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La rana toro, la tilapia negra, el hipopótamo y el retamo liso o el espinoso parecieran no tener mucho en común. La primera es un anfibio que puede medir 20 centímetros, la segunda un pez que fácilmente se puede conseguir en almacenes de cadena, el tercero un gran mamífero semiacuático, y las dos últimas, plantas conocidas por sus flores amarillas. Sin embargo, estas y otras 21 especies comparten algo: han sido declaradas como exóticas invasoras en Colombia.
Eso significa que ninguna de ellas es originaria del país, sino que fueron introducidas y se han establecido y propagado en el territorio nacional con consecuencias graves para los ecosistemas y las especies nativas. A estas 26, declaradas por el Ministerio de Ambiente, se suman otras 1.097 que, aunque no han sido declaradas, cumplen con las características para ser exóticas invasoras, como el caso del famoso pez basa, que llegó a Colombia hace más de 10 años proveniente del sur de Asia y que puede afectar a cerca de 234 especies nativas con su presencia.
Esta no es una situación exclusiva de Colombia. A nivel mundial, la introducción de especies invasoras es uno de los cinco principales motores de pérdida de biodiversidad. Por esto, una de las metas que se trazaron los países en el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal es eliminar, minimizar o reducir las especies exóticas invasoras, o mitigar su impacto en la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas, en al menos 50 % para 2030.
“La posibilidad de controlar las especies invasoras para 2030 es mínima, porque una vez invaden es muy difícil controlarlas. Pero sí hay que dejar de introducir especies. Somos uno de los países más biodiversos del planeta, pero en vez de aprovechar esto, se nos ocurre traer especies de otros lados”, menciona Thomas Walschburger, biólogo y científico senior de The Nature Conservancy (TNC Colombia).
En esto coincide un grupo de 86 expertos del IPBES, una plataforma científica encargada de generar información sobre la biodiversidad en el mundo, que hizo una evaluación sobre las especies exóticas. En su informe publicado el año pasado mencionan que, aunque no se introduzcan más especies, las poblaciones actuales seguirán propagándose por todos los ecosistemas, agravando sus consecuencias.
“Hasta la fecha, la capacidad de respuesta a las invasiones biológicas ha variado mucho de una región a otra: casi la mitad de los países (45 %) no invierte en la gestión de las especies exóticas invasoras”, menciona el informe. Esto tiene varios motivos: las distintas percepciones de la importancia y la urgencia de la amenaza de estas especies, la falta de concienciación sobre la necesidad de una respuesta colectiva y coordinada, y la falta de información.
Por esto, una de las maneras de hacerle frente a esta problemática, según el IPBES, es definiendo estrategias y planes a nivel nacional que impulsen la coordinación entre los instrumentos normativos nacionales, incluidos los que regulan el comercio en línea; y la creación de políticas adecuadas que, entre otras cosas, brinde a los datos y la información disponibles.
