encontraron que las emisiones anuales asociadas por las actividades de guerra en Gaza fueron superiores que las de 36 países en el mundo. Además, la huella de carbono de los primeros 15 meses de la guerra de Israel contra Gaza será mayor que las emisiones anuales de calentamiento del planeta de un centenar de países.

Para llegar a estos datos, los investigadores tuvieron en cuenta tres instancias particulares de este conflicto en el Oriente Medio: el primero fue los casi 15 meses de guerra (entre octubre de 2023 y enero de 2025), las actividades de construcción y fortificación y las emisiones futuras para la reconstrucción de la franja de gaza.

En estas líneas, la investigación encontró que, a largo plazo, la destrucción y futura reconstrucción de Gaza podría superar los 32 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono (tCO2e). Los investigadores puntualizan que esta cifra es superior a las emisiones anuales de 102 países del mundo.

Uno de aspectos que destaca el estudio es que las emisiones de GEI no han sido equitativa entre las partes involucradas en el conflicto. Si bien el uso de combustibles y de cohetes de Hamás representaron, según el estudio, 3.000 toneladas de CO2e, esto corresponde a solo 0,2 % de las emisiones directas del conflicto.

En contraste, las actividades militares del ejército de Israel, como el suministro y uso de armas, tanques y otros equipos de guerra, representaron más de la mitad. Además de esto, los investigadores apuntan a que cerca del 30 % de los gases de efectos invernadero producidos en este periodo de conflicto viene la entrega por parte de Estados Unidos de más de 50.000 toneladas de armas y otro tipo de materiales militares.

¿Cómo logran los autores del estudio llegar a estas mediciones? La investigación utilizó una metodología conocida como Scope 3+ que busca estimar las emisiones de guerra que no son tenidas en cuenta por monitoreos convencionales. Esta medición incluye actividades como el funcionamiento de bases militares, uso de munición, energía comprada a otras fuentes de generación, construcciones, transporte militar, manejo de residuos, entrega de ayuda, incendios forestales, degradación del suelo, desvió de vuelos civiles, entre otros.

Para obtener estos datos se accedió a fuentes de datos abiertos, datos de medios de comunicación, de organizaciones de la ONU o asociaciones independientes que le hacen seguimiento a la situación en el terreno. Los autores advierten que los costos ambientales serían más altos, pero la dificultad para acceder a información limitó el estudio.

“Estos cálculos apuntan a la urgente necesidad de aumentar la visibilidad y la notificación obligatoria de las emisiones militares, tanto en tiempos de guerra como de paz, a través de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático”, concluyen los autores del estudio.

Por su parte, los autores alertan que la guerra ha afectado la contaminación asociada a la energía eléctrica, pues, antes del conflicto, el 25% de la electricidad de Gaza se generaba mediante es fotovoltaicos, “lo que representa uno de los porcentajes más altos del mundo”. Ahora, según los investigadores, la mayoría de estas granjas solares se encuentran destruidas.

A través de este enlace puede leer el reporte completo.

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